miércoles, junio 05, 2024

El Chino Del Río y Rafa García

 


EL CHINO DEL RÍO Y RAFA GARCÍA


“¡Pared mal tarrajeada!”, fue la respuesta del Chino Del Río al insulto de Rafa García. Sucedió en el aula del cuarto año de primaria en la Escuela 3151 del barrio San Isidro de Chimbote. El año era 1971. Antes, Rafa había llamado “Chino caramelo” a Del Río. Ante el cruce de agravios, ambos se molestaron y “la chocaron para la salida”.

Desde la hora del recreo en que ocurrió el incidente, había un sentimiento de inquietud entre los alumnos. Yo, por lo menos, nunca antes los había visto trompearse. Ninguno de los dos era un caído del palto, y gozaban de respeto entre los compañeros de estudios. Ambos tenían once años de edad y eran de la misma altura. El Chino era más fornido y Rafa un poco más esbelto.


En aquellos tiempos se estudiaba en doble turno, mañana y tarde. Y lo que aquí cuento ocurrió en la tarde. Cuando sonó el silbato de salida, unos veinticinco alumnos dejamos la escuela ubicada en la esquina de la avenida Aviación con el jirón Huáscar, cruzamos la pista y elegimos para la bronca el área descampada que había donde antes estuvo ubicada la iglesia San Francisco de Asís destruida por el terremoto del año anterior, y que había sido remplazada por una construcción transitoria frente a las oficinas de la parroquia. En aquel espacio libre los estudiantes formamos una ronda, y en el centro el Chino y Rafa se cuadraron frente a frente.

Las peleas a puño limpio entre los estudiantes no eran ninguna novedad. Sucedían de tiempo en tiempo. Formaban parte de la cultura popular de los barrios. Obedecían a códigos de honor que no se podían violar. Tenían reglas que los contrincantes debían respetar. Yo mismo me había trompeado varias veces con el Curro Cano, tanto en la escuela como en la calle, pero la contienda de aquel día entre el Chino y Rafa fue la de más recordación de todos mis años en la primaria. 


Cuando en 1973 empezamos la secundaria, seguí viendo al Chino Del Río en el colegio San Pedro, aunque no tuvimos la misma amistad cercana de la primaria. Con los años me enteré que en la Universidad de Ingeniería había destacado en matemáticas de una manera que no había mostrado antes. Por su parte, Rafa fue al Politécnico y después se graduó como contador por la Universidad San Martín de Porres. Con él nos veíamos tanto en la escuelita primaria como en nuestras casas, pues en mi hogar teníamos un negocio de distribución de cerveza y gaseosas, y los padres de Rafa tenían una bodega. Él venía a hacer los pedidos y mis hermanos y yo le llevábamos la orden. Además, cada tarde lo veía pasar frente a mi casa manejando un triciclo, iba a la panadería  de su abuelo, don Andrés Vásquez Mendoza, en la cuadra nueve de Aviación, a recoger el pan para su tienda.


Hace tres lustros viajé al Perú, y estando en Chimbote quise visitar al Chino Del Río. Fui a su casa ubicada en la zona B de la urbanización 21 de Abril, en una esquina frente al jirón Balta, a siete pasajes del domicilio de Rafa. Al tocar la puerta, un familiar me atendió. Y ante mi pregunta, me respondió que mi amigo había fallecido unos años atrás. Traté de despedirme con naturalidad, y luego de unos pasos lloré su muerte. El Chino nos dejó el 22 de noviembre del 2006, a los 47 años de edad.

Lo recuerdo con claridad. Calzaba unos botines color marrón que eran temidos en el salón de clase, y con los que una vez me dio una patada en la canilla. Tenía una caligrafía preciosista y siempre llevaba en el bolsillo del pecho tres bolígrafos: negro, azul y rojo. Por lo general usaba la camisa fuera del pantalón. Poseía un gran talento para contar historias de misterio y terror, e igual picardía para poner chapas a medio mundo. Un día de 1970 corrigió al teacher Clinton diciéndole: “Profesor, no se dice, ¿ya acabó todo el mundo? se dice, ¿ya acabaron todos los alumnos?”.

La última vez que vi a Rafa fue el 8 de agosto del 2015. Fue en mi casa. Yo había viajado al Perú, y mi amiga Katty Sandoval organizó un rencuentro de mi promoción de primaria egresada en 1972, y Rafa se hizo presente. No lo había visto desde fines de los ochenta, en que, de vez en cuando iba a su casa. Ahí funcionaba “La Musiquita”, un bar popular donde a la clientela se le ofrecía una excelente colección de canciones para todos los gustos. La noche de la reunión en mi casa, Rafa hizo gala de una faceta que yo no le conocía, había adquirido con el tiempo el don de la conversación. A lo largo de la noche nos entretuvo con historias interesantes y ocurrencias graciosas hasta la hora de la despedida.


Varios de los estudiantes que formaron conmigo el ruedo durante la pelea de 1971, fueron dejando este mundo con el paso de los años. Dionisio Ledesma Cerna, aquel muchacho inteligente que por las noches vendía cachangas con dulce en el cine San Isidro, mientras yo, a su lado, lustraba zapatos o vendía comics, falleció el 19 de abril del 2023. Rigoberto “Papi” Oncoy Palma, el niño de seis años de edad que en el examen final de la clase de Transición escribió en la pizarra “La señolita es buena”; la profesora Evita no sabía si aprobarlo o desaprobarlo, y llamó al director para que decidiera. “Aprobado” resolvió el señor González, explicando que el alumno hablaba así, y esa era su manera de escribir “señorita”; Papi murió el 29 de mayo del 2021. También estuvo en el ruedo Reynaldo Cruz Reyes, aquel entrañable amigo de la infancia que un día de 1972 se acercó a mi carpeta y me dijo: “Eduardo, en quinto grado hay una chica que me gusta, se llama Mérida”. A él nos lo arrebató el covid el año 2021.


Entre julio y agosto del pasado año 2023 estuve en Chimbote, y uno de esos días fui a visitar a mi amigo Willy Martínez Loyola a su hogar en la avenida Buenos Aires, a cinco casas del recordado bar Huandoy. Al final de la charla, me dijo: “Rafa está enfermo, anda a verlo”. Y así lo hice. Me despedí de Willy y caminé a la manzana 13 de la zona B de 21 de Abril. Llegué al inmueble enrejado donde antes funcionó “La Musiquita”. Toque por varios minutos la puerta, pero nadie abrió, en el interior de la casa ladraba un perro. Yo regresé a New Hampshire, y nueve meses después, al caer la tarde del martes 21 del pasado mes de mayo, Katty Sandoval me envió un mensaje: “Eduardo, falleció tu amigo Rafael García”.


Tras la noticia, pensé en Rafa durante varios días. Y a mi mente llegaron también el Chino Del Río y la pelea de 1971. Me sentí transportado en el tiempo y, como en una película, reviví hechos saltantes de aquel año. El José Gálvez de Chimbote subió a la profesional por primera vez, y los chiquillos de mi generación entrábamos gratis al estadio Vivero Forestal acompañados de un señor. Y vimos jugar a Cubillas, Sotil, Cueto, Chumpitaz, Challe, Cachito Ramírez, Perico León, Gallardo, El Trucha Rojas, Muñante, Patrulla Barbadillo y todos los grandes de la época de oro del fútbol peruano. Hay una canción de 1971 que dice “En música Los Rumbaney…”, y tiene razón. La orquesta de Daniel Cortez Belupú por entonces se escuchaba en todas partes. Ganaba premios, concursos y daba la hora a nivel nacional con éxitos tropicales como El Poncho, A Chimbote, Granizo y Cumbia India. Y nuestro puerto vivió en un estado de fiesta perpetua.


Por aquellos tiempos, en los barrios de Chimbote era un lujo tener un televisor en blanco y negro. Muchos chicos de entonces debimos buscar casas donde ver los grandes eventos deportivos de la época, aunque sea desde la calle a través de la ventana. Así vimos, por ejemplo, “La Pelea del Siglo” entre dos de los más grandes pesos pesados de la historia del boxeo mundial: Muhammad Ali y Joe Frazier. Ocurrió el 8 de marzo de 1971 en el cuadrilátero del Madison Square Garden. El combate duró quince asaltos. “Smoking” Joe venció por decisión unánime y Ali perdió su récord de invicto.

La noche del rencuentro en mi casa, yo le hice recordar a Rafa su pelea de 1971. “El Chino me dio ese día”, me respondió con buen talante. El evento viene a mi mente como un combate largo, que duró posiblemente unos veinticinco minutos. El Chino y Rafa en el centro, una veintena de alumnos en el círculo. La farmacia Virgen de la Puerta de doña Nedda Abanto de Luna hacia la derecha. El templo provisional al frente. La escuelita diagonalmente hacia la espalda. A la izquierda, al otro lado de la doble pista, el nuevo colegio Santa María Reina era construido sobre lo que hasta ese año fue la legendaria Pampa de Fútbol del 21 de Abril.


El Chino y Rafa no giraban como otros peleadores callejeros, ambos se medían frente a frente. De rato en rato se encaraban, golpeaban y volvían a la posición inicial. Rodaron al suelo una o dos veces. Rafa con la camisa bien fajada, el Chino con la camisa suelta. Los dos arremangados. No hablaban, sólo mascullaban palabras inentendibles. El Chino lucía fiero, Rafa elegante. No recuerdo a ninguno sangrar, pero sí que la pelea parecía interminable. Hasta que alguien de la ronda dijo que ya era suficiente. La pelea culminó, no hubo knockout, sino, tal vez, un ajustado resultado por puntos.


Siempre me he sentido cercano a César Segundo “Chino” Del Río Vásquez y Rafael Lino “Rafa” García Vásquez, tanto en la escuela como en mis recuerdos. Aquí dejo estas líneas para la posteridad.


New Hampshire, USA

Junio, 2024


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34 comentarios:

  1. Marco Antonio Arroyo Benites Quién no ha presenciado estás peleas en la escuela, el colegio o la calle. Como siempre Ed, tus historias reviven nuestros recuerdos y experiencias. Siempre con la exactitud de los nombres de los personajes, de los lugares y las fechas. Los cuales nos ponen en contexto enriqueciendo tu relato-historia. Gracias por la lectura amigo escritor... amenazo volver con otro comentario luego de la segunda lectura!5 de junio de 2024, 4:53 p.m.

    Marco Antonio Arroyo Benites
    Quién no ha presenciado estás peleas en la escuela, el colegio o la calle.
    Como siempre Ed, tus historias reviven nuestros recuerdos y experiencias.
    Siempre con la exactitud de los nombres de los personajes, de los lugares y las fechas.
    Los cuales nos ponen en contexto enriqueciendo tu relato-historia.
    Gracias por la lectura amigo escritor... amenazo volver con otro comentario luego de la segunda lectura!

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  2. Bellos recuerdos de tu infancia y la bella amistad que se forjó en la escuela y perduró en el tiempo. Gracias por compartir tus vivencias. Saludos lo mismo a tu esposa y a tu Elsita.

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  3. Percy Robles Guibovich5 de junio de 2024, 5:03 p.m.

    Eduardo ya estás preparando material para el segundo libro. Siempre minucioso en el detalle, nombre, chapa, dirección, vecinos, ocupaciones , amores, duelos.etc. Te reitero mi abrazo Chimbotano de hermano mayor y paisano. Los queremos mucho

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  4. Oscar Jose Malpica Saavedra5 de junio de 2024, 5:05 p.m.

    Bonito recuerdo Eduardo de las amistades del barrio 21de Abril zona B. Un abrazo.

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  5. Lindo relato Eduardo tiempos aquellos que nunca más volverán . felicidades amiguito💪🙏🙏🙏

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    1. Amigo Eduardo alguna vez contaste alguna relato de la loquita Juana que vivía en la recta del centro comunal San Isidro a unas cuantas casas y que tenía varios hijitos y el padre Juanito le apoyaba

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    2. Hola Irma, Juana vivía entre la bodega que quedaba al lado del taller de bicicletas de Pedrito Pinedo, y la sastrería del vecino Vicente Oncoy. Sus padres eran el carnicero Lucho Prieto Gonzales y doña Narcisa Ángeles. Tenía varios hermanos: Cachema, Chantica, Memín, y unas chicas buenamozas (eran más hermanos). En los ‘70, uno de sus galanes era “El Mayta” (Jacinto Rosas Pichat), cantante vernacular de barrio y fiestas patronales.

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    3. Eduardo gracias siempre me preguntaba y que será de la familia de Juana y por yo los recuerdo cuando iban a la parroquia y esos años yo iba a catecismo ,gracias por la información Eduardo bendiciones amigo

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  6. Sofía Alejandrina Torrejón López5 de junio de 2024, 7:37 p.m.

    Excelente 👏

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  7. Vilma Felicita Tito Garcia5 de junio de 2024, 8:03 p.m.

    Como no recordarlo un buen amigo que Dios lo tenga en su santa gloria 🙏🏼

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  8. Excelente, lindo relato, amigo Quevedo, te deseo muchas bendiciones 🙏 y q sigan tus éxitos 🤗🤗

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  9. Estimado hermano Eduardo.
    Tanta capacidad y talento para recordar las historias y recuerdos de tu vida estudiantil.
    Siempre me encanta leerlas, a estas horas de la madrugada...
    Desde Berlín Alemania, muchos saludos y que sigan los éxitos con CONFESIONES A UN ARBOL.

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  10. Segundo Antonio Vásquez Ordoñez6 de junio de 2024, 6:03 a.m.

    Fui vecino del Chino y por nuestra calle las peleas eran TODOS LOS DIAS... Era normal.
    Y también pasamos algunos . momentos por la UNI, porque estudié allí.
    Está historia no la supe, pero vale recordar.
    Saludos estimado.

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  11. Fernando Bazán Blass6 de junio de 2024, 6:06 a.m.

    Saludos Eduardo, continua con tus relatos, quedarán grabados en la historia de Chimbote.

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  12. Gracias Eduardo por tan bello relato.Siempre tuve amistad con "Rafael" ,sus padres y familia.Yo reparaba sus artefactos eléctricos de su casa.Recuerden sus inicios del negocio cuando venía su papá de Rafa y me decía Willy repara mi musiquita para la clientela.Era un tocadiscos de la época de los años 70s.

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  13. Gracias Eduardo por compartir tu historia de lino Rafael García un gran amigo de la juventud del cual tengo muchas anécdotas. DEP querido amigo.

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  14. Reymundo Avalos Benites6 de junio de 2024, 6:12 a.m.

    Excelente relato Eduardo, gracias por compartir hermosa historia del amigo Lino Garcia Vasquez "Rafa". Estudió conmigo en el Politecnico, fue un año suficiente para conocerlo bien. Siempre que me encontraba me decía "promoción". Era una persona alegre, elegante y de noble sentimiento; humilde, servicial y amiguero.
    Nos encontrabamos en la plaza de armas y nos poníamos a charlar largas horas, siempre me invitaba para tomar unos tragos, pero nunca existió la oportunidad de compartir, ya que el muy bien sabía por otras amistades que si me gustaba tomar.
    Tambien le gustaba hablar mucho de política.
    Recuerdo la ultima vez que nos encontramos, el habia enflaquecido, me contó de que había adquirido la diabetes, bueno yo le dije: "Sólo es cuidarse y llevar una vida sana", pero bueno ahora quiero aceptar tú invitación para tomar unos tragos, pense que me diría: No!. Pero fue al contrario, al escuchar que me respondió: "A dónde vamos", yo sonriente y a carcajades le dije: es una broma "Rafa". Me acuerdo que: Sólo atine a decirlo "cuidate promo, ya no estamos para esos desarreglo", más bien yo
    te invito un caldo de habas para que engordes....jajaja y nos sonreímos juntos.
    Me dijo: "Gracias por hacerme reír"
    Aceptó mi invitación y no dirigimos al Progreso , dónde preparán caldo de pata, cabeza de res, cado de gallina y caldo de habas. Fue la ultima vez que le ví a mi promoción. Me embarga la nostalgía que nos abandonará y nuestro amigo Eduardo nos traiga hermosos recuerdos.

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  15. Roxana Capurro Cabero6 de junio de 2024, 6:07 p.m.

    Excelente relato Eduardito me alegra mucho saber de ti de tus narraciones anécdotas historias vividas que Dios te brinde mucha salud para que sigas con esa luz divina abrazos y bendiciones

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  16. EDUARDO, NO HE CONOCIDO A TUS AMIGOS CHINO Y RAFA PERO ME ENCANTA COMO NARRAS LA HISTORIA,, ATRAPANDO SIEMPRE AL LECTOR DESDE LA PRIMERA LINEA,, FELICITACIONES AMIGO,, ME LLEGÓ TU LIBRO, LO ESTOY LEYENDO MUCHAS BENDICIONES

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  17. Tienes una memoria increíble. Lindo relato y que pena que ya no estén vivos los protagonistas . Por nombres no los recuerdo, Pero en las fotos que acompañas si llegué a conocer al 2do. De la foto ( Rafa García) hasta antes de la pandemia me preguntó por "uno de mis hermanos no me dió nombre, solo me dijo yo estudie con tu hermano". Katty Sandoval siempre atenta y mediadora, te dió está última triste noticia del 2023. Un lindo relato, me gustó mucho

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  18. Gracias, Eduardo por el relato de mi hermanito Rafael QEPD ❤️ 🙏 te envio un gran abrazo amigo, Dios te cuide eternamente.

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  19. Hermoso relato hermano Eduardo, no sólo por la historia tan bonita que cuentas, sino también por toda la información minuciosa que incluyes en tu escrito. Para nosotros es bonito leerlo, pero para ti es bastante trabajo reunir la información para tus relatos. Felicitaciones.

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  20. Gladys Vercelli Baltazar7 de junio de 2024, 5:36 p.m.

    Buen relato
    ¡Felicitaciones!

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  21. Saludos, amigo Eduardo, felicitaciones por tan impecable prosa en esta tu muy documentada narración, llena de detalles que, sin duda, ha despertado, en muchos de nosotros, evocaciones muy nostálgicas como alegóricas de aquellos maravillosos, felicísimos y singulares años 70s en nuestra ciudad y, específicamente, en las zonas del 21 de abril y San Isidro. Un gran abrazo y bendiciones, que Dios permita que tu numen siga siendo muy fructífero.

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  22. Hola Eduardo, conocí a Rafael, fue un amigo que siempre llegaba por mi casa, por Jaime mi hermano menor, era chévere, muy ocurrente y se ganó la confianza de mi familia. Muy servicial y buen amigo, me enteré de su fallecimiento y lo lamentamos. Amigos así dejan un gran recuerdo. Gracias por contar su historia. Era muy popular por el barrio. ❤️

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  23. Que lindo recuerdo amigo eduardo quevedo. Yo me acuerdo cuando alquilaba la vicicleta ahí en tu casa. Nunca olvidaré de mi chimbote querido.

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  24. EXCELENTE RELATO EDUARDO.

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  25. Marco Antonio Arroyo Benites9 de junio de 2024, 4:28 a.m.

    Leer tu relato es inevitable revivir mis propias aventuras:
    También me tocó chocarla para la salida en el tercer año de secundaria en el colegio "San Pedro".
    Si bien recuerdo, al susodicho le decían "Pelón". Había repetido el año y se decía que su papá le cortó el pelo a "coco".
    Como repitente de año se creía canchero y me la chocó, pero para la playa, asuuu.... ¡Yo me asusté! No recuerdo el motivo, lo que sí recuerdo es que no era para tanto, creo que estaba buscando una víctima para lucirse, pues andaba templado de una chica del salón. El tiro le salió por la culata. No sabía que yo en casa practicaba box y lucha libre con mi hermano mayor, ¡imagínate... con el mismísimo Jorge Arroyo !!

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    1. Hey Marco, ese año fue 1975, cuando Perú fue campeón sudamericano en la final de Caracas con gol de Sotil al arquero colombiano Pedro Zape. No sé por qué no estuve en tu pelea con el Pelón, pero fue bastante comentada. Tú estabas en buena forma, además de tus prácticas con Jorge, a la salida del colegio hacíamos ejercicios en el pasamanos de la parroquia Virgen de la Puerta. Ese fue el año de "Pecho grande, pata chica". Podríamos escribir un libro acerca de 1975.

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    2. Marco Antonio Arroyo Benites9 de junio de 2024, 4:37 a.m.

      Eduardo jajaja sí, ese Chaplín me lo puso Sabino.
      Tú y yo estábamos haciendo barras en la iglesia Virgen de la Puerta, él pasó y gritó, "pecho grande pata chica" jajaja...
      Siempre, saliendo del colegio pasábamos por ahí, hacíamos barras casi todos los días.
      Yo también nunca supe porque no estabas a mi lado ese día, porque éramos uña y mugre jajaja.

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    3. Ese fue el año de Inés, Hilda, Pocha y un largo etcétera. Eran integrantes de nuestro grupo en el salón Fernando, el Orejón, Del Castillo y, por supuesto tú y yo.

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  26. Hernan Lino Villanueva15 de junio de 2024, 3:39 a.m.

    Lindo recuerdo amigo Eduardo..y a la vez con mucha pena por el fallecimiento de varios de nuestros amigos de nuestra infancia..un abrazo a la distancia amigo Eduardo

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  27. Felicitaciones por tu hermosa y singular producción literaria , espero leer mas de ello. Gracias por y publicarlo.

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