BAKER STREET STATION, OCHO EN PUNTO DE LA MAÑANA
Baker Street Station, Londres-Inglaterra
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¡Pum, Pum! Suena mi corazón a las ocho en punto de la mañana mientras espero por el tren de la Circle Line, en el andén oeste de Baker Street Station en Londres, Inglaterra.
Una hora antes, Terry, mi esposa y Dorothy, mi hija han salido de nuestra casa en Walthamstow, y han tomado el tren con dirección a Baker Street Station.
¿Y qué hago yo a esa hora de la mañana en aquella estación del metro londinense?... la historia es así:
En 1998 Terry estuvo embarazada de Dorothy. Y considerando que ambos trabajábamos a tiempo completo, conversamos acerca de quién cuidaría a la niña cuando nazca.
Normalmente, una pareja británica paga a alguien, o a alguna guardería para hacerse cargo de sus hijos pequeños mientras ellos trabajan. Pero eso estaba descartado para nosotros, pues los costos estaban por encima de nuestras posibilidades económicas.
Entonces decidimos que yo me quedara en casa a cargo de la niña y viera la posibilidad de trabajar por las noches. En el trabajo aceptaron el cambio de turno y me dieron medio horario: de 4 a 8 de la mañana en las oficinas ubicadas a una cuadra de Baker Street Station.
¡Pum, Pum! Suena mi corazón. Un letrero anuncia que el tren de las ocho arribará en cualquier momento. Ya estoy listo, parado en el borde mismo del extremo final del andén, donde las puertas corredizas del último vagón se abrirán y aparecerá Terry con Dorothy en sus brazos.
Entre tanto Terry ya se ha desabrochado el “canguro” donde carga a Dorothy, y está lista para cuando el tren se detenga y se abran las puertas.
¡Pum, Pum! Suena mi corazón. El tren se ha detenido. Yo estoy en el sitio correcto. Las puertas se están abriendo, Terry me busca con la mirada entre el gentío del andén, me ubica y entrega a la bebé al tiempo que las puertas del tren se cierran... Y todavía hay un segundo adicional para gesticular un adiós con la boca.
Extremo final del andén oeste de Baker Street Station
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Luego, Terry continuaría de largo en el mismo tren con destino a Notting Hill donde trabajaba como profesora para el Southbank International School. En cuanto a mí, en el borde del andén, me abrocho el "canguro", y doy la media vuelta para ir al andén opuesto donde cogeré el tren de regreso a nuestra casa en Walthamstow.
Muchas mañanas hubo en que llegué con algunos segundos de retraso al andén oeste de Baker Street Station, y perdía mi “sitio” en el punto exacto donde las puertas corredizas del último vagón de la Circle Line se abrirían.
Pero, a pesar de que el andén siempre estaba abarrotado de gente, muchos de estos pasajeros eran las mismas personas de cada mañana. Y si yo perdía mi “sitio”, no faltaba la voz de una gringa europea que dijera estas palabras: “Por favor, disculpen, este señor necesita estar parado en el borde mismo del andén”.
Para Terry y yo esa fue la rutina de cada mañana desde que Dorothy nació hasta cuatro años y medio más tarde cuando dejamos Europa para mudarnos a New Hampshire, USA.
Al principio Terry me entregaba a Dorothy en un “canguro”. Luego las cosas se hicieron un poquitín más complicadas, pues mi hija venía en un andador. Pero el plan siguió dando resultados.
Y si alguna vez falló no fue por culpa nuestra. Se debió a algún paro de los empleados de los trenes, o a alguna alerta de seguridad. En estos casos la estación del tren cerraba. Pero nosotros teníamos un Plan “B”.
¿En qué consistía?
Terry seguiría de largo con la niña hasta su trabajo en Notting Hill, y yo le daría el alcance luego por algún otro medio de transporte.
En estos casos, al llegar al salón de clase de Terry, la escena era siempre la misma: los alumnos no prestaban mucha atención a la profesora Terry, pues todos preferían jugar con la pequeña.
Desde que mi familia y yo dejamos Londres en el 2003, siempre regresamos cada dos años a esta gran ciudad. Entre los lugares que visito me gusta volver a mi “sitio” en el andén oeste de Baker Street Station.
Voy a ella en peregrinación, en busca de fuerzas e inspiración. Y porque pienso que hay cosas en la vida que debemos amar para siempre.
New Hampshire, USA
Noviembre, 2011
NOTA:
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Eduardo felicidades! La historia es hermosa. Eres un ejemplo para muchos padres. Gracias por compartir todo esto. Tu narrativa es muy buena. Una vez mas te repito que eres un gran escritor.
ResponderBorrarIsbel
Isbel:
ResponderBorrarMuchas gracias por tus palabras. Y gracias también por tu permanente compañía. Cariños para la familia!!
Eduardo
BRABAZO!!! ¡...Qué extraordinario plan: sincronizado y arriesgado!! Siempre fuiste organizado, así que no me llama la atención que tuvieras un plan “B”. Y qué interesante que las pasajeras gringas se solidarizaran con tu plan.
ResponderBorrarY si, ... cuando la vida nos marca, siempre queremos regresar al mismo lugar o centro donde la experiencia tuvo lugar. También fue muy importante que tu hija haya sido cuidada por su propio padre (en lugar de una guardería),se que no tenias otra alternativa, pues ustedes estuvieron sólos allá, no tenían padres o suegros para que los ayudaran.
Gran lección la de hoy!!
Marco Antonio
Marco:
ResponderBorrarTu comentario resume lo más sustantivo del artículo y te agradezco por tus palabras. Bien lo has dicho, nosotros no tuvimos a nuestros padres en Londres. Los míos estaban en Perú, y los de Terry ya no estaban en este mundo.
Hoy pienso que esas mañanas a las 8 en punto fueron una experiencia muy bonita. En aquel tiempo fue algo más dramático.
Un abrazo,
Eduardo
Hola Eduardo, excelente narrativa, ni que hablar de la historia, compartir la vida nos hace feliz y mucho más de la manera en que lo hacemos los padres con los hijos, y eso dura por siempre; un abrazo y seguiremos esperando otras confesiones más junto al árbol.
ResponderBorrarSegundo
Segundo:
ResponderBorrarGracias por visitar al árbol, y gracias por tus palabras. Cariños para la familia.
Un abrazo,
Eduardo
Hermano, mientras leía se me hizo un nudo en la garganta, y finalmente las lágrimas corrieron por mi rostro.
ResponderBorrar¿Sabes? a veces los humanos nos ponemos a perder el tiempo en situaciones melodramáticas sin importancia o relevancia que quitan el tiempo en lugar de maravillarnos de cosas lindas y rescatables llenas de vivencia que marcan la existencia humana.
Si todos sacáramos una linda novela, lección o sabiduría de éste tipo de procesos hermosos vividos, seríamos un libro gratuito abierto al mundo: para experiencias similares sin temor a ser copiadas, ó seríamos un andén frente a la multitud que muchos quisieran pararse a visualizar desde alli los recuerdos que trae un viejo vagón cargado de nostalgia estremecedora por el modo como fue experimentado el hecho recordado.
Nelly
Nelly:
ResponderBorrarMuchas gracias por tus palabras y la reflexión que nos haces. Saludos de Terry y de Dorothy Elsa para tí.
Con el cariño de siempre,
Eduardo
HEY CHATO:
ResponderBorrarFELICITACIONES ,COMO SIEMPRE MUY BUENO TUS BELLAS VIVENCIAS, PERO ESTO ES LO QUE TE HACE GRANDE!!!
NOEL
Hey Chaca (Noel):
ResponderBorrarGracias, me gusta tu comentario. Osea un Chato-grande, jajaja...
Un abrazo hermano,
Eduardo
Eduardo,
ResponderBorrarTe felicito por tu narracion que facil podriamos contarla en un dia del padre, es una nota que me inspira y reconoce el amor por nuestros hijos de todo el esfuerzo y sacrificio que podemos hacer por ellos. Gracias por compartir tus experiencias, hoy dia confirmaste lo que alguien me dijo que "para ser un buen padre, primero hay que ser buena madre".
Un abrazo y saludos para tu familia.
Javier
Hey Javier:
ResponderBorrarMuchas gracias. Me gustó la frase que citas, no la había escuchado antes, pero encierra mucha profundidad y verdad.
Cariños para los tuyos.
Eduardo
Me encanta leer este blog! Es diferente y refrescante. Siempre me ha intrigado leer sobre la vida y anécdotas de otras personas!
ResponderBorrarYousy
Amiga Yousy:
ResponderBorrarMuchas gracias. Encantado de tenerte por acá!!
Saludos,
Eduardo
Estimado Eduardito.
ResponderBorrarCon mucha atención he leido tu artículo donde narras una vivencia de amor y responsabilidad por la familia, donde demuestras que no hay nada imposible para adaptarse a las diversas vicisitudes de la vida. Lo cual refleja la formación recibida por tus padres y del buen corazón que posees, asismismo de tu esposa con la cual compartes esa linda responsabilidad de cuidar una hijita linda como Dorothy.
Es muy cierto lo que manifiesta Nelly.
Un abrazo,
José Luis
Pepucho:
ResponderBorrarGracias por tu amistad. Gracias por tu lealtad. Gracias por tus palabras!! En otras palabras, como decía don Pedro Vargas: "Muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido"...Jajajaja...
Un abrazo hermano,
Eduardo
La voz detrás de la puerta llamando al publico a permitirle un lugar al que espera su hijo se me hace una voz remota, que llega desde el fondo de lo que por mejor nombre convenimos en llamar civilización. Que alguien recuerde que hay un derecho consuetudinario en la espera diaria de un hijo se yergue como una muestra cotidiana de defensa de los derechos humanos. Es el latido de Occidente entre los pasillos del apuro. Eso y el metro que llega a tiempo sin importar que nuevo y sofisticado es denota nuestra modernidad.
ResponderBorrarBueno, Eduardo basta de rollo y nos has adivinado el pensamiento a todos, creo, los que queríamos saber un poco de tu vida en Londres; claro queremos saber mas. Y cada vez nos sueltas mas la cuerda.
Gery
Gery:
ResponderBorrarDiez líneas. Un comentario de tremendo valor y profundidad!! Tus líneas sólo confirman tu aguda sensitividad, tu empatía con la vida, y la claridad de tu mente. Todo un previlegio tenerte cerca!!
Un abrazo,
Eduardo
Prosa vestida de sensibilidad manifiesta, solidaridad por todo lo alto, vicisitudes de una pareja de emigrantes para cumplir con el desarrollo de sus anhelos; felizmente la cibernética perpetuará estos párrafos, para que en breve Dorothy, admire el coraje de sus padres y vuelva siempre la mirada a Baker Street Station, allí donde se fundieron tres admirables personas bajo el oportuno influjo del candor.
ResponderBorrarNo sabemos sus nombres, menos sus apellidos, pero los seres con cuyas bondades compartimos paradas o paraderos, forman parte de nuestra historia, como la de la trilogía que aquí conocemos mas.
Un abrazo, mi cariño y admiración a los tres.
Hey Rolando: ¿Por dónde andas? no te "veo" toneladas de semanas. No te pierdas. Muchas gracias por tus palabras!!
ResponderBorrarUn abrazo, Eduardo
Excelente Ed:
ResponderBorrarY porque pienso que hay cosas en la vida que debemos amar para siempre.
Desde nuestra tierra bendita saludos y un abrazo de hermano.
Julio César
Hey Julio César:
ResponderBorrarGracias por escribir y gracias por esta amistad de más de tres décadas!!
Un abrazo,
Eduardo
Que maravilloso saber que usted y su esposa no se hayan "complicado la vida", a pesar del estrecho horario.
ResponderBorrarSaber que todo lo tenían planeado e incluso con un plan "B".
Hoy en día e visto muchos casos en donde parejas que van a tener hijos, todo lo ven un obstáculo y nunca tratan de buscar o realizar un plan en donde ambos trabajen para el bien de un ser que es su hijo(a).
Veo que lo de ustedes fue y creo que aun sigue siendo un trabajo en equipo, en donde ambos se ponían de acuerdo para que las cosas sucedan a la perfección, saber que entre ustedes no habían peros que valgan; por que al final de todo el bien era para su hija y su familia.
Felicitaciones, por que es el esfuerzo es lo que se reconoce.
KARIM
ZARATE- LIMA-PERÚ.
Karim:
ResponderBorrarGracias por tu lectura, y por tu interesante comentario. Coincido plenamente contigo!!
Saludos,
Eduardo
Eduardo, es admirable la funcion de padre, que cumplias mientras se daban estos inconvenientes, y que bueno que algunas personas que conocian trataban de apoyarte. Sabes? esta historia sirve de ejemplo para aquellos padres que piensan que la mujer lo puede hacer todo.
ResponderBorrarMe gusto mucho esta historia que escribistes, y es precisa para el Dia del Padre.
Un abrazo admirable padre.
Katty Sandoval Rios
Hey Katty, de verdad aprecio tus palabras. Cuídate, y salúdame a tu familia y a nuestras amistades del barrio.
BorrarUn abrazote!!
Eduardo
Eduardo, tu artículo resume el valor, el esfuerzo, que tienes para con los tuyos, es un ejemplo a SEGUIR, por lo cual muchos no tenemos esa virtud, que ya yo quisiera tener. Me animas a imitarte (....en tu actitud, en escribir, y a publicar mis memorias y mis canciones). Por lo pronto ya tengo Facebook (.....estaremos en contacto), es un inicio.
ResponderBorrarTu amigo Roberto.
Hola Roberto, gracias por tus palabras, y vamos a estar en contacto a través de ese INICIO...
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Me llamo Rosa Luz, mientras que conversamos con Marco en Tocco salón, me comentó sobre una historia que vivió su querido amigo, así que me mostró el articulo, Baker Street Station: 8 en punto de la mañana, me encantó porque al terminarla de leer en el Blog me dejó una gran lección que en la vida siempre hay solución para todo, si es que uno realmente lo quiere y si no se deja vencer, es como si el día de hoy no funciona el Plan A para eso esta el Plan B y así sucesivamente, hay solución para todo.
ResponderBorrarGracias Marco por compartir esta linda historia y gracias Eduardo por con tu historia yo aprendí que para todo hay solución si uno realmente lo quiere.
Saludos.
Estimada Rosa Luz, bienvenida a Confesiones a un Árbol, gracias por escribir y dale mis saludos a mi amigo Marco Antonio Arroyo, espero que los estilistas de Tocco Salón te hayan hecho un lindo trabajo y que ahora te veas incluso más bella.
BorrarJunto a mi respetuoso saludo va un abrazo,
Eduardo