EL NEGRO Y LA MARÍA
Dibujo (aproximado) del Cementerio Viejo del barrio El Progreso de Chimbote en Junio de 1970 |
¿Cómo se originó esta inusual historia? Empezó temprano por la mañana de un día de junio de 1970. Mi papá había salido de compras y a su regreso decidió “cortar camino” atravesando el Cementerio Viejo del barrio El Progreso. A cada paso observó los destrozos que el sismo trajo consigo a este lugar. La tierra no sólo tembló, sino que también se abrió y mal cerró. Se alteró y desplazó. Y en su movimiento apocalíptico expulsó a la intemperie destartaladas cajas mortuorias, esqueletos, y huesos. El antiguo camposanto, en otras palabras, era un cementerio de huesos desperdigados. Y los perros hacían su agosto en pleno mes de junio.
Chimbote, por esos días, se encontraba en estado de catástrofe a consecuencia del terremoto del 31 de mayo de 1970. Y por razones de sanidad pública, maquinaria pesada se alistaba a nivelar el destruido cementerio. Mientras lo cruzaba, mi papá se fijó en dos cráneos: uno se encontraba en el suelo, aislado del resto de vestigios óseos, y tenía características inequívocas de haber sido de una persona de sexo masculino y edad avanzada. El otro se encontraba cerca de un desvencijado ataúd que contenía el resto de la osamenta, y había pertenecido a una mujer. Mi papá pensó en el destino inexorable que les aguardaba, cuando caterpilllars y bulldozers cumplieran la tarea de aplanar y nivelarlo todo.
Unas horas más tarde, cuando mi padre reapareció de vuelta en su tienda de abarrotes, su semblante lucía exaltado e inquieto. Y había una buena razón para ello: en el interior de la bolsa que sostenía en sus manos se hallaban los dos cráneos que había visto en el cementerio. Eran El Negro y La María.
Mi papá nos contó lo visto en el camposanto. Nos explicó el destino final que pendía sobre los restos. Y nos dijo que quería regresar con dos ayudantes para traer el esqueleto completo de la mujer. ¿Pero para qué Alejandro? Preguntó mi madre. “Mira Elsa, un día cuando tenga plata, haré armar el esqueleto, y mis ocho hijos podrán estudiar anatomía”, respondió. Fue así como mi hermano Fernando, entonces de once años de edad, y yo de nueve, resultamos acompañándolo a la tumba de La María.
El cementerio estaba ubicado a ocho minutos de mi casa. Había iniciado su funcionamiento al amanecer del siglo veinte. Y en su cercanía, medio siglo más tarde surgió el barrio El Progreso. Posteriormente, con el correr de los años devino en el ombligo mismo del barrio. Siempre se le llamó El Panteón, pero cuando en 1956 entró en servicios el actual camposanto Divino Maestro, empezó a ser conocido como El Cementerio Viejo.
Año 1963: Vista aérea parcial de Chimbote
incluye el Cementerio del barrio El Progreso
(FUENTE: Miguel Koo Chía)
|
Desde 1966, la Sociedad de Beneficencia Pública de Chimbote había intentado clausurarlo, demolerlo y erradicarlo, pero sólo una minoría de deudos cumplió con trasladar los restos de sus difuntos al nuevo cementerio. Así que la anunciada clausura se mantuvo en un estado de indefinición hasta el 31 de mayo de 1970, en que el terremoto lo destruyó y zanjó el tema de su demolición.
Tras los ocho minutos de vuelta al Panteón mi papá ubicó el ataúd de La María. Era una caja mortuoria de color oscuro. Destartalada pero entera y la tapa, como se indica al inicio de este relato, estaba rota e incompleta. El ataúd yacía torcido en el suelo de arena, en forma inclinada y diagonal a la que debió ser su posición original. La parte de los pies semienterrada, y la parte opuesta tendida sobre la superficie arenosa. Mi padre recolectó los huesos uno por uno, poniéndolos con cuidado en diversas bolsas. Luego, en silencio emprendimos el camino de regreso a San Isidro, nuestro barrio.
Una vez en casa, la familia en pleno procedió a lavar y hervir los huesos. Mi mamá preparó fogones de leña en el corral, y sobre unos ladrillos asentó las latas donde hirvió el agua. Esta actividad empleó varias horas. Cada minuto transcurrió en un estado de tensión, un tanto más liviano que dramático, como acariciando el filo de una navaja, donde el miedo escarapelaba la espalda, pero se compensaba con la presencia de la familia y las bromas compartidas. Arriba, en el cielo, el sol prodigaba una tarde clara y templada.
Mi papá no tuvo ninguna pretensión científica, sino puramente intuitiva, cuando sentenció que el cráneo más grande había sido de un hombre viejo. Era más macizo, ancho y oscuro que la refinada calavera de La María, y tenía escasos dientes, todos en mal estado al igual que la parte de los maxilares donde se aloja la dentadura. Todo lo hacía más viejo que joven. Desde el primer día lo bautizamos como “El Negro”.
La María tenía sus huesos completos. No le faltaba ni un diente y todos estaban en buen estado. Con razón o sin razón, la tarde en que lavamos los huesos mi papá otorgó partida de nacimiento a una leyenda que con el tiempo se convertiría en verdad para nosotros: La María había sido no sólo joven, sino también bella. Desde entonces y para siempre, se convirtió en una miembro más de la familia.
Desde que El Negro y La María arribaron a mi casa, una retahíla de inexplicables sucesos ocurrieron. Así por ejemplo, un buen día de 1972 en nuestra tienda mi padre tomaba unas cervezas con sus sobrinos Lázaro Quevedo Díaz y Franciles Silva Cachay. Durante la conversación este último se quejó de los ladrones que se metían a las viviendas para robar las cosas. “Eso no pasa aquí, las calaveras nos cuidan”, dijo mi papá. Franciles, entonces, pidió prestada una de ellas, y mi papá aceptó. Aquel día mi primo se marchó contento a su casa con El Negro en una bolsa.
Año 1967: Cementerio Divino Maestro de
Chimbote (FUENTE: José María Arguedas)
|
Setenta y dos horas más tarde Franciles ya estaba de vuelta. Tenía los pelos de punta y dijo que por tres noches consecutivas su familia no pudo dormir a causa de ruidos extraños, y que sin razón alguna su cama se movía. Muchos años más tarde, su hija Estela contó que aquel día cuando su padre nos devolvió a El Negro, dos veces fue llamado por su nombre en el trayecto, él volvió la mirada y no vio a nadie. Pero dijo también ella que no todo había sido malo durante aquellas setenta y dos horas, pues su hijita Mónica, entonces de año y medio de edad, jugó a más no poder e hizo un montón de travesuras al buen Negro.
Un año antes, en 1971, ocurrió algo que en mi familia llamamos “La Historia de los Cilindros”. Teníamos entonces en nuestro corral un par de cilindros que habían quedado de un proyecto de albañilería. Varias madrugadas mis padres oyeron los cilindros rodar una y otra vez, desde la parte posterior del corral hacia el callejón de acceso a la avenida Aviación. Mi papá se levantaba para ver qué pasaba, pero encontraba todo en su sitio. Mi hermano mayor Roger también hacía lo mismo y tampoco pudo ver nada anormal. Los cilindros rodantes consternaron a mi familia y por unos meses fueron tema de trémulas conversaciones. Hasta que un día llegó de visita un amigo de mi padre que tenía fama de conocer los vericuetos de las almas en pena. Lo primero que preguntó fue lo siguiente: “¿Alejandro, dónde están ubicados los huesos?”.
Cuando los huesos arribaron a mi casa, después de lavarlos mi papá separó los dos cráneos y puso los huesos de La María en dos bolsas de red de pescador, con excepción de los huesitos más chiquitos que fueron colocados en una cajita de cartón. Las bolsas fueron situadas sobre el techo de esteras de la habitación de mis padres, cerca de un pequeño tragaluz. Mi papá pensó que el clima soleado del Chimbote de entonces terminaría por secarlos y desinfectarlos. Los cráneos y la cajita de cartón fueron acomodados en el tablero intermedio que había en el interior de un mostrador verde, en la tienda de abarrotes.
“Alejandro, La María quiere tener su cuerpo junto”, sentenció el amigo tras ser puesto en autos. Y añadió: “Su alma vaga en pena, no descansa en paz debido a que su cuerpo está separado”. Mi padre, siguiendo el consejo bajó del techo los huesos de La María, y en el tablero intermedio del mostrador verde los reunió con la cabeza, los huesitos chiquitos de la cajita de cartón y el cráneo del Negro. Y La María jamás de los jamases volvió a penar.
A partir de entonces se estableció una relación especial entre ella y nosotros. Adquirió status de protectora y bienhechora de la familia. Mi padre fue un católico no practicante, de profundas convicciones sociales, y dueño de una manera rotunda para decir las cosas. Gustaba decir que sólo creía en Cristo, en Víctor Raúl Haya de la Torre, y en su María. Mi madre, por su lado, ha sido y es una católica fervorosa, acorazada en su fe en Dios no desmayó ante las penurias económicas y logró sacar adelante a sus ocho hijos. La María fue una fuente adicional de donde extrajo fuerzas y depositó sus ruegos. Y por siempre mantuvo viva la llama de una vela misionera frente a ella.
Año 1967: Cementerio del barrio San Pedro
de Chimbote (FUENTE: José María Arguedas)
|
El tablero intermedio del mostrador verde, mencionado líneas arriba, era un compartimento o entarimado donde mi mamá mantenía una frazada y una almohada. Ella trabajaba madrugadas completas en su máquina de coser Singer, y por ratos durante el día descansaba en el interior del mostrador mientras llegaban clientes a comprar algo. No dormía en los brazos de Morfeo, sino en los brazos de La María. Yo también reposaba en este lugar, especialmente cuando en la tienda había bebedores de cerveza, pues me gustaba oír sus conversaciones de mayores. El tablero era estrecho pero suficiente. Respetuosamente, empujaba a las calaveras un poquito para hacerle sitio a mi propio cuerpo… Y en realidad se descansaba muy bien.
Mientras tanto, en el terreno del antiguo Panteón luego de su destrucción por el terremoto de 1970 y subsecuente demolición por las autoridades, en 1974 la entonces alcaldesa del Concejo Provincial del Santa, señora Carmela Oviedo de Sarmiento, construyó e inauguró un gran complejo deportivo: seis losas deportivas cercadas con una malla alta de acero. Fue una de las obras físicas más grandes y hermosas del Chimbote de entonces, pero, lamentablemente, no duró mucho tiempo.
Hacia la segunda mitad de los años setenta, los huesos de La María habían empezado un rápido proceso de deterioro, un polvo blanquecino se acumulaba en las bolsas que los contenían. Tiempo atrás, por ser demasiado oneroso, mi papá había descartado la inicial idea de contratar un especialista para que armase la osamenta completa. La erosión de los huesos continuó en forma inexorable, a tal punto que mi padre tuvo que tomar la decisión de prescindir de ellos. El cráneo sí mantuvo su buen estado, y continuó brindando protección a la casa.
Pero no sólo los huesos de La María se estropeaban con el tiempo. También el mostrador verde que los cobijaba corría la misma suerte. Por entonces la tienda ya había cerrado y el mostrador se apolillaba sin piedad. En 1977 necesité fabricar una puerta para el callejón de mi casa. Y sin contar con dinero para esta clase de proyectos, terminé desarmando el mostrador para utilizar sus materiales recuperables. Desaparecido su altar, y sin un nuevo lugar estable, El Negro y La María iniciaron un peregrinaje por diferentes partes de la casa. Mi papá me dijo: “Has desvestido dos santos, para vestir uno”.
En cuanto a La María, el peregrinaje duró poco más de tres lustros, y para El Negro sólo cuatro años. En 1981 este último se mudó a Florencia de Mora, Trujillo. Aquel año, doña Amelia Gonzales Ávalos, suegra de mi hermana Nelly, en una de sus visitas a Chimbote contó a mi padre lo peligroso que era su barrio debido a los ladrones, quienes, incluso, ya habían entrado más una vez a su casa. Mi papá, repitiendo la propuesta que en 1972 hizo a mi primo Franciles, nueve años más tarde le ofrece El Negro a doña Amelia. La buena señora no dudó un instante y lo llevó a su domicilio. La noticia que llegó con el tiempo indicó que cumplió su función a cabalidad y mantuvo la casa libre de ladrones.
Año 1960: Cementerio del barrio El Progreso de Chimbote |
El complejo deportivo que se construyó sobre el Cementerio Viejo en 1974 no tuvo larga vida. A los seis años de su funcionamiento empezó a ser invadido por vendedores ambulantes quienes, poco a poco, fueron destruyendo su alambrada y posesionándose de las losas deportivas. Al cabo de unos años tomaron el control completo no sólo del área deportiva, sino también de algunas calles aledañas. Hasta el año 2009 esta parte del barrio El Progreso se había convertido en una de las más grandes paradas de abastos ambulatorias de todo el territorio nacional.
El peregrinaje de La María en mi casa duró hasta 1995. Luego de deambular de habitación en habitación, mi papá le encontró un lugar permanente. Resulta que la vivienda donde crecimos cambió en 1992. Mis hermanos mayores habían ido formando sus propias familias, pero no tenían un buen lugar donde vivir. Así que mi papá decide dividir la casa entre sus ocho hijos y cedernos en anticipo de herencia para que cada uno pueda construir su propio departamento. Progresivamente, el ladrillo, cemento y fierro reemplazaron a los palos y esteras. La nueva casa incluyó un amplio patio-corredor común de doce metros de largo por dos y medio de ancho.
Paralelamente mi padre se fue llenando de años, había dejado su trabajo habitual y se dedicó a tiempo completo a la pasión de su vida: la jardinería. Amó especialmente los cactus. Ya no tuvo el mismo espacio de la antigua vivienda, pero se conformó con el nuevo patio, convirtiéndolo en la parte más bonita de la casa. Colocó maceteros por todas partes, y muchos otros colgó en los espacios menos pensados, hasta el punto que ya no cabía un alfiler más... de cactus.
Como quiera que mi papá dedicó a este ambiente la mayor parte de sus horas, acomodó en un andamio los escasos bienes personales que en este punto de su vida había decidido conservar: un pequeño espejo de mano, una maquinita de afeitar, la piedra pómez para sus pies, sus herramientas de jardinería, y también algo muy especial: La María, concluyendo así su peregrinaje dentro de la casa.
Hacia 1999 yo vivía en Londres, Inglaterra. Me había casado con Terry, una mujer de origen norteamericano. En febrero de ese año nació Dorothy, mi única hija, y en diciembre llevé a ambas al Perú para que conozcan a la familia. Mi esposa se conmovió al ver a mi padre; frente a ella estaba un asceta de 76 años que había renunciado a casi todos los bienes materiales de la vida. Terry me explicó su sentimiento de esta manera: “Tu papá ha trabajado toda su vida, y lo único que tiene es su ropa, sus pantuflas, sus maceteros, y su María”.
Alejandro, cultivando sus plantas
tras una cortina de cactus
|
Pasan los años y el tiempo vuela para mi padre. Hacia el 2007 yo no vivía más en Europa, sino en Estados Unidos. En abril de ese año mi madre me llama y dice, “si quieres despedirte de tu papá, tienes que venir volando”. Arribé a Chimbote con Terry y Dorothy, y tuve el honor de verlo partir. Los momentos que siguieron fueron duros y de confusión también. Después de las primeras 24 horas noté que un miembro de la familia no había sido participado del deceso.
Me dirigí entonces al patio de los maceteros. Una vez ahí, caminé hacia el andamio. Estando frente a La María la miré, y dije: “María, el hombre que en 1970 te rescató de las ruedas oruga de los tractores, ha dejado este mundo”.
La vida continúa. Y este relato también. Ahora démosle una mirada final al terreno del antiguo camposanto que en 1974 se convirtió en complejo deportivo, y que posteriormente fuera invadido por los vendedores ambulantes.
El año 2009, la señora Victoria Espinoza García, encargada de la alcaldía del Concejo Provincial del Santa hizo noticia de alcance nacional con relación a este terreno. El 18 de octubre, día domingo, un gigantesco operativo policial erradicó a los cinco mil vendedores ambulantes del anterior complejo deportivo y calles adyacentes, ubicándolos en una explanada del barrio Dos de Mayo de Chimbote.
La azarosa historia de las tierras del antiguo Panteón, parece haber concluido con un final feliz: Una vez más, sobre esta superficie, volvió a construirse un moderno complejo deportivo para la comunidad en general, siendo inaugurado el 27 de junio del 2010.
Al terminar esta historia no sé si será un exceso pedirle a La María me conceda un milagro. ¿Será posible que este relato llegue a uno de sus familiares? Los datos que tengo no son muchos pero podrían ser suficientes.
Aquel soleado día de junio de 1970, en el destruido Panteón de Chimbote, junto a su desvencijado ataúd había una cruz de madera apenas sostenida en la arena, su inscripción rezaba: “María V. Mercado 1940-1961”. Un dato final, mi padre nunca dudó que había sido bella, muy bella.
New Hampshire, USA
Mayo, 2015
NOTA:
Si deseas dejar un comentario ten en cuenta lo siguiente: debajo del recuadro para los comentarios aparece una opción que dice “comentar como”. Acá sólo debes seleccionar la opción que dice “nombre” y en este recuadro escribe tu nombre (Deja el recuadro URL en blanco) Si todo esto te parece muy complicado, entonces escribe tu comentario en un e-mail y envíalo a: edquevedo@yahoo.com
Los comentarios van primero al Editor, antes de ser publicados.
Excelente relato Ed, tu técnica narrativa excelente, el primer párrafo me atrapó y me mantuvo en vilo hasta llegar al final, no pude desprenderme de su lectura hasta la última palabra. El tema también, bastante humano.
ResponderBorrarGracias Marquito, aprecio tus palabras. Me imagino que el tema del Cementerio Viejo también es algo especial para ti, pues has tenido varios familiares en esa área. Yo recuerdo que de adolescentes muchas veces visitamos juntos a tu tía Beta que vivía justamente frente al cementerio.
BorrarClaro Eduardito. efectivamente por ahí vivían mi tía Beta, mi Tío Francisco Vivar Pantoja, su hermano y una prima Edith, todos muy cerca y un par de cuadras más allá mi tío Mariano Benites con mi tía Melchora y mi gran y querido abuelo Víctor Benites Manrrique. Y yo siempre siempre los visitaba.
BorrarAsí es Marquito, recuerdo perfectamente a todos tus familiares que nombras.
BorrarYo recuerdo a la Maria con su velita misionera en tu casa. Estuvo muy bien cuidada en tu casa y se salvó que los tractores y las aplanadoras la destruyan. Tu relato es recontra bueno. Tenía entendido que tu relato tenía 8,000 palabras, ahora son 3,000 palabras, ¿cómo fue eso? Que tal Chamba, con la pena de dejar palabras en el tintero.
BorrarYo escribí un borrador bien grande el año 2010, pero nunca tuve tiempo de corregirlo. Pero cada 31 de Mayo me hace pensar en el terremoto, así que me di un tiempo para reescribirlo, hay muchos recuerdos y anécdotas que se han quedado fuera del relato, pero los podemos conversar por el privado, algunos puntos se vinculan a nuestros estudios en el colegio San Pedro.
BorrarLos hechos reales de las cabezas son y serán vidas históricas de tu vivencia, te darás cuenta en esas épocas existía la informalidad, el " cementerio " era un corralón, persona que fallecía los familiares contrataban a peones que hagan el hueco luego ponían el ataúd, enterraban dejando en la superficie una y ruma de arena, al poner la cruz ,desaparecía al día siguiente , cuando iba los familiares no sabían el lugar exacto, esto acto me sucedió con mi hermano Jorge , al final queda el recuerdo al pasar lugar donde era el cementerio, acerca de las cabezas se ignora su proceder, buen relato Eduardo ,sigue ese camino que tienes en hacer todas las vivencias que haz tenido.
ResponderBorrarUn abrazo y cuidate.
Muchas gracias Pedrito, comparto la pena sobre tu hermano Jorge, en esos tiempos algunas personas se llevaban las cruces para utilizarlas como leña. Fueron otros tiempos. Dale mi cariño a tu familia.
BorrarUn abrazo hermano!
Eduardo
Que linda tu historia Eduardo,en verdad me atrapó y me permite conocer más de lo que era Chimbote,respecto a María y el negro,yo escuchaba también sobre los poderes protectores de ellos en las casas,pero como era me moria de miedo.Te felicito,estuvo hermoso el relato y gracias por compartirlo.
ResponderBorrarHola amiga, gracias por tu lectura. Apartándome un poco del relato debo decirte que en esos tiempos crecimos con muchos miedos, pues se hablaba mucho de los fantasmas, duendes, etc. No había ni electricida pública ni en la mayoría de las casas. Así que ya te imaginas.
BorrarUn abrazo, cariños por casa.
Eduardo
Hermoso relato Amigo del cementerio viejo y las dos calaveras. Hay pobladores que viven encima del camposanto, no pueden cavar mucho en el terreno por que se encuentran con algún cajón.
ResponderBorrarSaludos y mucho Bienestar por tu Hogar Eduardo.
Un abrazo Willy, tú te debes acordar que en 1974 ahí se construyó un complejo deportivo. Con los muchachos de mi barrio íbamos a mirar la construcción, los peones hundían la lampa y ya te imaginas lo que salía. Mañana se cumplen 45 años del terremoto.
BorrarUn abrazo hermano!
Eduardo
Excelente relato primo Eduardo, me haces remontar a esos años cuando el terremoto del 70 también destruyo el cementerio de Santa y se podia ver restos de cabellos, huesos, ropas de los enterrados allí y sobre todo el olor a muertos, un abrazo saludos a tu familia, cuidate mucho.
ResponderBorrarGracias Maura por tu lectura y compartir tus propios recuerdos de 1970, justamente mañana se cumplen 45 años del terremoto.
BorrarUn abrazo prima,
Eduardo
Eduardo, haz hecho un trabajo excelente. Leerlo, ha sido retroceder en el tiempo y recordar parte de mi niñez. Crecí a dos cuadras de ese cementerio y tenía tu misma edad. La descripción que haces de tu familia y las tradiciones sobre los muertos, que casi todos compartimos, es de verdad muy buena.
ResponderBorrarFelicitaciones.
Hola Santiago, muchas gracias por tu lectura y por compartir con nosotros una líneas. Un abrazo grande hermano, cariños para tu familia y para los amigos comunes que tenemos en tu barrio.
BorrarEduardo
A los amigos de San Isidro les informamos del fallecimiento de uno de nuestros vecinos fundadores, don Juan Cano Roque. Él participó activamente del trabajo comunal que se hizo después del terremoto. Hoy es víspera de los 45 años de aquel sismo que enlutó a Chimbote.
ResponderBorrarSaludos para la gente de mi Barrio San Isidro, mis condolencias para la familia Cano Iraita, mi cariño para "Curro" & "Pito" amigos de mi niñez e hijos de don Juan Cano.
BorrarDescanse en paz querido vecino Juan.
BIEN EDU, NUEVAMENTE NOS SORPRENDES CON ESTE LINDO RELATO.
ResponderBorrarCOMO NO RECORDAR AL VIEJO CEMENTERIO DEL BARRIO EL PROGRESO, RECUERDO QUE CUANDO CAMINABAMOS CON LOS MUCHACHOS DEL BARRIO PARA DIRIGIRNOS A LA MARACANÁ O A LA PISCINA DEL VIVERO FORESTAL, TENIAMOS QUE CRUZAR POR DONDE HOY ES EL CAMPO DEPORTIVO SE PODIAN VER LAS MAQUINARIAS PESADAS QUE HACIAN SU TRABAJO DE EXCAVACION Y APLANADOS, MIENTRAS QUE LOS CAJONES QUE ALBERGABAN LAS OSAMENTAS SE ENCONTRABAN ESPARCIDAS A CADA EXTREMOS DE LAS ZANJAS, POR DONDE UNO CRUZABA DANDO BRINCOS Y OTRAS PASANDO SOBRE UNA TABLA GRUESA QUE PONIAN LOS VECINOS DEL LUGAR PARA PODER SALIR DE SUS CASAS, AL PASAR POR EL LUGAR MIRABAMOS CON ATENCIÓN Y MIRADA ATONITA DE TANTO RESTO HUMANO, QUE POR EL MIEDO ALGUNAS VECES TENIAMOS QUE CRUZAR A PASO LIGERO.
AL IGUAL QUE TU TIENES ESTA ORIGINAL ANECDOTA DE FAMILIA, YO TAMBIEN LA TENGO EN CASA, MI PADRE DON PEDRO ESPÍRITU ARTEAGA, CREYENTE DE LA PALABRA DE DIOS, MIEMBRO ACTIVO DE LA CONGREGACION DE LOS TESTIGOS DE JEHOVA DE CHIMBOTE QUE LO FUE HASTA EL ULTIMO DIA DE SU EXISTENCIA, CUENTA: QUE EL 31 DE MAYO DEL 1970, A HORAS 15:00 APROXIMADAMENTE, MOMENTOS ANTE DEL TERREMOTO, JUNTO A UN AMIGO SUYO - HERMANO DE LA CONGREGACION DE LOS TESTIGOS DE JEHOVA, ACUERDAN VISITAR A UN HERMANO DE APELLIDO ROLDAN QUE SE ENCONTRABA INTERNADO EN EL HOSPITAL DEL SEGURO SOCIAL SITO EN LA URB. LADERAS DEL NORTE, GRANDE FUE SU SORPRESA QUE AL LLEGAR EL MEDICO LE DIJO QUE YA HABIA SIDO DADO DE ALTA, MOTIVO POR EL CUAL SE DIRIGEN AL DOMICILIO DEL HERMANO QUIEN VIVIA EN EL ZANJON DE SAN ISIDRO O RAMON CASTILLA ESPALDAS DE LA CASA DE LA FAMILIA TOLEDO MANRIQUE. EL HERMANO ROLDAN ERA EL PROPIETARIO DE LA FAMOSA “PALMERA” LA UNICA QUE QUEDO EN PIE, TRAS EL TERREMOTO E INUNDACION DEL RIO LACRAMARCA QUE DESOLO Y DERRIBO LAS VIVIENDAS DE ESE SECTOR.
MIENTRAS SE DIRIGIAN AL DOMICILIO DEL “HERMANO ROLDAN”, AL ENCONTRARSE A INMEDICIONES DEL ANTIGUO CEMENTERIO EMPIEZA A TEMBLAR LA TIERRA, DANDOSE INICIO A ESTE DEVASTADOR TERREMOTO QUE EN UN PAR DE SEGUNDO DERRIBO TODAS LA EDIFICACIONES DE ESTE CAMPO SANTO….CUENTA DON PEDRO QUE EMPEZARON A CAER LOS PEQUEÑOS NICHOS DE ADOBE Y LA TIERRA COMO SE HABIA ABIERTO Y AGRIETADO LOS CAJONES ENTERRADOS SALIAN A LA SUPERFICIE PUDIENDO VER LOS ESQUELETOS HUMANOS Y RESTOS MORTALES, QUE QUEDABAN EXPUESTOS A AL INTEMPERIE; FUE AHI EN ESE MOMENTO QUE MI PADRE JUNTO A SU ACOMPAÑANTE IMPRESIONADOS POR LO QUE VEIAN, CAYERON RENDIDOS Y DE CUCLILLAS PEDIAN EN ORACION ENCOMENDANDO SUS ALMAS EN ORACION A JEHOVA DIOS….DECIANSE …LLEGO EL ARMAGEDON HERMANO……¡MIRA..! YA LOS MUERTOS SE ESTAN LEVANTANDO DE SUS TUMBAS…..¡ENPEZO LA RESURRECCION…..¡ Y EMPEZARON A CORRER ENTRE UNA NUBE DE POLVAREDA QUE SE HABIA LEVANTADO Y NO PARO DE CORRER HASTA LLEGAR A MI CASA QUE LO ESPERABA SU ESPOSA Y SUS MENORES HIJOS, PERDIENDOLO DE VISTA A SU ACOMPAÑANTE EN ENTRE EL GRITERIO DE LAS PERSONAS QUE CORRIAN POR SUS VIDAS.
HASTA PRONTO EDUARDO SIGUE CON ESOS RELATOS DEL AYER QUE TRAES MUCHA NOSTALGIA AL RECORDAR AQUEL TATIDICO DIA QUE POR CIERTO SE CUMPLE 45 AÑOS, EL DIA DE MAÑANA, HASTA PRONTO EDUARDO.-TU AMIGO Y VECINO ROLAND ESPIRITU AGUIRRE.
¡… MONUMENTAL Roland lo que nos cuentas a través de tus líneas!! PRIMERO quiero agradecerte por tu tiempo que has dedicado para compartir con nosotros tan bellos, sentidos y significativas remembranzas de tu padre, don Pedro Espíritu Arteaga.
BorrarSEGUNDO, quiero decirte que no encuentro mejor manera de agradecerte que compartiendo contigo este recuerdo. Debe haber sido en algún momento de los primeros años de los ‘90s que tu padre tocó mi puerta y me dijo: “Eduardito, dame una manito, ayúdame a convocar una buena asamblea de vecinos porque ya quiero pasar la secretaría general a algún otro vecino. Ya tengo muchos años en el cargo y estoy un poco cansado. La gente no va a las asambleas y no puedo llamar a elecciones”.
Esa noche, tu padre, el último gran secretario general que ha tenido el barrio, y yo llenamos el local comunal y se eligió una nueva directiva. Al final me abrazó bien fuerte, y me dijo al oído: “He escuchado que te vas a Europa, cuídate y no olvides a tus viejitos”. Fue la última vez que lo vi y siempre conservo el recuerdo de ese gran abrazo.
Un abrazo hermano,
Tu amigo Eduardo
Largo y extensa historia sobre El Negro y la Maria...Panteon viejo, loza deportiva y mercadillo ambulatorio....Recuerdo a mi padre cuando vino con Maria y me asusté pero acepté su deseo de tenerla con quien nos fuimos acostumbrando a tenerla en casa....Ella cuidó mucho de nosotros especialmente de mi padre quien le cuidaba con mucha devocion poniendolo siempre su velita....Ella es nuestra protectora a cabalidad y gracias hermano por dedicar tu tiempo a esta linda historia que nos llena de nostalguia por mi padre ausente y por Maria que esta siempre en nosotros presente....Saludos desde el lejano Berlin Alemania y saludos a tu familia....
ResponderBorrarHola Mary, gracias por escribir, saluda a la familia en Alemania, espero que Pepe se encuentre bien, dale un abrazo de mi parte.
BorrarCariños de Terry, Dorothy Elsa y Eduardo.
Eduardo, hermoso relato como es tu estilo fiel, una vez que empiezo a leer no me muevo hasta terminar y como siempre lo leo una y otra vez. Te felicito por este bella historia. Gracias eduardo una vez mas por este deleite cuidate y cuida a la familia.
ResponderBorrarVictor Antonio Santana
Tampa Florida USA
Gracias Víctor, aprecio tu amistad. Cuídese usted maestro por Tampa, espero que el clima esté bueno por allá.
BorrarSaludos para la familia y nuestros amigos comunes de Huaral.
Eduardo
Hola Eduardo, no me equivoqué al imaginar el regalo narrativo que nos aguardaba para este momento, un relato envuelto entre el misterio y la realidad. Todo contado de la manera más respetuosa hacia la creencia de nuestros abuelos y antecesores. Me gustó el trato narrativo a cada una de las historias me refiero a la María y el Negro. He seguido tu relato que me envolvió desde sus primeras letras como un integrante más de la historia, quizás porque crecimos entre relatos misteriosos y creencias de nuestros abuelos volví a experimentar ese suspenso que tan sólo la fantasía de un niño puede imaginar.
ResponderBorrarGracias por tan interesante relato mi querido Eduardo. Saludos a tu familia y como siempre un fuerte abrazo.
Tu amigo Javier Ventura Jara.
Hola Javier, muchas gracias amigo por tus palabras siempre generosas, siempre conceptuosas. A ti y a tu familia los conozco desde los tiempos de la Iglesia de Cristo y siento que el correr de los años sólo enriquece a la buenas amistades.
BorrarDios los bendiga,
Eduardo
Ed, tu forma de relatar no solo nos encandila, sino que en cada artículo nos sumerges en tu relato. Más de una vez pude cruzar aquel cementerio, desde luego muy niño, siempre fue a paso apresurado. Jajaja. Un fuerte abrazo amigo.
ResponderBorrarGracias Bernardo, un abrazo grande hermano. Cuida esa salud, una pronta mejoría. Saluda a tu madre de mi parte.
BorrarEduardo
Gracias eduardo por compartir tan bonitas vivencias, como no recordar el antiguo camposanto alli se construyo un complejo deportivo y una posta medica,l o recuerdo muy bien, porque es en esa posta medica era donde vacunaba yo a mis hijos.
ResponderBorrarGracias Eduardo, Dios te bendiga.
Las gracias a ti estimada amiga. Abrazos & cariños para la familia.
BorrarEduardo
HOLA EDUARDITO,, LINDO RELATO DESDE QUE MI PAPA LO RESCATO DE LOS TRACTORES, LA MARIITA SIEMPRE ESTA BIEN CUIDADA EN LA CASA. NOSOTROS SOMOS PARTE DE SU FAMILIA, CUIDATE. SALUDOS PARA TERRY Y DOROTHY ELSA!!
ResponderBorrarGracias Olguita, yo sé que en la casa ustedes cuidan bien a La María. Cariños por casa, un beso para mi mamá.
BorrarLos quieren: Eduardo, Terry & Dorothy Elsa.
Buen fin de semana estimado Eduardo, felicitaciones por su nuevo relato que como siempre muy interesante y nos mantiene expectante segundo a segundo conectados con la narración...Un abrazo y muchas Bendiciones para Ud. y su querida familia!
ResponderBorrarUn buen fin de semana Nena! Gracias por tu amistad y por mantenerte cerca a Confesiones de un Árboll.
BorrarBendiciones mil!
Eduardo
Hola Eduardo: Como últimamente es mi lema digo: hay libertad de culto, religión, opinión y pensamiento.
ResponderBorrarYendo al tema narrado, está muy interesante y divertida para mi la parte de "las rodadas de cilindros en la parte trasera de nuestra casita", el temor a los ladrones que ya no volvierona entrar a la casa de mi ex suegra quién vivió en Florencia de Mora, y las anécdotas del primo Franciles que devolvió el cráneo oseo de "El Negro" porque le empezó a hacer "travesuras" y es verdad todo lo que has comentado respecto de los dos cráneos, incluído de "La María" - María Mercado. Es una historia verídica lo sucedido.
Por lo demás a éstas alturas de mi vida, mas de 55 años por supuesto, pero no llegando aún a los 60 años (ja ja ja) solo me queda sonreir con este asunto de los dos cráneos óseos, porque por asuntos que, sin saber como, Dios tocó hace un par de años mi corazón y mi vida cambió. Es por ello que en base a la libertad de culto y religión, y también de opinión en esta oportunidad solo me cuesta decirte, está muy lindo el relato, es cierto lo que has comentado pues soy testigo de todas y cada unas de las ocurrencias tocadas; y al leerlas las recuerdo y....solo sonrio, y sigo sonriendo incluso despues de conluido de leer este hermoso cuento, que como los demas está interesante y es divertido, pero en honor a la verdad te digo fue real, por eso lo narrado es real.
Me alegra que este relato te haya arrancado más de una sonrisa. Le mencionaba a Marco temprano que mi borrador inicial tenía 8,000 palabras, y de ahí quedó en 3,000. Recorté muchos puntos, y posiblemente también sonrisas!
BorrarTe quiere,
Eduardo
La peculiaridad en esta historia llena de humanidad está en el gesto de reconocimiento y valoración otorgado a los personajes que siendo restos óseos humanos, ocupan un lugar en la familia, una manera con la que prolongan su existencia, y tienen una misión específica, asignada para el cuidado de los seres que los acogen.
ResponderBorrarLa fluidez del texto es el eje central que desarrolla el motivo de la narración. Es un recorrido cuyo punto de partida es el aciago terremoto del 70 y aún no termina para La María, pero seguro será como lo plantea el escritor, un milagro, cómo todas las anécdotas de antaño tan singularmente descritas por la pluma de Eduardo.
Muchas gracias Víctor, aprecio tus palabras. Guardo mucho respeto por tus conceptos y opiniones. Te dejo un fuerte abrazo, saludos para Nelly & Silvia.
BorrarTu amigo,
Eduardo
TAL VEZ UNO DE TUS RELATOS MAS LOGRADOS,, UNA VEZ QUE LO EMPIEZAS YA NO LO PUEDES DEJAR. CREAS TODO UN MUNDO EN ESTE RELATO Y MIENTRAS UNO SE VA PREGUNTADO POR QUE A LA MARIA SE LE LLAMA MARIA,,, LA RESPUESTA ES REBELADA SOLO AL FINAL.
ResponderBorrar¡FELICITACIONES¡¡¡¡
Muchas gracias Techy, recuerdo cuando éramos muchachos y en Trujillo me ayudabas a tipear mis escritos... y por lo general tus opiniones eran implacables. Ahora son mucho más generosas. Jajaja querida amiga, lo digo con mucho cariño!
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Largo y extenso relato sobre... El Negro y La Maria...., el cementerio viejo....Gratos recuerdos que han venido a la mente....grandes logros por mi amado padre y que en Paz descanse que tuvo el coraje de rescatar a Maria a quien tambien veia en el andamio del patio y mi padre le ponia su velita....Gracias hermano Eduardo por tener la paciencia de escribir detalladamente cada version de los hechos....Saludos desde el lejano Berlin Alemania y saludos a tu amada familia....
ResponderBorrarGracias Mary, encontré tu primer comentario, estaba "traspapelado" en mi bandeja de emails.
BorrarUn abrazo,
Eduardo
EDUARDO:
ResponderBorrarExcelente relato, muy bueno, original y con un poco de tinte de ficción, pero auténtico, una historia real, vas yendo en camino a redactar un Harry Potter…., si tal vez recorrerías los pueblos del norte del Perú como por ejemplo el pueblo donde yo nací: OLMOS, tendrías muchísimo material para tus relatos, porque allí solamente la conversación y los hechos son referentes a la BRUJERÍA…jajaja. Que se da en ese y otros pueblos aledaños.
Muy buena la intención de tu padre de que todos sus hijos aprendieran biología directamente del cuerpo humano con ese importante hallazgo humano, pero lo gracioso de la historia es que deciden hervir todo, menos mal que no hicieron una sopa con tanto hueso jajaja.
Esa idea de que los fósiles humanos son protectores de los hogares, se debe arrastrar de nuestros ancestros, porque tu padre, no solamente tuvo la idea para usarlos como material de estudio, sino también como elementos protección y e allí una pregunta que tienes que hacerte: De dónde arrastra tu papá esa costumbre??? Porque esas son costumbres ancestrales ¡!! Yo recuerdo que cuando estaba en la primaria siempre escuchaba decir que si no hacíamos las tareas nos encerrarían en un cuarto oscuro con calaveras, como castigo, entonces había algo de cierto, con lo que tu cuentas, que convivían con los esqueletos.
Muy hermoso el jardín de cactus de tu padre el Sr. Quevedo que en paz descanse; y esperemos que por allí aparezca algún familiar de la bella María.
Felicitaciones por tu hermoso relato ¡!! Y muchos saludos para tu esposa TERRY y tu hija DOROTHY.
Te mando un fuerte abrazo!!!
Tu amiga:
NARCISA.
Hola Narcisa, te cuento que mi papá nació y vivió su niñez en el pueblo serrano de Celendín, Cajamarca. Tal vez su procedencia es un eslabón que hace conexión con tu punto de las costumbres ancestrales.
BorrarCuando yo era chico también escuchaba sobre los castigos encerrándonos en un cuarto oscuro con una calavera pero, como es de entenderse, eso no era algo que a mi me asustaba.
Muchas gracias por escribir, espero que las cosas por Buenos Aires estén yendo bien para ti y toda tu familia. Te hago llegar un abrazo inmenso.
Eduardo
Excelente relato Eduardo, leer lo que escribes nos mantiene expectantes y haces volar la imaginación, es una historia conmovedora y digna de admiración... Elevo una oración al cielo por el alma de tu querido padre, de María y El Negro, que Dios los tenga en su gloria... Un gran abrazo Escritor.
ResponderBorrarGracias Lida, aprecio tus palabras. Espero que en mi próximo viaje a Perú haya tiempo para recorrer las calles de El Carmen.
BorrarTe dejo un afectuoso abrazo amiga,
Eduardo
Gracias querido Edu por tu nuevo relato. Pude disfrutar leyendolo recordando mi niñez en k muchas veces cruzabamos el cementerio junto a mis hmnas. Yo tenia apenas Siete años pero k si lo recuerdo. Hermoso relato de la Maria y el Negro. Saludos.
ResponderBorrarMuchas gracias Silvia por tu lectura, recuerdo con mucho cariño a toda tu familia, especialmente a tus padres, don Lino y doña Angélica.
BorrarMuchas bendiciones querida amiga,
Eduardo
Felicitaciones estimado Eduardo por esta nueva publicación, de verdad que es interesante y muy apasionante, nos remonta a la época de nuestra niñez y parte la historia de nuestro querido Chimbote, en particular yo también tuve la oportunidad de atravesar el antiguo cementerio del Progreso , cuando de niños nos dirigíamos al Vivero y especialmente a la Baldosa a bañarnos y x ahí cortábamos camino , y el hecho de cruzar a la carrera ya era una proeza entre los amigos , cada palabra con la cual expresas tus conmovedoras vivencias y tan bien hilvanadas por tu inspirada pluma , nos transporta y nos hace vivir como si fuera hoy los acontecimientos que describes , reitero una vez mas las muestras de mi agradecimiento por hacerme deleitar con este nuevo relato "El Negro y la Maria" , el mismo que desde ya marcara un éxito mas , como todas las demás , a través de la pagina "Confesiones a un Árbol" , un fuerte abrazo a la distancia y que sigan los éxitos en tu vida personal .
ResponderBorrarGracias Koky por tus palabras y, especialmente, por compartir con nosotros tus propios recuerdos. Pertenecemos a la misma generación y hemos nacido y crecido en la misma vecindad. Nuestras remembranzas son también similares.
BorrarTe dejo un fuerte abrazo amigo, salúdame a tu familia y a los amigos de la infancia del barrio 12 de Octubre
Hermano Eduardo, olvidé mencionarte que en mi última conversación con nuestro padre, yo le dije que no se preocupe por la Mariita, que yo me iba a hacer cargo de cuidarla, y desde entonces vengo cumpliendo mi promesa.
ResponderBorrarUn abrazo especial para ti querida Olguita. Admiro tu corrección, tu sentido de honor por el valor de la palabra, y sobre todo admiro tu sencillez. Te quieren: Eduardo, Terry & Dorothy Elsa.
BorrarQue hermoso relato amigo ¡Cuanta inspiración! y sobre todo los recuerdos q transmites al narrar y en realidad yo también recuerdo ese cementerio xq íbamos con mi madre a vender x ahi, y recuerdo a una hermanita q estaba sepultada en ese lugar. Por eso, cuando sucedió el terremoto fuimos solitos a buscar su tumba, obvio que su cruz nunca la ubicamos. Y como dices amigo Chato con el paso del tiempo todo cambió x alli.
ResponderBorrarYo también estuve fuera del Perú por 18 años, y al volver puedo observar que el barrio Progreso ya está mas limpio y ordenado. Bueno amigo, muy interesante la historia del Negro y la Maria, y que valentía de tu padre. Pensar que cuantas veces fui a tu casa sin imaginar lo que había ¡Que cosas x Dios…jaja!, pero lindo todo y sabes, ahora leyendo pienso que tu padre muy dentro de su intuición sabia que su hijo iba a ser un gran escritor y muy inteligente, me siento muy contenta de ser tu amiga… y mas aún continuar de esta manera.
Suerte en todo y que Dios siempre ilumine tu vida y hogar. Un abrazo desde nuestro Chimbote.
Hola querida amiga de la chiquititud, gracias por escribie y, especialmente, por compartir tus propios recuerdos y experiencias relacionadas a esta historia. Me apena lo que cuentas de tu hermanita, hay muchos dramas personales vinculados con la historia de ese cementerio.
BorrarLo que sí me alegra es que después de 18 años afuera ya estás en Chimbote otra vez, disfrutando de la familia y la gente que te quiere.
Un abrazo "Chisita"!
Tu amigo "Chato"
He leído una vez más el relato del "Negro y La María" y justo en esta fecha que se cumple 45 años del nefasto terremoto que asoló Chimbote y muchos pueblos de la región. Digo que "he leído" porque tuve el privilegio de conocer del artículo antes de la publicación, pues aporté con un par de fotos de archivo para recrear la historia, lástima que no se ha podido encontrar más imágenes de aquel Cementerio del antiguo Barrio El Progreso.
ResponderBorrarPara mi es una gran historia, pues en esas épocas del terremoto yo tenía dos años y no recuerdo nada de la destrucción, ni mucho menos conocí aquel Cementerio, sin embargo, con este relato me trasportó a esas experiencias de la familia Quevedo Serrano y las aprecio como todos los que anteriormente comentaron y felicitaron a Eduardo por su generosa narración, que de alguna manera, se complementan con las crónicas de don Percy Robles, quien en su libro “El Chimbote que se fue”, nos dice que en 1947 no había agencias funerarias, capillas ardientes, ni carrozas. Se llevaba el ataúd siempre en hombros al Cementerio que donde ahora está el Barrio El Progreso. Toda esa zona era un arenal inmenso donde se enterraban a los muertos.
El Panteón tenía una cerca de madera y una única puerta de entrada asegurada por un candado, para lo cual había que pedir la llave al municipio. Había que llevar una lampa para hacer el pozo donde se introducía el cajón usando sogas para que descienda lentamente, luego se cubría lentamente con la arena. El familiar más cercano echaba primero un puñado de arena y luego continuaban los amigos. Finalmente, una vez tapado el pozo, se ponía una cruz de madera con el nombre del difunto y la fecha del fallecimiento.
Termino pensando que “El Negro” y “La María” emergieron de su entierro para descansar junto a una familia noble que los supo cobijar. Ojalá aparezca alguna persona y nos detalle quienes fueron estos dos personajes en vida.
Hola Miguel, un millón de gracias por tantas cosas: tus palabras, tu tiempo, tu amistad, tus fotos. Aprecio la prolijidad de cada línea de tu comentario, un gran aporte que enriquece al presente relato.
BorrarComparto tus buenos deseos, ojalá aparezca algún familiar de La María.
Un fuerte abrazo,
Eduardo
Hola Eduardo, gracias por compartir tus artículos, es un honor poder disfrutar cada artículo que públicas, todos buenos que nos traen gratos recuerdos de momentos vividos en nuestra niñez en nuestro querido Chimbote, como no recordar el antiguo cementerio, por allí pasábamos cuando íbamos al Paul Harris o al Vivero que después se convirtió en un mercadillo de precios más cómodos que los del mercado del 21de abril, hoy convertido de un cancha deportiva con calles más limpias y ordenadas.
ResponderBorrarTambién en mi casa, en Lima, tenía en el segundo piso un cráneo que mi hijo usó para sus estudios, que luego lo regalo porque ellos escuchaban sonidos raros como que alguien caminaba y tenían miedo, yo no, porque al igual que tu familia también crecí con la idea que cuidan la casa.
Y del terremoto del 70 tengo recuerdos terribles vividos lejos de casa. Un saludo especial para ti y toda tu familia Quevedo Serrano a quien recuerdo con mucho cariño, en especial a tu mamá que también confeccionó ropa para mi.
Hola Anita, leo tus palabras y es como y es como si estuviéramos charlando en Perú. Nos conocemos tantos años que ya muchas veces nos hemos contado los mismos recuerdos, algunos ya los tenía olvidadas pero hoy me los has hecho recordar nuevamente.
BorrarHazme saber cuando vayas a Chimbote para que me lleves un encargo para mi mami ¡Gracias!
Edu
Eduardo me has hecho recordar, cuando era niño siempre paraba en tu casa, en un mostrador estaban “El Negro y La Maria" y tu mamá Elsa le tejió sus gorras de lana y un dia de la semana prendian su velita misionera.
ResponderBorrarTus relatos me hacen recordar cuando era muy niño desde 1970. Un fuerte abrazo a la distancia.
Hey Periquito bandolero, tienes buena memoria. Tú eras como un miembro más de la familia (... por lo tanto pariente también del Negro y La María Jeje!!)
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Hermoso relato !!! Mi estimado y recordado amigo Eduardo Quevedo Serrano cómo no recordar a mi barrio El Progreso... me traen gratos recuerdos inolvidables... Felicitaciones Eduardito X tu bello relato...un abrazote mi estimado amigo !!! Bendiciones para ti y familia besotess. ..
ResponderBorrarSaludos Gladys! Hazle llegar mi cariño a tu mami, doña Flor, deseo de todo corazón que su salud siga mejorando. Salúdame también a nuestros buenos amigos comunes de tu barrio.
BorrarUn fuerte abrazo,
Eduardo
GRANDE EDU, ENTRETENIDO EL RELATO, EL CUAL DEJA ENTREVER QUE NO SOLO "EL NEGRO Y LA MARIA" SON LAS FIGURAS ESTELARES, TAMBIEN EL ANTIGUO CHIMBOTE, EL CUAL TUVIMOS EL HONOR DE CONOCER, PUEDO DECIRTE EDUARDO, QUE SOMOS ORGULLOSOS DE SER "CHIMBOTANOS AUTENTICOS".
ResponderBorrarLA PARTE FINAL DE TU RELATO ENTRISTECE PORQUE RECUERDA EL MOMENTO DURO QUE TE TOCO VIVIR, LA PARTIDA DEL "SALVADOR" DE "EL NEGRO Y MARIA" TU SR. PADRE (QEPDDG).
UN ABRAZO PARA TI Y LA FAMILIA.
Un abrazo Segundo, gracias por tus palabras. Mis mejores deseos para ti y tu familia por Milan, Italia. Espero que el buen Axel haya celebrado su cumpleaños de la mejor manera.
BorrarMuchas bendiciones querido amigo, siempre te recuerdo con mucho cariño.
Eduardo
He tenido el honor de leer este relato y tengo que confesar que la emoción me atrapó desde el primer instante y al final no pude contener las lágrimas por la tristeza que me invadió al leer sobre su padre, pude sentir su tristeza al escribir sobre el hecho. Ud no sólo tiene la capacidad de narrativa si no también es capaz de crear emociones.
ResponderBorrarMuchas gracias Sr. Eduardo Quevedo Serrano.
Me quede con ganas de saber más, que paradero tiene la María hoy en día
BorrarEstimada Elizabeth, aprecio tus palabras, me apenan tus lágrimas, y... me encanta tu amistad!
BorrarLa María continúa viviendo en la casa de Chimbote, mi hermana Olga se hizo cargo de ella luego de la partida de mi padre. Está bien cuidada.
Un afectuoso abrazo,
Eduardo
Hola Ed! muy buenas las fotos de Jose Maria Arguedas. Cómo has establecido que fueron tomadas en 1967, estas fotos las he visto en otros sitios pero dicen 1966. ¿?
ResponderBorrarHola Marquito, no es un tema que lo tenga completamente claro, lo que sí sé es que las fotos fueron tomadas en algún momento de uno de estos años: 1966, 1967, 1968 ó 1969. En unos de esos años y en un mes que haya tenido seguidos un Sábado 28 y un Domingo 29.
BorrarJejeje... ya se lo que viene, una laaaaarga y profunda investigación.
BorrarEstas fotos son parte de un grupo de fotografías que Arguedas tomó en Chimbote. Ahora bien, en esta colección de fotos hay una del Cine San Pedro que es crucial porque muestra un par de datos valiosísimos. Un dato es el anuncio de la película “El Justiciero” con su respectiva fecha: Sábado 28 y Domingo 29.
BorrarMIENTRAS!!! ¿Y esta foto?? Ahora tú, al mismo estilo de Sherlock Holmes y... con lupa en mano. Ahora averiguar sábado 28 y domingo 29 de qué mes y de qué año...
BorrarEso no lo sé a ciencia cierta, pero he hecho algunas investigaciones…
Borrar¿¿¿¿¿¿...???????
BorrarPrimero, he establecido un marco de tiempo, el mismo que va desde 1966 hasta 1969. Las fotos se tomaron dentro de este período de tiempo.
Borrar¿Por qué no antes de 1966, por ejemplo 1965?
BorrarPorque la misma foto del Cine San Pedro nos muestra otro dato valiosísimo: muestra propaganda de la elecciones municipales de 1966 (se llevaron a cabo el 13 de Noviembre de 1966) en las cuales el candidato del APRA, Ing. Guillermo Barcázar Rioja (identificado con el Número 2) le ganó al candidato de Acción Popular, Miguel Mohana (identificado con el Número 4)
BorrarEn otras palabras, las fotos no se tomaron antes de 1966, se tomaron en 1966 o después.
Y entonces por que no después de 1969?
Borrar… porque Arguedas falleció el 2 de Diciembre de 1969.
BorrarAjaja!! asunto casi solucionado... Ahora solo te quedan 4 años… pero qué año específicamente??
BorrarDentro de esos cuatro años (de 1966 a 1969) he buscado qué meses tuvieron un sábado 28 y domingo 29.
BorrarSherlock Holmes, sigue por favor!
BorrarHe encontrado ésto:
Borrar1966: Mayo
1967: Enero & Octubre
1968: Septiembre & Diciembre
1969: Junio
… ya ya, no la hagas larga. OK. Tienes 4 años y dentro de ellos hay 6 meses que tienen un sábado 28 y domingo 29.
BorrarMayo-1966 no puede ser, debido a dos razones:
Borrar1) Yo conozco de las campañas electorales de esa época y sé que Mayo es muy temprano para tener esa propaganda electoral considerando que las elecciones recién fueron en noviembre.
2) Por entonces, Arguedas no se encontraba bien de salud. Su depresión había hecho crisis. Intentó suicidarse el 11 de abril de aquel año mediante una sobredosis de barbitúricos.
Tienes razón Ed en estos dos puntos. Entonces descartado 1966.
BorrarJunio-1969 tampoco puede ser. Encontré en Wikipedia este dato: “A principios de 1969 hizo su último viaje a Chimbote. Ese mismo año hizo tres viajes a Chile, el último de los ellos por cerca de cinco meses, de abril a octubre.”
BorrarY mayo esta bien lejos de ser principio de 1969 y abril en Chile. Descartado 1969.
BorrarAhora, si fue en 1967 ó 1968 no te sabría que decir. Me inclinaría por 1968, pero siguiendo a otras publicaciones en Chimbote he consignado 1967, sobre todo tratando de provocar una respuesta, que alguien me corrija, pero si ello sucede, esa persona va a tener que decirme cómo sustenta su afirmación… y yo estaré más que satisfecho de saberlo.
BorrarOk provocador!! pero que más sabes o averiguaste de 1967 y 1968.
BorrarLo que sigue tiene como fuente a Wikipedia:
Borrar“En 1967 dejó su magisterio en la Universidad de San Marcos, y, casi simultáneamente, fue elegido jefe del departamento de Sociología de la Universidad Nacional Agraria La Molina, a la cual se consagró a tiempo completo. Continuó su afiebrado ritmo de viajes. En febrero estuvo en Puno, presidiendo un concurso folclórico con motivo de la fiesta de la Candelaria. En marzo pasó 15 días en México, con motivo del Segundo Congreso Latinoamericano de Escritores, en Guadalajara, y ocho días en Chile, en otro certamen literario. A fines de julio viajó a Austria, para una reunión de antropología, y en noviembre estaba de nuevo en Santiago de Chile, trabajando en su novela de los «zorros»”.
¿y 1968?
BorrarÉsto también tiene como fuente a Wikipedia:
Borrar“En 1968 le fue otorgado el premio «Inca Garcilaso de la Vega», por haber sido considerada su obra como una contribución al arte y a las letras del Perú. En esa ocasión pronunció su famoso discurso: «No soy un aculturado». Del 14 de enero al 22 de febrero de ese año estuvo en Cuba, con Sybila, como jurado del Premio Casa de las Américas. Ese mismo año y el siguiente tuvo su amarga polémica con el escritor argentino Julio Cortázar, y viajó varias veces a Chimbote, a fin de documentar su última novela.”
… ya veo por que te inclinas por 1968.
BorrarAparte te digo que he tratado de contactar a la Revista que originalmente publicó las fotografías, pero no he recibido respuesta. En lo que a mi se refiere, dejo el tema ahí. Hay gente más especializada y competente que pueden dar mejores luces al respecto.
BorrarTe conozco así Ed desde que estudiamos juntos en la secundaria: TREMENDO TRABAJO QUE HACES ANTES DE PUBLICAR TUS RELATOS. Y esto es solo por la fecha de una foto, y el resto?? de pensarlo ya me da pereza jejeje... Ed estamos en contacto, voy a trabajar, lo cual haré pensando en las fotos de Arguedas.
Borrar¡Gracias Marquito… Buena suerte en TOCCO salón este fin de semana!!
BorrarHola Eduardo, excelente relato. El cementerio del Progreso fue parte de muchas anécdotas que nos tocó vivir en su momento. Lo has recreado estupendamente desde sus inicios a la actualidad.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo amigo.
Hola Johnny, un fuerte abrazo amigo... Feliz Día del Padre.
BorrarGracias por tu lectura, gracias por tus palabras!
Eduardo
Al fin pude saber que sucedió con el antiguo cementerio de Chimbote. Mi mamá tenia 11 años cuando sucedió el terremoto y se salvo con las justas. Siempre que voy al Divino Maestro recorro todo el lugar pero he visto pocas tumbas con fecha 31 de mayo de 1970. Ud sabe que pasó con las victimas del terremoto ? Si acabaron en fosa comun o estas en el cementerio San Pedro. Gracias.
ResponderBorrarEl Cementerio Viejo del barrio El Progreso fue clausurado a consecuencia del Terremoto, la mayoría de víctimas fueron al Cementerio Divino Maestro, es posible que algunas otras terminaron en el "Cementerio de Pobres" del barrio San Pedro. Un grupo de fallecidos no identificados (NN) fueron enterrados en una fosa común en lo que se conocía como las pampas del cementerio (Divino Maestro).
BorrarHola: queria saber si Ud tiene alguna informacion de uno de los sucesos que conmociono Chimbote en 1966, mi tio abuelo fallecio el 4 de febrero de ese año en un accidente en una bolichera a sus 33 años. El esta en la parte inferior del pabellon que esta pegado a la pared y en el tercer nivel hay 5 miembros de una misma familia que murieron envenenados,
ResponderBorrarEn una de mis tantas investigaciones en la biblioteca nacional, seccion hemeroteca encontre lo sgte:
Después de envenenar a sus 4 hijos, una mujer se quito la vida en Chimbote.
CHIMBOTE,22(CORRESPONSAL)
Una madre de familia , residente en el distrito de Santa Ana, cometió anoche un horrendo filicidio, después de dar muerte a sus cuatro menores hijos, se suicido. El liquido mortal fue folidol mezclado con te.
Las causas de esta tremenda tragedia no han sido esclarecidas, mientras por un lado se dice que el origen estuvo en la extrema pobreza de la familia, por otro se atribuye tal determinación a los celos de la mujer.
La suicida y filicida se llamaba Rosa Loyola Camacho, de treinta años de edad. Vivía en la casa del padre de su esposo.
Según el abuelo de los menores, Rosa Loyola a las 7 y 30 de la noche, reunió a sus hijos y como de costumbre les dio por "comida" te con camote. Jamas penso el abuelo, señor Ubaldino Montoro, que la indicada bebida aromática iba mezclada con folidol.
Posteriormente la madre los llevo a acostarse, cuando fueron escuchados los gritos de los menores, ya era demasiado tarde.
La madre Rosa Loyola yacia sin vida al lado de sus hijos Cesar Hugo(10) Hector (7) y Eddy(5) Lucy(2 añosy medio) murio a los pocos segundos.
El padre de los niños a esa hora estaba en su chacra, a su retorno se entero de la muerte de su señora e hijos. Tuvo una grave afección emocional.
El juez respectivo de Chimbote ha abierto instruccion.
Me gustaria saber en que mas quedo el caso y si en Chimbote hay hemoretac del diario El Faro.
Gracias
Hola, no recuerdo el caso, de lo que mencionas, entiendo que aconteció en 1966. Sí te puedo decir que en aquellos tiempos el folidol era una opción bastante común en los casos de suicidio.
BorrarTe cuento que el año 2010 quise escribir la historia (antigua) del José Gálvez FBC, encargué a amigos en Chimbote que acudan a la Biblioteca Central en busca de archivos periodísticos de finales de los sesenta & comienzos de los setenta, pues yo, cuando era un niño, caminaba todas las noches a la Plaza de Armas a leer los periódicos de la biblioteca. Bien, el punto es que la respuesta que mis amigos recibieron de La Comuna fue que esos archivos ya no existían y que fueron descartados por falta de ambientes. Así de sencillo, una pena terrible.
Pienso que el archivo por el cual preguntas, no existe.
Un abrazo,
Eduardo
Es muy lamentable que no haya alguna hemeroteca en Chimbote. Pensé que habría alguna para buscar mas sobre el terremoto de 1970 por fuentes locales pero ya sera en vano.
BorrarEn el diario El Comercio del 5 de febrero de 1966 donde sale la noticia del accidente donde falleció mi tío abuelo, en noticias nacionales salio una nota sobre un proyecto de via de Evitamiento para Chimbote, que comenzaría antes del puente del rio Lacramarca para terminar a la altura del vivero para que los buses interprovinciales no ingresen al centro de la ciudad.
Han pasado casi 50 años de ese proyecto Y AUN NADA ...
Si necesita alguna nota para buscar en la hemeroteca nacional me puede enviar inbox a mi cuenta de facebook como Jonathan Loayza Sifuentes, en mis ultimas vacaciones fue la ultima vez que fui por alla ya hace mas de un año.
Saludos.
Ok Jonathan, gracias por el ofrecimiento.
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Muy bonit tu historia mi mamá y mi abuela están enterrada ahí
ResponderBorrarY pensar que los temblores en esos años eran como el pan de cada día gracias por compartir tu historia familiar
ResponderBorrar