EL PRIMER BESO (¡... bien dado!)
Eduardo: niñez y bicicleta. El
primer beso todavía estaba lejos...
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En 1972 mi papá cerró su tienda de abarrotes que tenía en la casa, y abrió un taller de reparaciones de triciclos y bicicletas en una especie de mercado persa que había en la segunda cuadra de la avenida Buenos Aires de Chimbote, entre los jirones Pizarro y Garcilaso.
En el taller también se alquilaban bicicletas por hora a los muchachos del barrio. Eran tiempos en que tener una bicicleta era casi un lujo. A la salida de la escuela yo ayudaba a mi papá en su taller, e igualmente lo hacía durante los fines de semana y las vacaciones escolares.
Diariamente el taller se llenaba de adolescentes esperando por su turno para alquilar una bicicleta. Por alguna razón las chicas preferían que yo las atendiera. Y es así como me hice amigo de muchas de ellas... e incluso más que amigo!
Hacia fines de 1973 yo tenía 13 años de edad. En ese tiempo, para evitar robos en el taller, mi papá nos mandaba a mi hermano Fernando, quién tenía 14, y a mí a dormir allí. Nosotros íbamos con mucho gusto, en realidad, había una buena razón para este buen talante.
Cada noche al llegar al taller, Fernando y yo escogíamos las mejores bicicletas y salíamos a pasear. Yo siempre iba en busca de las chicas del barrio, quienes con puntualidad me esperaban en las puertas de su casa por su “turno” para yo pasearlas en la “caña” de la bicicleta.
Noche a noche, media docena de chicas subían a mi bicicleta. Para algunas un paseo corto. Y para las otras un recorrido más largo, y por parajes más oscuros...
Hacia fines de 1974, cada noche yo abrazaba y besaba a varias de estas chicas. Sin embargo, ninguno de estos besos desperdigados en el camino de la bicicleta estuvo destinado a ser el primer beso “bien dado” de mi adolescencia, pues este privilegio estaría reservado para un beso que llegaría el verano de 1975.
Eduardo,1975.
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Nelly se llamaba. Era un poquito más alta, más oscurita y mayor que yo. Era guapa, de cabellos ligeramente ensortijados, y un cuello largo y distinguido. Gustaba de su compañía un poco más que la de otras chicas y su conversación me era también más interesante.
Nos besábamos en la ventana de su casa, y otras veces en las inmediaciones y la oscuridad de los talleres de la segunda cuadra de la avenida Buenos Aires. Llevábamos ya varias semanas de besuqueos y abracitos, hasta que llegó el día del beso definitivo.
Fue así:
Una noche frente a los talleres, parados sobre los durmientes de la línea férrea que corría a lo largo de la avenida Buenos Aires, yo la besaba. De pronto ella me apartó suavemente con la mano. En el resplandor que nos llegaba del letrero luminoso de la Funeraria Martínez pude ver su mirada. Y ella me dijo:
“... Eduardo, esa es la forma como un chico besa a su mamá”. Aún no había salido de mi sorpresa, cuando ella añadió: “Yo te voy a enseñar cómo un chico debe besar a una chica”. Y entonces me besó.
Fue un beso nuevo y diferente. Un beso que palideció a todos los besos malgastados antes de ese instante. Un beso que marcó un “antes” y un “después”. Un beso que trazó una nueva era en la inocencia de mis 14 años de edad.
Nelly sonrió. “¿Te gustó?”, me preguntó. Y me preguntó también si yo podía repetir la lección. No recuerdo qué respondí a lo primero, pero traté de ser aplicado en cuanto a lo segundo. Ella no presentó nuevas quejas.
Tiempo después acabó mi relación con Nelly. Tampoco recuerdo cómo. Lo que sí recuerdo es que dos años más tarde ella dejó su anterior colegio y vino a terminar la secundaria al colegio Santa María Reina, frente a mi casa.
Eran tiempos en que a cada atardecer yo me lavaba la cara, me acicalaba el cabello, y me paraba en la esquina de mi casa para ver pasar a las estudiantes que salían del colegio. Entre el pelotón de chicas pasaba Nelly. Yo le sonreía con timidez. Ella me sonreía con picardía.
Y mientras ella sonreía, en el brillo de sus ojos me parecía encontrar el reflejo de una sonrisa más lejana que pude ver dos años atrás, gracias al resplandor del letrero luminoso de la Funeraria Martínez, en la oscuridad de la segunda cuadra de la avenida Buenos Aires...
... El reflejo de Nelly sonriéndome luego de la lección y del primer beso ¡bien dado! de mi adolescencia.
New Hampshire, USA
Noviembre, 2011
P.D.: Si el lector tuviera curiosidad por conocer algo más de Nelly, en un artículo anterior aporto otras referencias. Éste es el enlace: UNA VIEJA FRASE OLVIDADA
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Una vez mas Eduardo felicidades! Me gusta mucho la forma en que escribes.Envuelves al lector y lo llevas paso a paso , detalle a detalle a vivir parte de tu historia.Excelente!
ResponderBorrarIsbel Quero
Isbel:
ResponderBorrarMuchas gracias. Me encanta saber que contamos con tu lectura...Y tus comentarios son una delicia!!
Saludos por casa!!
Eduardo
Una escena de factura incomparable e inolvidable a la vez, todos tuvimos una primera vez; ésta, se viste de gala, ingenuidad, ternura y nacimiento: el florecer de un nuevo día, el paso de puber a adolescente pleno.
ResponderBorrarComo lo esbozas timidez y picardía juntos, un binomio sentimental franco, abierto, auroral, de inquietudes compartidas e intimidades grabadas para siempre en nuestro almacén genético: la memoria y su muestra el recuerdo.
Estupenda narración llena de vigor, de evolución y ensoñación, una lectura que puede repetirse hasta el cansancio y encontrarle significados diferentes pero a la vez siempre agradables, una recreación de los más sentidos recuerdos de los inicios del amor fuera de los vínculos del hogar familiar, un antes y un después.
Definitivamenta tu pluma es cautivadora y es esperada con ansias. Es que tocas las fibras más íntimas de la soledad, del pensamiento, del atisbo del amor de pareja, de las ansias sentidas por la misma naturaleza del hombre: el sentimiento que nos lleva por insondables caminos o por intrincados vericuetos.
Gracias por hacernos recordar donde radica nuestra humanidad.
Víctor
Víctor:
ResponderBorrarMuchas gracias. Tus comentarios son siempre una invitación a seguir pensando más allá de la lectura. ¿Te he dicho alguna vez que serías un extraordinario psicólogo, o consejero, o especialista de los que se encargan de esos intricados vericuetos de la vida personal?
Un abrazo,
Eduardo
Eduardo: hoy tu relato me llevó más lejos que de costumbre, me hiciste navegar hasta recordar el mío (el bien dado o el recordado como primero). Gracias por hacerme recordar que es bueno dar una mirada atrás de cuando en cuando, sin soslayar nuestras responsabilidades, y que en realidad, debe haber una gran mayoría que debemos recordar nuestro primer beso "BIEN DADO".
ResponderBorrarUn abrazo de pelícano, querido amigo.
MARCO ARROYO.
Hey Marco:
ResponderBorrarDesde luego que todos (o casi todos) recordamos ese momento dulce de nuestras vidas. El tuyo, por ejemplo, lo estuvimos recordando el fin de semana pasado cuando tuvimos uno de nuestros "Desayunos" a través de Facebook.
Un abrazo,
Eduardo
Eduardo! Mira que a medio siglo de mi vida vengo a enterarme esta historia secreta tuya tan bonita que al parecer te marcó, por eso la recuerdas y escribes como un "desahogo" de años contenidos. Se libera ahora en este sencillo y magistral acopio de aventuras de tu niñez.
ResponderBorrarSiendo mayor tuya, no te conocí en tal faceta, pero es parte de la vida de cada uno de los seres humanos, algunos tener vivencias secretas y aventuras de la adolescencia que guardamos en una cajita de cristal, hasta que llegado el tiempo hay necesidad de sacarla de adentro sin romper el cristal. Felicitaciones.
Nelly
Nelly:
ResponderBorrarGracias por leernos y comentar. CONFESIONES A UN ÁRBOL es parte de un proyecto más grande: escribir mis memorias. Así que ahí vamos compartiendo un poco de lo vivido.
Cuídate,
Eduardo
Linda historia de tu juventud....en el primer beso (Bien dado) Recordar es vivir y veo que lo vivias muy bien con la chicas que se turnaban para pasearlas...sigue para adelante hermano que las historias estan lindas...
ResponderBorrarMary
Mary:
ResponderBorrarParece que te gustó el relato. Trataremos de seguir adelante con este proyecto. Cuídate y saluda de mi parte a tus amistades (las conozco de foto)
Un abrazo,
Lo extraordinario del primer beso, que duda cabe, es el candor y como buen pensador hasta temor de aquel entonces. ¿Porqué?...Eramos más inocentes...que hoy; es la época en que nuestros padres amarraban a las mascotas con salchicha...
ResponderBorrarJulio César
Jajajaja... Julio César, de que eran otras épocas, no cabe duda, fueron otras épocas, ya ves, hasta las fotos eran en blanco y negro (...es sólo un decir!!)
ResponderBorrarUn abrazo,
Eduardo
Felicitaciones Eduardo, seguir cada linea de tus relatos es una experiencia enriquecedora, me hace recrear a mi Chimbote querido de los '70s y '80s, Un abrazo
ResponderBorrarJuan
Hey Juan:
ResponderBorrarBienvenido a CONFESIONES... Gracias por acompañarnos en esta aventura. Estamos en contacto.
Un abrazo,
Eduardo
Eduardo, cuando leo tu respuesta a Nelly, al decir que tu proyecto se vislumbra a escribir tus memorias, me acordé de Alejandro Quevedo Acosta nuestro padre, quien tuvo ese mismo gran sueño y en el fondo de su alma se anidaba un empírico y gran escritor. Si no me equivoco, esbozó algunos rasgos manuscritos, en algun papel olvidado?... sin embargo eso ya no importa pues Él está en el cielo, al menos TU le seguiste los pasos y enarbolaste ese gran sueño (escribir memorias) que tuvo nuestro amado "Papá Eco".
ResponderBorrarNena
Nena:
ResponderBorrarDesconozco acerca de la existencia de algunos manuscritos de nuestro padre. Tu sabes que yo tengo en mente avanzar el proyecto de la historia familiar (Semblanza) que sería el mejor tributo a él, pero este proyecto necesita ayuda...
Cariños,
Tu Eduardo
hey Eduardo me estuve riendo mucho con tu primer besote jajajaja... chévere la historia ¡como te acuerdas! tienes memoria de caballo, eras el play boy de ese entonces con la bicicleta por todos lados. Que bonitos recuerdos, te envidio pero al fin lo pasaste maravillosamente bien tu niñez. Abrazos Eduardo y no olvides que te estimo muchísimo, besos a toda a toda la familia,bye.
ResponderBorrarArmando
Hey Chulo:
ResponderBorrarMuchas gracias por leernos y escribirnos unas líneas. Yo estoy seguro que de muchacho también has llegado por la segunda cuadra de la Avenida Buenos Aires, estaba cerca de tu casa, había cantidad de buenos peloteros y, sobre todo, había... cantidades de chicas guapas!!
Un abrazo,
Eduardo
Yo conocí a una chica Martinez hija del dueño de la funeraria, cual letrero te alumbró, y tambien la recuerdo como maravillado. Una abrazo Eduardo. Excelente relato.
ResponderBorrarPepe
Pepe:
ResponderBorrarEl dueño de la Funeraria Martínez (años '70s) tenía una hija mayor, la señora Alejandra. Ésta señora tenía unas hijas guapas. Me imagino que estás hablando de estas chicas, hoy, ellas deben estar entre los 40 y 45 años de edad más o menos. Me alegra que el relato te haya traido buenos recuerdos...
Un abrazo,
Eduardo
Encantadora pluma, un episodio vivido plenamente. Aprecio en tus líneas sencillez e inocencia y me imagino la luz que iluminaba a ambos en aquel mágico momento, los tiempos esas luces que nunca mas estarán entre nosotros, pero ahora gracias a ti las enciendes para nosotros tus seguidores.
ResponderBorrarTe auguro mas éxitos...continúa amigo, estamos contigo
Tus amigos Luis y Soraya
Soraya:
ResponderBorrarSiempre encantador recibir una líneas tuyas. Gracias por tu amistad y tu lectura. Saludos para Lucho.
Abrazos,
Eduardo
Es hermosa tu narracion que me recuerda lo vivido, creo que todos empezamos de esa manera y los recuerdos son hermosos, gracias por eso. Felicitaciones.
ResponderBorrarVíctor
Víctor:
ResponderBorrarBienvenido a CONFESIONES A UN ÁRBOL. Gracias por escribir. Lo mejor para tí!!
Un abrazo,
Eduardo
Eduardo:
ResponderBorrarMuy interesante el orden y la secuencia del relato de Mi Primer Beso, conjugando el sentimiento, la gracia y simpatía de
los personajes, contrapuesta al orden y disciplina familiar: al de la aventura y curiosidad propio del adolescente.
Muy buena la narrativa, excelente, siga Ud. escribiendo. Estaré al tanto de más novedades.
Luis Ortega
Luis:
ResponderBorrarBienvenido a CONFESIONES A UN ÁRBOL. Gracias por leernos y por escribir. Saludos para Marco. Éxitos en la vida!!
Eduardo
Hola Eduardo, una historia fresca, huella viva de la edad de entonces, compartiendo la vida de la adolescencia con la inmadurez natural y la inexperiencia de un buen aprendiz... creo que cualquiera de nosotros hubiera querido tener una historia parecida; tu felicidad se nutre de muchas fuentes... una de ellas tiene que ver con el primer beso...diferente... felicitaciones y continuamos disfrutando de lo que escribes, seguro que el árbol ya sabe de tus compañeros virtuales. Un abrazo.
ResponderBorrarHey Chene:
ResponderBorrarGracias por seguir leyéndonos, y creo que tienes razón: no tengo duda que el árbol conoce de tí y de otros buenos amigos y lectores que nos vienen acompañando en este proyecto!!
Un abrazo,
Eduardo
Todo fue muy inocente y dulce
ResponderBorrarLa Petite:
ResponderBorrarSu comentario hace honor a su nombre: Very petite!!...Fuera de bromas, gracias por su lectura!!
Eduardo
Lindo, no hay nada mejor en esta vida que recordar lo magico que es el primer beso.
ResponderBorrarHoy en dia la magia del primer beso se esta perdiendo, por el pensamiento que tiene la juventud ; espero que eso no me pase a mi.
Karim LIMA-PERU (18 AÑOS).
Karim:
ResponderBorrarGracias por leernos y por escribir. El primer beso, ¡Dios!... ¡mágico! Tienes razón, algo le está pasando al mundo, pero en cuanto a tí mantén la magia de las cosas bellas siempre encendidas!!
Saludos,
Eduardo
El primer beso...que maravilloso como no recordarlo, cada vez que leeo lo que escribes Eduardo me sorprendo de tu exelente memoria, como recuerdas cada detalle de tu vida pasada, de verdad me encanta todo lo que escribes mio caro Edu. Continua escribiendo mas para nosotros tu seguidores, cuidate mucho...un abrazo.
ResponderBorrarCharo.
Hey Charo:
ResponderBorrarGracias por escribir. Espero que la ciudad de Torino, Italia siga tratándote maravillosamente bien.
Un abrazo,
Eduardo
Estimado Ed:
ResponderBorrarLa vida es un enjambre de circunstancias lógicas y también paradójicas; saber que el letrero de una funeraria, te brinde la necesaria luz que es vida, un beso "bien dado", es la fiel demostración que Dios existe y que bien vale la pena dar la vida por un beso...bien dado.
Nueva entrega de "Confesiones..." regresando a tus orígenes, aquel génesis que marca tu existir y que queda tatuado en el alma, retornas al recuerdo de tu admirado padre, a las bicicletas (que yo las alquilaba en el Barrio El Acero), y también al nacimiento del romanticismo que es un carácter fundamental de tu personalidad.
Oh, Betty, Betty, generosa hasta en la enseñanza de "diferenciar los besos"; ipso facto quiso separar cualquier confusión edípica, con el otorgamiento de un amoroso ósculo, que no dejó margen a duda alguna.
Excelente relato, fiel a tu estilo y talento.
Un gran abrazo.
Ro.
Ro:
ResponderBorrarComo de costumbre, tu pluma erudita examina lo escrito desde varios ángulos. Resultado: un delicioso comentario (...para leer y releer varias veces!!)
Un abrazo,
Eduardo
Querido Eduardo:
ResponderBorrarNo sabes la alegría y la vívida sorpresa que me ha causado leer esta publicación tuya. Realmente tienes pasta de narrador, me ha gustado la sencillez de las imagenes y como un hecho furtivo o quizá natural se ha convertido en una historia de refrescante lectura.
Me gustó mucho, así que ahora voy a seguirte, aunque como siempre he dicho "hace ya varios años que sólo escribo recursos y leo El Peruano", lo que quiere decir que mi vida literaria es bastante árida por decir lo menos.
Saludos afectuosos
Frecia
Recordada Frecia (Gala):
ResponderBorrarRealmente grato recibir unas líneas tuyas. Recuerdo tus inquietudes literarias en la Facultad de Derecho. Si vas teniendo algún escrito no dudes en hacérmelo llegar, estoy seguro que lo disfrutaré!!
Cariños,
Eduardo
Gracias, por hacerme recordar sobre "EL PRIMER BESO",.... como olvidarlo, es una experiencia inolvidable la que experimentamos. Hasta hoy no he olvidado aquel gran momento en que sucedió.
ResponderBorrarEduardo, tus narraciones son excelentes, y me gustan, voy a seguir leyéndolas, me haz hecho recordar esos momentos de juventud. Considerame como una de tus seguidoras.
Un abrazo. Katty Carolina
Katty:
ResponderBorrarBienvenida a CONFESIONES A UN ÁRBOL. Te agradecemos tu lectura y comentario, esperamos verte con regularidad.
Cariños,
Eduardo
hola, un saludo desde España y gracias por visitar mi página de recuerdos.
ResponderBorrarlarga vida para ti y para tu blog
Hola, esta confesión me hizo recordar a mi primer enamorado cuando estuve en cuarto año de secundaria, recien en esa epoca fue el primero que me besó y como enseño a besar, qué recuerdos aquellos.
ResponderBorrarun abrazo
Zoila
Hola Zoilita, te recuerdo bastante de esos años, ya ampliaremos el tema por otro medio...Jajaja!!
BorrarEduardo
Eduardo felicidades por ser yo la persona que te dio el beso bien dado y los recuerdos se vienen a mi mente ahora lo veo bien claro que bueno que estes escribiendo sigue haciendolo muchas felicidades saludos
ResponderBorrarDe tu amiga de juventud MARIA NELLY RIOS GÓMEZ de CHIMBOTE PERÚ
Chao disfruta tu estancia en chimbote junto a tu familia.
Estimada Nelly, bienvenida a Confesiones a un Árbol. Te agradezco tu lectura y gentileza de enviarnos unas palabras, lo cual aprecio y recibo con bastante cariño.
BorrarTe deseo lo mejor, saludos para Mery, Betty y tu mami, cariños para tu propia familia.
Eduardo