EL TERREMOTO DEL 31 DE MAYO DE 1970
Avenida Industrial de Chimbote
después del terremoto
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La tarde del 31 de mayo de 1970 transcurría en Chimbote como un domingo cualquiera. La gente disfrutaba de un día soleado. No había sospecha que a las tres y veintitrés un terrible terremoto destruiría la obra humana con mortal ferocidad, como si la naturaleza hubiera querido arrojar por los suelos todos los huesos de la ciudad para averiguar, entre sus escombros, de qué acero estaba hecho el carácter de su pueblo.
A esa hora, los parlantes del viejo cine San Isidro dominaban mi barrio con música de Javier Solís y Leo Dan, canciones como Sombras Nada Más y Santiago Querido hacían de preámbulo a la función de matinée que estaba a punto de empezar. Frente a mi casa, en La Pampa del 21 de Abril (actual colegio Santa María Reina), se disputaban clásicos partidos de fútbol ante una nutrida multitud que abarrotaba los cuatro costados del campo. Y más allá del Cementerio Viejo, en el antiguo estadio Vivero Forestal (hoy, Gómez Arellano) se jugaba el Campeonato Relámpago de la Liga de Fútbol de Chimbote, el cual debió concluir esa tarde, pero en realidad nunca terminó.
Un minuto antes de la fatídica hora dejé la tienda de abarrotes de mi padre, ubicada en la esquina de la avenida Aviación con el jirón Unión, para dirigirme al baño de la casa en la parte trasera del corral. Frente a la puerta me detuve por un instante y escuché el bullicio proveniente de La Pampa de fútbol, y me pregunté si yo también debería estar ahí, junto a mi hermano menor Alberto, quien en ese momento era parte de la multitud.
Escuela del Barrio San Pedro de Chimbote.
En medio de la desolación causada por el
terremoto, un niño representa la esperanza
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Aún sostenía este pensamiento en la mente, cuando de pronto la música del cine y la bulla de La Pampa fueron eclipsadas por el ladrido temeroso de todos los perros del barrio. Acto seguido, un sonido desconocido invadió al mundo. Empezó con un rumor bronco, seco y poderoso, y derivó en el bramido apocalíptico de una bestia mitológica que rompía sus cadenas en la profundidad de la tierra. Entonces un cataclismo descomunal sacudió Chimbote y a la región Ancash. Sentí la necesidad de mi madre, y corrí en su búsqueda.
Mientras huía, algunas paredes se desplomaron a mi paso. Una vez en la calle fui testigo de la escena más dramática que jamás haya presenciado en mi vida: a ambos lados de la avenida Aviación, hasta donde mi vista podía llegar, vi brazos extendidos hacia el cielo, gente de toda edad y condición, unos parados y otros de rodillas gritaban en alto sus pecados y pedían perdón al Dios de la Creación. Entonces mi madre me vio, y me dijo: “Es el fin del mundo, hay que estar juntos”.
El día del terremoto sólo tenía nueve años de edad, pero los cuarenta y cinco segundos de su duración perduran en mi mente, inmunes a la contaminación del olvido. Me acompañan desde siempre y para siempre. Sus escenas, sin duda, se repetirán por una última vez en la película final que veré antes que las cortinas se cierren, y se apague la luz.
Recuerdo que mientras la tierra se movía, mi mamá contó sus hijos para verificar si estaban completos: “Uno, dos, tres, cuatro, cinco...”. Tres de mis hermanos no estaban con nosotros en ese instante: Alberto y Olga (los dos menores) y Roger (el mayor). El primero había estado en La Pampa mirando el partido de fútbol y Olga estaba en su cama. Ella nació la Navidad de 1965 y nunca caminó hasta los cinco años de edad. Nació con una enfermedad y la mitad de su cuerpo vivió secuestrado dentro de una armadura de yeso.
En medio de la estampida de la gente que corría desde La Pampa, Alberto por sus propios medios llegaría de vuelta a casa. Más tarde mi madre nos diría que aquel día él no parecía correr sino flotar en el aire, con los brazos extendidos, como queriendo abrazarla a la distancia. El caso de Olga y Roger fue diferente.
Todos estos recuerdos deambulan agazapados en el cuarto oscuro de mi memoria, y sólo requieren de una rendija de luz para volver de golpe. A partir de 1994 viví en Londres por casi una década. Residí en siete barrios diferentes de la capital inglesa y cerca de mis alojamientos siempre tuve a una de las líneas del metro subterráneo o del tren de superficie. Cada tren estremecía la tierra de tal manera que mi corazón daba un vuelco, creyendo que se trataba de un sismo. El año 2003 me mudé a New Hampshire, USA donde vivo en un pueblo ubicado a unos pasos de la línea férrea. Corren por aquí locomotoras que jalan un centenar de vagones de carga. La conmoción de los trenes, instintivamente me devuelve al 31 de mayo de 1970. Y es que los hijos del terremoto fuimos marcados con una cruz de ceniza, como los hijos de Aureliano Buendía en Cien Años de Soledad.
Puente Gálvez de Chimbote después del terremoto
(Fuente: Associated Press, Wirephoto, 1970)
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Durante los primeros segundos del terremoto, mientras todos nos precipitábamos a la calle, mi hermano Roger había corrido hacia adentro de la casa. A pesar de que el día anterior se había dislocado severamente el codo jugando básquetbol, y llevaba su brazo derecho colgado de un cabestrillo, él corrió al interior de la casa para a rescatar a Olga. Fue un acto crucial. Terminado el terremoto, cuando inspeccionamos los daños de la vivienda encontramos la cama de mi hermana aplastada contra el suelo. Una pared de ladrillos le había caído encima.
Aquel día, Chimbote fue devastado como si las hordas de Atila hubieran galopado sobre la ciudad, y no hubieran dejado “piedra sobre piedra”. Mi barrio no tenía grandes edificios, con excepción de la iglesia San Francisco de Asís, y fue destruida también. La recuerdo bella, en la forma de un arca, y con pelícanos en bajo relieve diseñados en sus paredes. Los vecinos gustábamos llamarla, “El Arca de Noé”.
Toda la región Ancash fue destruida en cuarenta y cinco segundos por el desastre natural más grande de la historia del Perú, y uno de los terremotos más devastadores de la historia de la humanidad. El epicentro del sismo fue Chimbote.
Iglesia San Francisco de Asís antes del terremoto |
Al día siguiente, Chimbote se arremangó las mangas de la camisa, enterró a sus muertos, e inicio el proceso de su reconstrucción. Los barrios participaron de una gran organización comunal. Cuadrillas de voluntarios recorrieron calle por calle y casa por casa para limpiar los escombros. La ayuda internacional llegó generosa y oportuna. La Pampa del 21 de Abril se convirtió en un gran campamento con carpas levantadas para diversas familias que se quedaron sin casa.
Mis hermanos y yo participamos de las cuadrillas voluntarias. Al final de cada jornada recibíamos una ración de víveres consistente en carne de pollo congelado, frejoles enlatados, un derivado de trigo llamado trigol que sustituía al arroz, aceite comestible y leche en polvo. La falta de agua fue un problema serio, pero las familias lo obteníamos de pozos abiertos en el suelo, en casa mi mamá llenaba cada balde y olla disponible, la dejaba sedimentar, y luego el agua clara era consumida.
Por entonces Chimbote y el Perú se encontraban hambrientos de buenas noticias. Y éstas llegaron. El mismo día del terremoto se inauguró el Campeonato Mundial de Fútbol México ’70. Cuarenta y ocho horas más tarde, luego de cuarenta años de ausencia de los torneos mundiales, la selección peruana ingresó al gramado de juego portando brazaletes negros para debutar frente a Bulgaria. Los asistentes guardaron un minuto de silencio por nuestra tragedia. Tras ir perdiendo por dos a cero, Perú venció por tres goles a dos. Y cuatro días después derrotamos a Marruecos por tres goles a cero. La popular polka de la época, “Perú campeón, Perú campeón...”, resonó en cada rincón de Chimbote y en todos los confines de la patria.
Chimbote actual, una ciudad grande, bella y optimista
(Foto: Cortesía de Rubén Pucutay Bermudez)
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Semanas después, el equipo del pueblo chimbotano, José Gálvez FBC, en un estadio Vivero Forestal sin paredes, puertas ni tribunas inició una sensacional campaña que concluiría con el ingreso, por primera vez en la historia de Chimbote, a la liga profesional del fútbol peruano. Ahí nació nuestro himno: “A Chimbote tierra bella, hoy te canto para ti... En música los Rumbaney, en voley la selección, en fútbol el José Gálvez, José Gálvez es campeón”.
A veces los pueblos necesitan de grandes desafíos para saber con qué acero están hechos. Chimbote renació de sus escombros, y emergió como un coloso para reencontrarse con su destino. Hoy es una ciudad grande, bella y optimista. En cuanto a lo mío, siempre he creído que el terremoto del 31 de mayo de 1970, bautizó con fuego a la unidad de mi familia.
New Hampshire, USA
Mayo 31, 2014
(Parte del presente relato fue publicado el 26-02-2011 en El Rincón de los Recuerdos)
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Eduardo:
ResponderBorrarAl igual que a tú pasé esos momentos fatídicos al lado de mi mamá y dos de mis hermanos, los segundos parecían interminables. Mi madre que era muy nerviosa no sé de dónde sacó el aplomo para abrazar a sus hijos y llevarnos a la parte más segura de la casa. A mi padre lo agarró en el techo, había subido a direccionar la antena para mejorar la imagen del televisor, había terminado el partido inaugural del mundial México 70. A los dos días que Perú ganó a Bulgaria, por un momento nos olvidamos de nuestra tragedia.
Los días siguientes dormíamos en la calle, al igual que todos los vecinos. Y qué decir de las réplicas, no sé si era igual o peor, porque pensábamos que se venía otro terremoto de mayor intensidad o el fin del mundo. Mientras duraba la réplica, sentía la sensación que se habría la tierra justo debajo de mis pies.
Queríamos comprar víveres y no había. Mi padre se iba al muelle a descargar la ayuda que llegaba del extranjero, a cambio recibía víveres que él compartía con los vecinos que más necesitaban.
Los muchachos del barrio buscaban aves debajo de los escombros, que algunas ya muertas, pero todavía tibias para hacer su olla común y así alimentarse.
Como dices, el terremoto sirvió para probar de qué acero está hecho el carácter de los chimbotanos.
Mi gran amigo y hermano Eduardo, te felicito por tan buen artículo. Tú eres un escritor de acero inoxidable, made in SIDERPERÚ.
Un abrazo de pelícano.
Marco Antonio Arroyo Benites.
Hola Marco, gracias por participar contándonos parte de tu propia historia acerca del terremoto. Aprecio tu amistad, aprecio tus pálabras!!
BorrarMi cariño también para tu viejo y para toda tu familia... Un abrazo de pájaro cocho!!
Ed
Eduardo me transportaste como siempre, me entere de cosas que no sabia sobre tu familia vi fotos que nunca habia visto; la iglesia por ejemplo, el puente galvez y si debio ser horrible, yo solo recuerdo, que me llevaban en brazos y pude ver que se cerraba un pozo de agua. Me parecio vivir ese momento con ustedes, gracias estuvo maravilloso.
ResponderBorrarHey Magaly, gracias por escribir, estoy seguro que te encantó ver la imagen de la antigua iglesia de nuestro barrio!!
BorrarMi cariño y un abrazo para ti!!
Eduardo
Saludos, que buen recuerdo, como a todos, dejó huella, en esos momentos nació mi hija que le puse el nombre de Socorro Milagro, con su madre, en auto llegué los hospitales de emergencia y era un loquerío, mi familia fue al campo frente a la casa del tío Julio Guzmán. Hasta allí llegué a las 12 de la noche. Fernando B.
ResponderBorrarSaludos Fernando, sé que tienes muchas historias interesantes y excepcionales relacionadas al día del terremoto. Ese día nuestro equipo del Zanjón, Unión Juventud, jugaba también el Campeonato Relámpago de la Liga de Chimbote.
BorrarCariños para la familia,
Eduardo
Eduardo:
ResponderBorrarTu relato me traslada a aquellos momentos fatídicos que viví a los once años de edad. Momento que me encontraba jugando fútbol en el campo que había al costado de la piscina del Vivero Forestal. Hoy en el mismo lugar hay un zoológico. Recordar que mientras corría a mi hogar, miraba como la tierra se habría y volvía a unirse a mi paso. Ver como los bañistas salían en ropa de baño, como los pacientes internados en el Hospital del Seguro Social trataban de ponerse a buen recaudo.
Es que, mientras corría por la cuadra catorce de la avenida José Gálvez e iba rumbo a mi domicilio que quedaba al costado del cine Pacifico ubicado en la cuadra seis del Jirón Manuel Ruiz, tenia que correr sorteando los escombros de las viviendas destruidas por la naturaleza, sortear las ambulancias que auxiliaban a los heridos y el sonido de sus sirenas aún retumban en mi mente, ver a muchas personas ensangrentadas sobre la pista, esperando atención médica, otras ya habían fallecido, el rostro de los familiares llenos de lagrimas.
Bien dices Eduardo, la mirada de muchos dirigidas al cielo y sus manos implorando perdón, algunos con una biblia en la mano pidiendo piedad a nuestro Creador. Al llegar a mi casa mis padres me esperaban, mi papá sólo atinó a decirme: “cuida a tus hermanos (en ese momento eramos siete hermanos, luego ocho), voy a ayudar a rescatar a los vecinos que se encontran atrapados por los escombros”.
Hoy pude recordarlo, amigo Eduardo, gracias por este fantástico momento que he revivido, por tu excelente pluma y sutileza para relatarnos estos hechos. Amigo Eduardo, me quedo con tu frase, "La gente decente puede encontrar inspiración en nuestra propia historia para sacar adelante a Chimbote", y decirte que los Chimbotanos estamos hechos de buen acero, no olvidemos que frente a nuestro pueblo esta la inmensidad del mar, que nuestros hermanos pescadores lograron arrancar su riqueza natural, hombres bravíos que hicieron grande nuestro puerto. Chimbote con su gente jamas sucumbirá ante la adversidad.
Un fuerte abrazo,
Bernardo
Extraordinaria remembranza de mi querido amigo Bernardo. Te agradezco infinitamente por compartir tus propias memorias con todos nosotros. Tu texto enriquece la historia de esta fecha. Junto a mi admiración va mi abrazo fraterno para ti, amigo de toda la vida.
BorrarMuchos éxitos por Chimbote. Gracias otra vez!!
Eduardo
Buena Bernardo!! excelente como nos relatas tus vivencias de ese fatídico día. Yo también me quedo con la frase "La gente decente puede encontrar inspiración en nuestra propia historia para sacar adelante a Chimbote"
BorrarMarco, esa generación de niños y adolescentes, fueron fundidos, mas que por la furia de la naturaleza, por su fuerza de imponerse y alzarse sobre la adversidad, porque a temprana edad nos hicimos pioneros de nuestra vida, porque con esteras sobre nuestros hombros, supimos emprender un nuevo camino y vencer la desgracia. Eduardo, no hay adversidad que pueda vencernos, porque conocemos el camino del triunfo y nunca olvidemos que la lucha es constante.
BorrarA veces es necesario que la vida nos sacuda con mucha fuerza, para darnos cuenta que el tiempo que nos queda no es para malgastarlo; el sacudón del año setenta fue físico y hoy cuarenta ycuatro años más tarde el sacudón es emocional, psicológico, humano y otra vez nos hace ver nuestros errores para enmendarlos. Un saludo y un abrazo en la distancia amigo Eduardo Quevedo Serrano
ResponderBorrarUn abrazo Manuel, comparto tu reflexión. Saludos para la familia, éxitos en cada uno de tus proyectos.
BorrarMuchas bendiciones,
Eduardo
Gracias amigo por compartir tus vivencias familiares en los acontecimientos que marcaron nuestras vidas, saludos a tu esposa e hijita, un abrazo fraterno y muchas bendiciones.
ResponderBorrarMuchas gracias Alicia, igualmente, cariños para tu familia. Un buen fin de semana!!
BorrarEduardo
en estas cortas lineas me ha pasado por la mente todas aquellas narraciones de la familia de como fue y como vivieron el terremoto...magistral amigo y gracias por hacernos conocer lo vivido y me quedo con tu ultima frase ....A veces los pueblos necesitan de grandes desafíos para saber con qué acero están hechos. Chimbote renació de sus escombros, y emergió como un coloso para reencontrarse con su destino. hoy mas que nunca Ancash necesita demostrar de que acero estamos hecho.....
ResponderBorrarEstimado Edgar, bienvenido a Confesiones a un Árbol! Aprecio tus palabras. Un buen fin de semana.
BorrarEduardo
Hermoso relato y "catastrofico" a la vez por su contenido fuerte del sismo del 70. Con mas de 70 mil muertos. En Yungay nomas se fueron 25 mil vidas. Casi todo el pueblo. Hubo mucha desolacion y tristeza. Pero el pueblo volvio a levantarse de los embates de la naturaleza. Un saludo muy grande para tí y tu Familia amigo Eduardo.
ResponderBorrarHey Willy, un abrazo hermano. Gracias por escribir, cariños para la familia, salúdame a los amigos del barrio!
BorrarEduardo
Felicitaciones estimado Eduardo Quevedo S. por tan excelente y real relato!..Pero es que fue asi como se dió este fatídico terremoto que enlutó a muchísimas familias chimbotanas y hasta los lugares cercanos en que se explayó este siniestro e inolvidable terremoto...
ResponderBorrarLos que hemos sido fieles testigos de este catastrófico hecho nunca, jamás, podremos olvidar lo vivido en este fecha..Aún siendo muy pequeñitos....
Saludos y reiteradas felicitaciones apreciado amigo Eduardo!...Exitos, Bendiciones para Ud. y su querida familia!..
Hola Nena! Muchas gracias por escribir y por acompañarnos a través de los relatos de Confesiones a un Árbol. Cariños para la familia.
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Muy conmovedor relato, no pude evitar las lágrimas... Tu historia es la misma de muchos pero con la diferencia de que tus líneas son un estímulo para enfrentar el desafío que vive nuestro querido Chimbote, este huracán que ha devastado a nuestra Región nos ha dejado en una desolación. Gracias una vez más estimado Eduardo, gracias porque tus líneas nos hacen recordar que Ancahs es más grande que sus problemas.
ResponderBorrarGracias Lida por esas lágrimas, sé que son tristes, pero es hermoso sentir la solidaridad humana.
BorrarÉxitos y que Dios bendiga tu hogar!!
Tu amigo Ed
Querido Eduardo leía tu relato, y es, cual copia como si hubiera sido fotografiada con una cámara en su oportuno momento. Cada detalle, incidente, y ocurrencia, asi fue. Y en verdad han pasado mas de 40 años y acá sigue Chimbote de pié. Debemos reconocer es mas hermoso que en el ayer, también mas preparado y gran porcentaje de sus habitantes se han "humanizado" para dar paso al menos en algo, al respeto de algunos derechos humanos y lo mas importante gran porcentaje de personas que acampan Chimbote van dejando atrás la "discriminación" en todo ámbito.
ResponderBorrarEs como narra el relato en su análisis hecho por ti: como que la gente actualmente va percibiendo que se acerca o cumplirá el "mensaje apocalíptico". La vida es bella, pero también difícil, solo los valientes avanzan aun con creces y con "cruces" y en efecto doy gracias a Dios que los 08 hermanos que somos, aun seguimos vivos, Dios nos va bendiciendo y ......como olvidar nosotros los 08 pequeños hermanos de aquel tiempo (Terremoto de 1970) ese fatídico hecho?.... todos nosotros aun pareciendo fuertes, férreos de carácter, somos hermanos frágiles, emotivos, sensibles, tiernos y debe ser eso, porque pasamos por el "sello" del dolor sin saber que fue un gran dolor humano por sus secuelas, del terror sin saber que aquello fue terror por la destrucción y de "marca" como lo dices, porque efectivamente quedamos marcados de por vida al susto, ya que ante cualquier abrupto ruido, leve temblor, sismo etc. nos asustamos y pensamos lo peor.
Estamos recordando un año mas, de un hecho fatídico que a pesar del tiempo aun nos duele, pero la recompensa es que la vida continúo y en nuestro caso familiar seguimos juntos y muy unidos los 08 hermanos, sabiendo que hay un Dios Celestial que nos acompaña y una madre que reza por sus hijos repartidos por todo el mundo. No hay que llorar!! Dios está en cada corazón de quienes lo amamos y sabemos que si nos portamos conforme el desea, El no nos va abandonar, siempre nos protegerá.
Hola Nena! Gracias por escribir y por tus reflexiones de hermana mayor que son siempre esperadas. Saludos por casa, un beso para mi mami.
BorrarTe quiere,
Ed
Eduardo, una vez más gracias por tu relato que me trajo recuerdos de mi padre, quien en esos momentos trabajaba en Chimbote. A Dios gracias, unos dias después aparecio por Huaral sano y salvo.
ResponderBorrarEduardo, saludos a la familia.
Tu amigo Víctor Antonio Santana
Tampa, USA
Hey Víctor, mi recuerdo siempre para tu padre, don Bigilberto Santana Rolando, entrenador del José Gálvez FBC, Unión Juventud y tantos otros equipos prestigiosos de la zona.
BorrarUn abrazo hermano, cariños para la familia!!
Eduardo
Un saludo mi estimado Eduardo, que recuerdos ! Hermoso tu relato, al leerlo me transporte a esos tiempos, yo tenía quince años y como olvidar toda esa pesadilla vivida. Lo describes exactamente como si estuviera pasando en el mismo instante.
ResponderBorrarHoy exactamente faltando menos de un par de horas se cumple 44 años de esa pesadilla. Pesadilla q con el tiempo se fue menguando todo el dolor que dejó, pero q en nuestras memorias siguen guardadas imborrablemente. Felicitarte y darte buenos augurios a q sigas adelante con todos tus relatos , para seguir deleintándonos . Exitos ! Un abrazo.
Hola Elsa! Muchas gracias por escribir. Aprecio tus palabras. Por favor haz llegar mis saludos a tus hermanos y a toda tu familia, siempre los recuerdo con mucho cariño!
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Magnífico relato, querido Eduardo, en el cual luces tus dotes de escritor, y narras hechos históricos, conjugando tus propias vivencias familiares inmersas en él. Amigo mío, te escribo , con un sentido orgullo, pues leerte, ya no es sólo un placer, es un lujo en verdad.
ResponderBorrarEs un relato grandielocuente, por la cantidad de adjetivos altisonantes que utilizas y que merece un acontecimiento de tal magnitud. Y lo mejor sin perder un ápice de la sobriedad que caracterizan tus relatos. Me fascinó, amigo. Un fuerte abrazo para ti y tu bella familia. Felicidades.
Hey Koky, gracias por tus palabras, inmerecidas pero igualmente apreciadas. Un privilegio contar con tu amistad de tantos años y que aún nos mantengamos en contacto permanente.
BorrarDios mediante, en unos meses estaré de visita por Trujillo y será un gusto tremendo el poder darte un abrazo. Bendiciones amigo!!
Eduardo
Histórica reseña del fatídico terremoto que nos tocó vivir a cada uno de nosotros...recuerdo que en la réplicas yo elevaba mis manos al señor de los Cielos...Recuerdos que nunca olvidaremos y Chimbote está ahora bella y linda...Gracias Hermano Eduardo por recordarnos en su totalidad la historia que nos tocó pasar.
ResponderBorrarHola Mary, gracias por escribir. Espero que los preparativos para ese viaje a Perú estén yendo bien. Toda la felicidad del mundo para ti!!
BorrarTe quiere,
Eduardo
ME GUSTAN TODOS LOS RELATOS DE CONFESIONES A UN ARBOL,,, Y CADA VEZ QUE SALE UNO NUEVO ME DIGO,,,"¡ESTE ES MI FAVORITO¡”,,,, PERO NO TODOS PUEDEN SER MIS FAVORITOS,,, ¿O SI? JAJAJJ,,,, SE QUE TODOS TUS RELATOS FORMAN UN CUERPO COMPLETO. Y AL FINAL ERES TU, LA MISMA PERSONA QUE CONOZCO DE TANTOS AÑOS.
ResponderBorrarFELICIDADES EDDY¡¡¡ TU AMIGA TECHY TRUJILLO,,
Jajaja!! Techy, eres una persona realmente encantadora. Muchas gracias querida amiga, Dios te bendiga!
BorrarEduardo
Estimado Eduardo, muchas gracias por este relato, “El terremoto del 31 de mayo de 1970”, sin duda, nos trajo muchos recuerdos este fatídico hecho. Aunque no recuerde nada de lo ocurrido, pero sí por mi familia, sé lo que pasó, tal y como describes en tu relato. Destrucción y muchas muertes, pero como dices, Chimbote es optimista, somos unidos y estamos hechos de acero, volvió a levantarse de sus escombros para surgir y ser ahora una ciudad hermosa, que bien cae con esta canción; “A Chimbote tierra bella, hoy te canto para ti…En música los Rumbaney, en voley la selección, en fútbol José Gálvez, José Gálvez es campeón”, la misma que mencionas también en tu relato.
ResponderBorrarTe felicito por ese gran corazón bondadoso, solidario, ahora lo sé, tenías apenas 9 años, tan pequeñito y brotó de ti ser voluntario para ayudar a los más necesitados, es un lindo, lindo gesto. Muchas gracias Eduardo y que te sigan los éxitos.
Hola Roxana, gracias por tu bello comentario, aprecio tu tiempo y tu compañía a través de Confesiones a un Árbol. Sé que te encuentras profundamente preocupada por la actual situación de Chimbote, hago votos por que el presente relato te haya traído un poquito de esperanza acerca del futuro de Chimbote.
BorrarJunto a mi abrazo te hago llegar mi estima personal!
Eduardo
Ese terremoto es una vivencia recordable, son 44 años, la verdad parece que ha sido un año, ademas hemos tenido recuerdos que perduran hasta la muerte, mis hermanos eran pequeños, despues de 2 dias se fueron a Trujillo porque ya teniamos una casa en Palermo, el motivo que no habia agua y alimentos, como mayor me quedé para sacar las cosas junto con mi padre Zacarias, despues del trabajo, uno se ensuciaba con la tierra y teniamos que ir a bañarnos en la baldosa, fueron unos dias titanicos, todo esto son momentos històricos de cada familia, que tuvo como actor principal el terremoto.
ResponderBorrarTe agradezco Eduardo por todos los relatos, pero esto es lo mas principal de nuestra vivencias..
Hey Pedrito, muchas gracias por tu compañía a través de cada relato de Confesiones a un Árbol. Gracias también por compartir tus propias experiencias con todos nosotros.
BorrarUn fuerte abrazo,
Tu amigo Eduardo
Hoy el sol alumbró Trujillo, ayer fue un día gris, rememoro ello pues el fatídico domingo de hace 44 años era un día soleado allá en Chulucanas y cuando se produjo el terremoto montaba mi bicicleta, recordaba esto pues a esa misma hora hoy sobre mi bicicleta acudí a visitar a unos amigos que me proveen de frutas, hierbas medicinales y vino; la conversación giró sobre el sismo del 70, coincidencias que algún día descifraré.
ResponderBorrar44 años atrás como tú escribes Chimbote se arremangó la camisa e inició la tarea de reconstrucción al día siguiente del terremoto, hoy es un deber repetir esa acción, los hijos del puerto, forjadores del acero, como un solo hombre marcharán para hacerlo.
Este relato tiene una gran carga emocional pero una mejor enseñanza de decisión, identificación y solidaridad. Lleva consigo un mensaje con valores morales de amor por el prójimo que fortalece la familia, laboriosidad en la reconstrucción, dignidad en la entrega por ver resurgir a su puerto, respeto y solidaridad. El lograr que Chimbote vuelva a la vida es una muestra de la perseverancia, estos mismos hijos darán la batalla para verlo pujante y libre de toda la flaqueza que pretende avasallarlo.
El Comandante Arellano y su bicicleta. Es la imagen que tengo en mi mente mientras te escribo. El hombre que pudo tenerlo todo, pero prefirió su bicicleta, una imagen que simboliza salud, sencillez y honestidad.
BorrarMuchas gracias Víctor por tu lectura, tu tiempo, y tus palabras. Un abrazo grande, cariños para la familia, y sigue cuidando esa salud.
Tu amigo Eduardo
Interesante y hermoso relato de un hecho catastrófico que sucedio en nuestra ciudad de Chimbote y región Ancash hace cuarenta y cuatro años, y que nos trae memorias de aquella experiencia, sobre todo a nosotros los chimbotanos que vivimos esa epoca y que lo recordamos siempre.
ResponderBorrarFelicitaciones Eduardo, que sigan los éxitos!!!
Hola Olguita, muchas gracias por escribir, cariños por la casa, un beso para mi mamá.
BorrarTe quiere,
Eduardo
Eduardo un saludo, realmente conmovedor tu relato que también me transporta a ese fatídico día 31 de mayo. Un país altamente sísmico como el nuestro especialmente la zona costera y nuestra ciudad (Chimbote) es una de las mas vulnerables. El dia 30 de mayo a las 15.00 horas hubo un simulacro de sismo y alerta de tsunami en todo el país, según los informes y resultados de defensa civil los resultados serian catastróficos. Creo que es un tema serio que nuestras próximas autoridades que elegiremos deberían tenerlo en sus planes de gobierno municipal y regional al cual todos estamos en la obligación de ayudar a preparar a nuestra población. Ojala que así sea.
ResponderBorrarEduardo un saludo a la distancia.
Hola Alfonso, estoy contigo. Gracias por la información y la reflexión que nos alcanzas. Saludos para las amistades en Chimbote, cariños para la familia, un abrazo grande para ti!
BorrarEduardo
Como no recordar este fatídico día que siendo niños vivimos momentos terribles viendo todo destruido, heridos por todos lados, el pánico se apoderó de nosotros, recuerdo que ese día hablábamos para entrar al cine con las chicas de mi barrio y paradas frente al cine San Isidro vimos como la gente salía corriendo y se caían unas encima de otra, fue terrible. Una monja me llevó a mi casa, no recuerdo quien fue pero seguro me conocía ya en casa mi hermano Cesar nos puso a mis hermanos y a mi en un carro mientras el se fue a recoger heridos para llevarlos al hospital, recuerdo que las réplicas eran cada minuto, también dormiamos en la calle encima llovió y hacia mucho frío.
ResponderBorrarAl igual que ustedes también tuvimos ayuda del extranjero. Gracias por compartir este bello relato que no solo he recordado ese fatídico día sino también momentos compartidos con toda mi familia.
Hola Anita, recuerdo que ese día del terremoto, una de las personas con las que estuviste a punto de entrar al cine San Isidro, fue María Elena, hija de la vecina Elsa. Tantos recuerdos, tantas memorias de ese día.
BorrarUn abrazo querida amiga.
Eduardo
EDUARDO:
ResponderBorrarEn todos nosotros es imborrable ese fatídico momento que vivimos un día 31 de Mayo de 1970, con el terremoto, que causó muchos daños materiales y consecuentemente la pérdida de muchas vidas.
Con tu gran elocuencia y tu memoria incomparable, a través de tu relato nos haces vivir momentos de suspenso, de imploración a dios, de ayuda mutua entre nosotros los actores en ese momento, la gran ayuda humanitaria que recibimos de varios países, entre ellos el gran país en el cual resido Argentina, la música de moda en ese momento de Javier Solis "SOMBRAS NADA MAS" Y Leo Dan con "SANTIAGO QUERIDO"(que es una ciudad del norte argentino), música inolvidable del recuerdo, y siempre con goles y mas goles y los partidos de fútbol a morir jajaja., el desplazamiento de toda tu familia, el gran rescate de tu hermano ROGER a tu querida hermanita OLGA, la solidaridad de la gente en cuadrillas incluido tu con apenas 9 años, para ayudar a los damnificados, la Organización y Superación de todo un pueblo en desgracia, que se levantó y que hoy en día es una ciudad importante de nuestro Perú.
Me encanta la descripción que haces del movimiento telúrico: "UN SONIDO DESCONOCIDO INVADIÓ AL MUNDO. EMPEZÓ CON UN RUMOR BRONCO, SECO Y PODEROSO Y DERIVÓ EN EL BRAMIDO APOCALÍPTICO DE UNA BESTIA MITOLÓGICA QUE ROMPIA SUS CADENAS EN LA PROFUNDIDAD DE LA TIERRA" Entonces un cataclismo descomunal sacudió a Chimbote y a la Región Ancash.
Vale recordar que en estos mismos momentos se produjo el aluvión que desapareció a las ciudades de Yungay y Ranrahirca, con el desprendimiento de hielo del HUASCARAN, quedando totalmente sepultadas estas ciudades!!!! porque la gente no tuvo tiempo para correr y salvarse!!!!!
Muchas gracias una vez más por hacernos partícipes de todas tus vivencias.
UN FUERTE ABRAZO Y QUE SIGAN LOS ÉXITOS!!!!
Tu amiga:
NARCISA.
Hola Narcisa, aprecio mucho tu comentario, sobre todo porque el sistema te ha hecho sudar la gota gorda para hacérmelo llegar. Ya sabes que en una próxima podrías enviármelo a través de Facebook (Inbox), muchos lectores prefieren esa vía porque es más fácil.
BorrarAprecio inmensamente tus palabras querida amiga. Te deseo todo lo mejor para ti y Romina por Buenos Aires.
Un abrazo,
Eduardo
No hay nada que agregar, extraordinario relato, Eduardito un abrazo para ti y la familia
ResponderBorrarUn abrazo Pepucho, cuídese hermano.
BorrarEduardo
Estimado Eduardo con esta historia has hecho sacar de los confines de mi cerebro los recuerdos más traumáticos, tristes pero a la vez esperanzadores que he tenido en mi vida. Como tú dices el terremoto de 1970 nos marcó para siempre a tal punto que por muchos años y hasta ahora nos referimos a todos nuestros sucesos de la vida como "antes del terremoto o después del terremoto" . La cercanía de nuestros hogares nos permitío compartir espacios comunes. Mi familia y yo que vivíamos en la cuadra 11 de Prol. Espinar al tener noticias de un probable maremoto (tsunami) nos trasladamos al canchón donde jugaba uno de tus hermanos ese fatídico domingo. Nuestro tránsito por la avenida Aviación fue terrible ya que veíamos mucha gente herida, las veredas estaban completamente ensangrentadas.
ResponderBorrarLlegamos al canchón a eso de las 5 de la tarde y tomamos posesión de una pequeña área los cuales mis familiares arreglaron para pasar la noche junto a centenares de personas. La estadía en el canchón fue de varios días hasta que el rancho de mi casa ya estaba hecho y regresamos a casa para luego enrumbar a Lima donde estudié el primer grado en la GUE Ricardo Palma y mi chapa junto a otro niño de Huaraz fue de "dagnificaditos" jajajaja.
Estimado Eduardo la narración contiene una excelente prosa como esta "....un sonido desconocido invadió al mundo. Empezó con un rumor bronco, seco y poderoso, y derivó en el bramido apocalíptico de una bestia mitológica que rompía sus cadenas en la profundidad de la tierra". Lo cual felicito. Hay muchas cosas de esta historia que comparto como es el de salir corriendo de mi cama ante el ruido de algún tren (Alojamiento en Chosica) o ante el ruido y movimiento provocado por el paso de los camiones en mi viejo barrio de "El Zanjón".
Gracias nuevamente Eduardo por esta entrega que considero especial para tu pueblo Chimbote a 44 años del terremoto. Un abrazo.
Hola Alberto, conocí la historia acerca de que tu familia estuvo alojada por unos días en La Pampa del 21 de Abril. No recuerdo si a tu familia le asignaron una carpa, o si tu viejo levantó su "tienda apache" a la usanza de nuestros barrios. Tal vez recuerdes que exactamente frente a La Pampa quedaba la casa de mi vecino (y suegro de tu tío Cocano), don Julio Guzmán.
BorrarMe alegra que menciones tu relación con el ruido de los trenes, pues para mi, ese detalle es fundamental como consecuencia de la secuela psicológica que nos dejó el terremoto.
Un abrazo,
Eduardo
Hola Eduardo, espere pacientemente a este momento para comentar tu magnífico relato, ya que quise disfrutar tú historia personal acompañada de los exelentes comentarios que enriquecen tu narrativa la cual me permite imaginar cual película tridimensional ese fatídico momento que también me toco vivir, del cual me parecen escuchar todavía los gritos y la confusión de ese momento y el recuerdo
ResponderBorrarde ver caer casas, poste y el esfuerzo de las personas por mantenerse en pie. En lo personal fue un momento crucial para mi família, el cual nos permitió acercarnos espiritualmente. He leído con total atención tu escrito y me parece importante lo que rescatas, no importa cuan fuerte sea la caida, más importante es la forma como nos levantamos.
Felicitaciones amigo, un abrazo y bendiciones para tu família.
Hey Javier, muchas gracias por tus palabras. Yo también espero con expectativa tus comentarios, pues disfruto de tus textos. Cariños para tu familia, un abrazo grande para ti!!
BorrarEduardo
Eduardo, en ese tiempo yo vivía frente a la Plazuela de Pescadores, y aún recuerdo ese catastrófico hecho que jamás olvidaremos fue un acontecimiento que marcó nuestras vidas.....Pero como dicen los que me antecedierón, Chimbote supo imponerse sobre la adversidad,renació de sus escombros y emergió como un coloso.
ResponderBorrarBello relato amigo. Saludos.
Hola María, muchas gracias por escribir, no sabía que habías vivido cerca a la Plazuela de Pescadores, hace muchos años que vengo buscando un dato relacionado a esa área, justamente de los años '68, '69, '70. A lo mejor tú puedes ayudarme.
BorrarUn abrazo,
Tu amigo Ed
MUY BUENO EL RELATO QUERIDO AMIGO,PERO MUY TRISTE A LA VEZ YA QUE AL IGUAL QUE TU LO VIVI Y VI TODO EL DESASTRE QUE VIVIO NUESTRA GENTE,PERO COMO TU DICES LOS CHIMBOTANOS SE PUSIERON LAS PILAS Y SACARON ADELANTE A ESTA BELLA CIUDAD,SALUDOS AMIGO.
ResponderBorrarTU PATA
CHACA.
Hey Chaca, un abrazo hermano, gracias por escribir. Podríamos decir que hemos nacido y crecido en el mismo barrio, así que de una u otra manera hemos pasado por las mismas experiencias durante la época del terremoto.
BorrarCariños para la familia.
Tu amigo Chato
HOLA AMIGO EDUARDO.
ResponderBorrarTU RELATO ES DIGNO DE ENMARCARLO EN UNA OBRA LITERARIA YO DIRIA "RALATOS DE LA VIDA" Y EL ENFOQUE Q DESEAS, TAMBIEN, SUGIERE UNA COMPARACION Y UN IMPULSO, PARA Q ASIMISMO, LOS ANCASHINOS ENFRENTEMOS LAS ADVERSIDADES PRESENTES DEL CATACLISMO DE LA CORRUPCION Y NOS SOBREPONGAMOS, COMO EN 1970, PARA SOBREEDIFICAR UNA MEJOR SOCIEDAD. MIS FELICITACIONES, Y DEJAME DECIRTE QUE ME ENORGULLECE SER PARTE DE TU AMISTAD, AUN SIN CONOCERNOS PERSONALMENTE, SIN EMBARGO A TREVEZ DE ROGER YA CONOZCO A TU FAMILIA, QUE DIOS TE BENDIGA.
Hola Samuel, gracias por escribir, aprecio tremendamente tus palabras. Mis recuerdos para los muchachos de Mecánica de Producción del Colegio Regional: Tú, Roger, El Colorao Enrique, etc.
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Los que vivimos ese fatídico día siempre lo recordamos estemos donde estemos, como bien dices estamos "marcados" por este suceso y del cual actuamos de diferentes maneras en aquellos momentos trágicos.
ResponderBorrarEl terremoto es parte de la historia de Chimbote y por ende tus memorias de ese suceso le ponen un marco perfecto porque son lucidas, históricas y muy oportunas porque permiten a las nuevas generaciones ver de que fuimos hechos a partir del 31 de mayo del 70.
Un gran abrazo Eduardo y mientras puedas síguenos tocando el corazón con la pluma de tu mano y la excelente memoria que conservas.
Saludos afectuosos a tu familia.
Cuidate
Hey Johnny, muchas gracias por tus palabras! Gracias también por continuar participando del proyecto "Chibolos del '72", el cual, como tú dices: "¡Vamos sumando!".
BorrarUn abrazo hermano,
Eduardo
Mi estimado Eduardo, como siempre tu relato es extraordinario, sin duda eres un literato digno de ser admirado, los recuerdos cruzan por mi mente de ese catastrófico día que hasta hoy no lo pude superar. Saludos amigo y que sigan los exítos.
ResponderBorrarHola Juana, aprecio y agradezco tus palabras. Encantado de tu amistad!
BorrarCariños para la familia!
Eduardo
Eduardo, primero para felicitarte por las narraciones que haces de las historias reales que se han suscitado a través de la historia de nuestro querido puerto CHIMBOTE, es un halago tener a un paisano en EEUU, quien da a conocer la historia de nuestro puerto, sobre tu ultima narración te diré que todos aquellos que vivimos en carne propia tamaña desgracia, aun se nos eriza la piel al recordar aquellos pasajes de desgracia y desolación.
ResponderBorrarSobre el articulo "Los pueblos necesitan de grandes desafíos para saber con que acero están hechos", habría que agregar que sus autoridades deberían tener una mentalidad sana para guiar a su pueblo a renacer y emerger como verdaderos luchadores a una grandeza social y colectiva, te felicito y sigue adelante, un abrazo, que DIOS te bendiga.
Hola Manuel, muchas gracias por tus palabras. Coincido plenamente con la reflexión que nos alcanzas en la parte final de tu comentario.
BorrarUn abrazo, que Dios bendiga a ti a tu familia!
Eduardo
Eduardo:
ResponderBorrarQue excelente relato amigo, es la historia de todos los que vivimos esa época, recuerdo yo que por entonces tenía 10 años que estábamos en plena efervescencia de vivir por primera vez la transmisión de un mundial de futbol por entonces en blanco y negro y que queríamos entrar a la casa de los vecinos o familiares que tuvieran televisión para apreciar los partidos del mundial México 70, bueno yo regresaba con mi primo hermano de la zona del puente Gálvez por donde pasaba el tren y nos sorprendió el movimiento telúrico mas fuerte e intenso que vivimos jamás y que destruyó nuestro antiguo pueblo, yo trepé al puente y jalé a mi primo de la mano y ví el cielo cubierto de polvo y pude escuchar el gritar de la gente con desesperación, con dolor, con lamento, luego al terminar esos cuarenta y cinco segundos fatales para nuestro pueblo que costó la vida de miles de personas y dejó en la miseria a la mayoría de pobladores de nuestra ciudad.
Aún recuerdo que el cementerio viejo ubicado en el hoy mercado el progreso, quedó totalmente destruido y se podían visualizar miles de restos en la superficie, fue algo que inclusive la gente perdió miedo. Pude ver después un pueblo organizado en juntas vecinales para repartir en forma congruente la ayuda que llegaba de todas partes y pudimos observar como un pueblo destruido por la naturaleza, pudo organizarse y levantarse de sus escombros para renacer y acoplarse a la modernidad, nacieron nuevos barrios y urbanizaciones y la zona antigua de Chimbote se volvió una zona nueva con construcciones acordes con la época, ya el barro desapareció como materia prima en las edificaciones de nuevas casas, las familias ponían su esfuerzo al tope para levantarse de sus escombros y construir una nueva ciudad y lo consiguió, hoy 44 años después tenemos en Chimbote una ciudad moderna acorde con los avances tecnológicos que aún debe luchar por otros factores que también desaparecerán con la unión de todos sus habitantes y su gente que allí nació, la delincuencia debe eliminarse y eso se conseguirá solo con la participación de todos los que queremos de Chimbote una ciudad elite, ejemplar con muchas fuentes de trabajo, con cero corrupción con cero delincuencia y con la dirección de un líder que represente dignamente a la ciudad, a la región, si vencimos la desgracia del terremoto también se vencerá a la lacra que trae la delincuencia.
Gracias por lo que escribes Eduardo, siempre generoso al transportarnos a nuestro pasado de buena forma, gracias por representarnos en nuestro pensamiento, gracias por haber estudiado contigo, gracias por haber sido san pedrano, y ojalá algún día escribas tu memoria de nuestro colegio en alguna forma que nos transporte a esos cinco años de gloria que vivimos en esa época de adolescentes.
Dios te bendiga por siempre amigo, saludos a tu esposa y tu querida hija.
Tu amigo de siempre
Jhonny Sanchez
Hola Jhonny, muchas gracias por compartir con nosotros tus propias vivencias del terremoto, lo cual enriquece este relato. Al igual que tú, ese día, poco antes del sismo, también vi el partido inaugural del mundial. En mi casa no teníamos TV, así que fui a la casa de mi vecino don Dagoberto Campos Reyes, a quien tú debes recordar porque fue Auxiliar de Educación en nuestro Colegio San Pedro. Recuerdo que jugaron Mexico y Unión Soviética, el marcador fue cero a cero, y el arquero azteca fue el recordado Nacho Calderón, a quien más conocíamos como galán de fotonovelas y algunas películas.
BorrarAgradezco infinitamente tus palabras, me siento privilegiado de contar con tu amistad, y me congratulo de que nos mantengamos en contacto... son tantos años desde la época de la secundaria!!
Un abrazo,
Eduardo
AMIGO QUERIDO AL FIN PUDE LEER TU RELATO Y TRAJO A MI MEMORIA MOMENTOS INBORRABLES DE MI NIÑEZ,YO TENIA 10 AÑOS Y JUSTO CON DOS DE MIS PRIMAS ESTABAMOS POR IR AL CINE PRIMAVERA QUE QUEDABA EN LA AV PARDO,UNA DE ELLA TARDO EN ALISTARSE Y FUE SU TARDANZA LA QUE NS SALVO,ESE CINE DE DERRUMBO,MURIERON MUCHA GENTE,POR MI BARRIO MIRAMAR BAJO PARECIA QUE SE SALIA EL MAR,SE ABRIA LA TIERRA Y SALIA AGUA HIRVIENDO,VI A UNA CHICA QUE POR DONDE ELLA PASABA AL ABRIRSE LA TIERRA SU PIE QUEDO ATASCADO Y GRITABA AL NO PODER SACARLO,MOMENTOS MAS TARDE CON AYUDA DE LOS VECINOS ACUDIERON A RESCATARLA Y EL PIE ESTABA NEGRO,COSA QUE SIEMPRE VIENE A MI MEMORIA Y TODOS ASUSTADOS LA GENTE CORRIA DE UN LADO A OTRO,LA VERDAD EL TERREMOTO DEJO MUCHA GENTE TEMEROSA A CALQUIER NUEVO MOVIMIENTO....QUE TAL MEMORIA EDUARDO,HAS NARRADO PASO A PASO LO QUE SUCEDIO EN ESTA FECHA,COMO SIEMPRE ADMIRABLE!!!,UN GRAN ABRAZO Y QUE SIGAS ESCRIBIENDO
ResponderBorrarMuchas gracias Gladys por visitar Confesiones a un Árbol. Gracias también por compartir tus propias memorias del terremoto. Recuerdo bastante al antiguo Cine Primavera, pues su propietario era el mismo dueño del Cine San isidro, y asistíamos a aquel cine para ver la matinales de ese tiempo.
BorrarUn abrazo estimado amiga, cariños para la familia!
Eduardo
Dramáticas fotografías escritas de un hecho que nos traslada al dolor ocasionada por la furia de la naturaleza; la maternal frase "es el fin del mundo" resonó en todos los confines de nuestra región (entonces departamento).
ResponderBorrarEl artículo también nos trae su respectiva banda sonora, luego de sepultar nuestros muertos, comenzamos a entonar la polka "Perú Campeón", de los Ases del Perú, a tiempo que hacíamos el coro a los Rumbaney con su famoso "A Chimbote". Estas armonías sirven para dar color a un recuerdo de negro duelo.
Saludos escritor, celebro tu rigor, hay que comentarles a las nuevas generaciones los hechos tales cuales sucedieron, para que sepan de primera fuente como se sufrió y como se relanzó un pueblo desde su propia tragedia.
Un abrazo, mi cariño y admiración.
Hola Rolando, muchas gracias por escribir. Un abrazo... Feliz Día del Padre!!
BorrarCariños para los tuyos por España y Perú!!
Eduardo
Estimado Eduardo:
ResponderBorrarLos que somos de la generación del 70 tenemos la experiencia de haber vivido creo yo, una de las peores tragedias naturales acontecidas en nuestro país.
Particularmente me tocó vivir dicha tragedia cuando tenía 12 años.
Aquel fatídico domingo, recuerdo que íbamos mi madre, una prima mayor, mi pequeña hermana de 4 años y yo a una “Kermesse Danzant” que se celebraba en mi barrio a degustar las “viandas” que allí se ofrecían.
Sentimos el “sacudón”en plena calle, el terror se apoderó de nosotras al ver que las paredes de las casas se desplomaban y a nuestros pies la tierra se abría y de las grietas brotaba agua a borbotones. Fué terrorífico que aún al recordar se me eriza la piel, la gente corría, se arrodillaba, gritaban que se salía el mar.
Corrimos de vuelta a casa de mis abuelos que gracias a Dios no les pasó nada.
Mis tíos y primos que vivían en tu barrio, también llegaron a casa de mis abuelos y de allí todos juntos decidieron ir, como mucha gente a acampar al cerro del progreso, zona estratégica en caso de tsunami y tener el agua necesaria ya que en ese entonces mi padre trabajaba como operador del reservorio del agua potable.
Mi padre ese día estaba de turno y sintió el terremoto como el fin del mundo, porque pasado el movimiento Chimbote desapareció ante sus ojos…La ciudad quedó envuelta en una densa nube de polvo; al ir disipándose poco a poco pudo ver la magnitud de la tragedia: la ciudad estaba en escombros…. al vernos llegar abrazó a mi madre, a mi hermana y a mi y lloró como un niño.
Bueno mi estimado Eduardo, no quiero explayarme más, sólo darte las gracias por tu hermoso relato, y permitir una vez más que surjan los recuerdos de los momentos vividos de aquel devastador terremoto.
Lo rescatable de esta tragedia es ver que nuestro querido Chimbote, pudo resurgir de sus cenizas cual Ave Fénix.
Un abrazo enorme.
Yolanda Jara Bejarano
Hola Yolanda, gracias por escribir y compartir tus propias experiencias del terremoto, lo cual enriquece el relato. Recibe mi cariño y mis mejores deseos para ti y tu familia.
BorrarSiempre un placer leerte.
Tu amigo,
Eduardo
Mi estimado Eduardo, que relato tan fuerte y real y tan esperanzador a la vez, primera vez que leo un relato en primera persona de lo que sintieron aquellos compatriotas , en aquel dia ,que nunca olvidaremos en todo el Peru, el 31 de Mayo de 1970, y me impresiono el mensaje de tu madrecita, ES EL FIN DEL MUNDO, HAY QUE ESTAR JUNTOS!!!!!,,,,,lo que en momentos asi de duros, es lo que mas deseamos, a los nuestros. En ese mismo instante estaba en trujillo junto a mi padrecito, a quien tu conociste, el se arrodillo en medio de la berma de la av america sur, porque saliamos precisamente del hospital Victor Lazarte Echegaray en ese entones Hospital Obrero, no recuerdo para nada el movimiento solo recuerdo la actitud de mi padre, su desesperacion por tomar un taxi , que no pudo conseguir pero que regresamos en los autobuses de entonces, y para ir precisamente a ver a nuestra familia para estar tambien juntos,( como los taxistas), Definitivamente el valor del ser humano, lo interpreta tu hermano, que solo penso en tu pequeña hermanita, que tenia la misma edad que yo , tambine soy del 1965, el amor es tan grande que solo penso en ella, sin medir las consecuencias, Dios estaba con vosotros, y asi como el fueron todos los chimbotanos, gente generosa, gente fuerte,,,,,,una vez un jefe de la empresa que trabajo me dijo algo que me hizo sentir muy orgullosa, vosotros los peruanos son gente de una raza muy fuerte , y muy noble . Y ESO ES MUY CIERTO, CHIMBOTE A PESAR DE SUS CIRCUNSTANCIAS, SALIO ADELANTE GRACIAS A SU GENTE, A SU NOBLEZA Y SU FUERZA. Gracias, es uno de los relatos que mas me ha gustado, me ha encantado. NO TE DETENGAS, SIGUE ESCRIBIENDO.
ResponderBorrarHola Nena, muchas gracias por tu lectura y por compartir con nosotros tus propias experiencias del 31 de mayo de 1970. Reconfortante también escuchar tus conceptos acerca de las personas y la naturaleza humana en general. Coincido contigo.
BorrarUn cariñoso abrazo para ti, saludos para los tuyos. Mi recuerdo para tu padre.
Tu amigo Eduardo
Este 31 de Mayo se cumplirá un año mas del terrible terremoto que se vivió en Chimbote...He releído la historia y me animé a mandarte este mensaje y muchos saludos de tu familia de Berlin-Alemania.
ResponderBorrarMuchas gracias Mary, efectivamente, ayer se cumplieron cuarenta y cinco años del terremoto.
BorrarCariños para la familia en Alemania,
Eduardo
AYER FUE 31 DE MAYO ESE DIA NUNCA SE BORRARA DE MI MENTE Y CORAZON PORQUE FUE LA TRAGEDIA MAS GRANDE QUE ME SUCEDIO EN MI NIÑEZ. ASI COMO TU YO ESTUVE EN EL CINE FLORIDA, TU RELATO ME TRANSPORTO A ESE DIA, ESTABA CON MI PRIMO ALLI EL SACO SU BOLETO Y ENTRO AL CINE PERO YO ME QUEDE AFUERA. ESOS MINUTOS TRANSCURRIAN CUANDO COMENZO A TEMBLAR LA TIERRA LAS PUERTAS SONABAN COMO METRALLETA O COMO SI UN HELICOPTERO ESTABA POR ATERRIZAR.
ResponderBorrarLO PRIMERO QUE HICE FUE CORRER HACIA LOS CERROS PORQUE LA GENTE PENSABA QUE EL MAR SE IBA SALIR Y CORRIA PERO PARECIA QUE NO AVANZABA, VEIA LA GENTA ARRODILLARSE, PEDIR PERDON, LLEGUE HASTA LA MEDIA ESQUINA Y ALLI ESTA LA IGLESIA NAZARENO. LOS PASTORES AMERICANOS ORABAN, GIRO MI CABEZA HACIA LA IZQUIERDA Y VEO DESPLOMARSE LAS PAREDES DE LA IGLESIA, VEIA QUE SALIA AGUA DE LA TIERRA Y ASI FUE PASANDO... Y PASO. LUEGO LOS PASTORES DECIAN QUE ERA TERREMOTO, YO NO SABIA LO QUE ERA PORQUE ERA NIÑO Y NUNCA ME LO HABIAN EXPLICADO...
ASI CAMINE CON DIRECCION HACIA MI CASA, QUEDABA COMO A TRES CUADRAS, QUISE IR POR ALMIRANTE GUISE Y ASI ME DECIDI Y ESCUCHABA QUEJARSE A LA GENTE, SEÑORES SALIENDO CON SU CABEZA ROTA ENSANGRENTADA, ESA IMPRESION NUNCA SE ME BORRA, SEGUI HACIA LA CUADRA CAJAMARCA Y VI LA CALLE LLENA DE AGUA , SEGUI Y CUANDO LLEGUE A MI PASAJE TODO ESTABA EN ESCOMBROS, VI A MI MADRE CORRIO Y ME ABRAZO. ELLA ME PREGUNTO POR MIS HERMANOS YO NO SABIA DONDE ESTABAN , OBSERVE LA CASA DE ENFRENTE Y ESTABA TOTALMENTE ESCOMBRO Y ESCUCHAMOS UN BEBE QUE LLORABA, ENTONCES MI VECINA DIJO MI HERMANO EL CHALO ERA UN NINO DE APENAS TENIA 2 MESES SE HABIA SALVADO.
HAN PASADO 45 ANOS Y TODAVIA TENGO LOS RECUERDOS EN MI MEMORIA, TODO PASA POR ALGO, DIOS NO NOS ABANDONA SERA CASTIGO DE LA NATURALEZA , PERO DEBEMOS PREPARARNOS PARA QUE LA TRAGEDIA NO DESTRUYA VIDAS PORQUE LO MATERIAL SE HACE Y SE RECONSTRUYE.
DIOS NOS BENDIGA A TODOS.
Estimado amigo "Anónimo", mucho agradeceré indicarme su nombre para añadirlo al importante testimonio que ha compartido con todos nosotros.
BorrarAprecio su lectura, siéntase bienvenido a Confesiones a un Árbol.
Eduardo
(Su nombre me lo puede hacer llegar por aquí mismo, o escribiéndome a mi correo: edquevedo@yahoo.com)
Hola Eduardo, soy Anonimo en tu pagina del terremoto del 31 de mayo mi nombre es Juan Enrique Medrano y resido en Arlington Virginia USA. Gracias por tus Historias que hacen recordar un pasado hermoso y triste.
BorrarMuchas gracias Juan Enrique, te dejo un abrazo, estamos en contacto.
BorrarEduardo
Fue una desgracia para nuestros hermanos de Ancash y recordar con mucha pena por todos nuestros hermanos fallecidos.
ResponderBorrarQuien no recuerda lo que paso el 31 Mayo de 1970, entonces tenia 9 años, siempre recuerdo esa tarde tan triste ver las casas destruidas sin agua en las noches llovia y temblaba la tierra y desaparecio YUNGAY.
ResponderBorrarEstuve en Huaraz y sin querer entablé conversación con varias personas sobre el terremoto de 1970. Al respecto de tu narración me estimado Eduardo, me permito copiar el comentario que hice luego de leer tu historia: "Estimado Eduardo con esta historia has hecho sacar de los confines de mi cerebro los recuerdos más traumáticos, tristes pero a la vez esperanzadores que he tenido en mi vida. Como tú dices el terremoto de 1970 nos marcó para siempre a tal punto que por muchos años y hasta ahora nos referimos a todos nuestros sucesos de la vida como "antes del terremoto o después del terremoto" . La cercanía de nuestros hogares nos permitío compartir espacios comunes. Mi familia y yo que vivíamos en la cuadra 11 de Prol. Espinar y al tener noticias de un probable maremoto (tsunami) nos trasladamos al canchón donde jugaba uno de tus hermanos ese fatídico domingo. Nuestro tránsito por la avenida Aviación fue terrible ya que veíamos mucha gente herida, las veredas estaban completamente ensangrentadas.
ResponderBorrarLlegamos al canchón a eso de las 5 de la tarde y tomamos posesión de una pequeña área los cuales mis familiares arreglaron para pasar la noche junto a centenares de personas. La estadía en el canchón fue de varios días hasta que el rancho de mi casa ya estaba hecho y regresamos a casa para luego enrumbar a Lima donde estudié el primer grado en la GUE Ricardo Palma y mi chapa junto a otro niño de Huaraz fue de "dagnificaditos" jajajaja.
Estimado Eduardo la narración contiene una excelente prosa como esta "....un sonido desconocido invadió al mundo. Empezó con un rumor bronco, seco y poderoso, y derivó en el bramido apocalíptico de una bestia mitológica que rompía sus cadenas en la profundidad de la tierra". Lo cual felicito. Hay muchas cosas de esta historia que comparto como es el de salir corriendo de mi cama ante el ruido de algún tren (Alojamiento en Chosica) o ante el ruido y movimiento provocado por el paso de los camiones en mi viejo barrio de "El Zanjón".
Gracias nuevamente Eduardo por esta entrega que considero especial para tu pueblo Chimbote a 44 años del terremoto. Un abrazo.
(Copia de comentario enviado el 01 de Junio del año 2014).
Hola Eduardito. Tienes el don de escribir lo justo y necesario para recordar tan fatídicos momentos de angustia. Sin ser chimbotana de nacimiento, soy ascopana, estuve esa fecha por primera vez un fin de semana en Chimbote, había llegado a esta noble ciudad reasignada de Huari - Ancash, en el mes de diciembre de 1969. Ese día iba a celebrarse una fiesta en el sindicato de empleados de Sider Perú, a la cual fui invitada y, con el entusiasmo propio de una joven de 22 años, estábamos con mi querida prima Margoth en competencia de quien se bañaba primero, había una sola ducha en casa de mis tíos que me acogieron con mucho cariño y, hasta ese momento feliz de entrar a bañarme, no así minutos después cuando empezó la tragedia que enlutó a numerosas familias peruanas.
ResponderBorrarEsperé a que pasara el movimiento brusco, y como no cedía y ya se dejaban ver gruesas grietas en las paredes de las casas del barrio fiscal número 2, donde vivía, intenté salir sin conseguirlo, era demasiado tarde, se había desnivelado la puerta de acceso, cortándose el agua que caía de la ducha y por el temor me desmayé.
Cuando pasaron esos cruciales momentos, fui rescatada por mi primo, y pude ver que todas las casas habían colapsado porque eran de adobe. En la esquina estaba la plaza de toros, y había presentación de los cantantes Pedrito Otiniano, Maritza Rodríguez, entre otros, y estaba abarrotado de gente y al intentar salir a la calle y derrumbarse las paredes murieron sin posibilidad de salvar sus vidas, muchísimas personas, todas las que pudieron salir, era un loquerío total, lloraban, corrían como podían desesperados y las pistas tenían grandes aberturas, cubiertas de escombros, dolor por doquier.
Perdón, me explayé demasiado. Los recuerdos fluyen, claro, toda esa experiencia amarga jamás vivida antes, es difícil de olvidar. Luego vinieron días de muchas necesidades y poco a poco Chimbote, resurgiendo de sus escombros, hasta convertirse en la linda ciudad que hoy vemos. Aquí he hecho mi vida, mis tres hijos son chimbotanos, patita salada, razón más que suficiente para querer a nuestro rico Chimbote.
Un abrazo y gracias por permitirme narrar, a mi manera, mis vivencias de aquella época. Bendiciones.
Imposible olvidar lo ocurrido aquel 31 de mayo, el terremoto q nos marco para siempre. Yo apenas con 7 años de edad... cuantos años transcurrieron. Recuerdo como nuestro añorado Chimbote quedó polvo.
ResponderBorrarBesos y abrazos
Una narrativa excelente, que nos transporta a rememorar estos acontecimientos tan dolorosos que vivió nuestro departamento, graciass Eduardo.
ResponderBorrarComo olvidar, a mis 7 años fue el terror más grande que me toco vivir, aun si entender bien lo que ocurría intentaba protegerme entre el polvo y el agua.
ResponderBorrarBello relato que tiene como escenario a nuestro Barrio San Isidro de Chimbote, sucedió hace 47 años un día como hoy.
ResponderBorrarMuy buena remembranza de aquel imborrable acontecimiento.
ResponderBorrarTriste momentos de hace 47 años. La vida continúa y tenemos que agradecer a Dios por la vida que nos da, en medio de tantísimos problemas; pero de nuestra parte ser arduos luchadores con esperanza (de, y/o, por la vida) . Un gran abrazo!!!
ResponderBorrarMuy cierto triste recuerdo imborrable de nuestras memorias momentos de angustia y de mucha tristeza quien lo vio lo vio sabe de esa terrible desgracia que hace 47 años yo lo viví en carne propia tanto dolor y sufrimiento, lo recuerdo con mucha tristeza.
ResponderBorrarNuestra escuela también fue destruída por el terrmoto del ’70, pero luego fue reconstruída por CRYRZA con el sistema de las aulas prefabricadas y antisísmicas.
ResponderBorrarEl tiempo pasa, y como que olvidamos sin olvidar.
ResponderBorrarPor que al leer este excelente relato del escritor Eduardo Quevedo Serrano, te acuerdas segundo a segundo lo vivido aquel 31 mayo de 1970.
El escritor cuenta su historia. Al leerla yo recuerdo la mía.
Gracias Eduardo por recordarnos de donde venimos.
Un abrazo de pelicano chimbotano!
Como no recordar.. Fue terrible aquella vez..Dios mio que no se vuelva a repetir
ResponderBorrarExcelente narración. Hechos que marcan historia y que jamás se borrarán de nuestra mentes. Está tragedia que jamás alguien lo haya contado, con todos sus detalles, su estilo y cómo pueden hacerlo alguien como tú que nos llena de nostalgia, tristeza de un recuerdo oscuro tenebroso. Rompiendo nuestra imaginación, para trasladarnos a un escenario que marcó nuestra vidas de infancia. Y que en éste momento de pandemia que vive el mundo. Un peruano cómo Eduardo, hombre humilde pero de alto valores en redactar los hechos, los acontecimientos reales, las necesidades que vivíamos, el frío y el miedo en cada segundo. Nos trasladas nuestra mentes de un pasado triste, que nadie puede huir de los que vivimos esa época.
ResponderBorrarMis felicitaciones amigo Eduardo Dios te proteja por regalarnos una vez más, una de tus redacciones.
Buenas noches amigo LALO el 31 de Mayo es el dia que temblo la tierra de Nuestro Querido Chimbote que quedo en escombros en mi cuadra hubo 14 muertos dormimos esa noche cerca a los difuntos Que DIOS LES TENGA EN SU GLORIA y toda la noche la tierra quedo resentida que por momentos habia temblores. No habia agua un primo que vivia con nosotros no se de donde trajo una botella de cerveza la sed era tan fuerte tuve que beber con mis hermanos compartimos y con los demas vecinos estos recuerdos son inolvidables dentro de esta tragedia surgio lo mas hermoso que tengo en mi corazon cada vez fuimos mas unidos y nos apoyamos unos a los otros juntos salimos adelantes bueno amigo un placer comunicarme contigo DIOS TE BENDIGA
ResponderBorrarRecuerdo muy bien esta fecha, yo tenia apenas 11 años, me asusté muchísimo ver a tanta gente que corria desesperada, fue como una pesadilla, por aquí por Chimbote hay muchos temblores por estos días. Muchas felicidades amigo Eduardo Quevedo Serrano, que Dios te bendiga y proteja hoy y siempre, igualmente a tu bella familia, cdte, un fuerte abrazo
ResponderBorrarAyy Dios Mio!! he leido toda esta historia y el corazón se me salía por la boca, de los nervios, y del recuerdo de aquel entonces. Hay muchas cosas en mi vida que he preferido olvidar y otras borrarlas o simplemente ignorarlas. Esta es una de esas opciones. Cada noche imploro a Dios por toda mi Familia sin acepción de personas y en especial por aquellos que viven en grandes edificios "hacia el cielo". Dios siempre nos proteja! Todo lo que comentas en este espacio es totalmente cierto Eduardo. Pero.... tuve mucho sentimiento volverlo a recordar en su magnitud contada sin omisión alguna, al menos en lo que respecta a nuestra esfera del barrio y familia, vecinos etc-
ResponderBorrarEn esos momentos estuve en la caleta de Chimbote. Parecía el fin del mundo
ResponderBorrarImpresionante y conmovedor, como tu fina pluma, gracias Eduardo, se me hizo un nudo en la garganta, cuando leí de los brazaletes negros de los jugadores peruanos... Felicitaciones por tan bella prosa, eres nuestro orgullo Chimbotano
ResponderBorrarYo estuve en LA PAMPA ese día. Que recuerdos.
ResponderBorrarFue una experiencia muy triste y fatal en mi vida... ÉXITOS mi estimado Amigo
ResponderBorrarComo poder olvidarlo. Ese momento de angustia y desesperacion. Mayo 31. 1970. Mi angustia esa tarde de Domingo. Me encontraba en el Hospital Obrero. Laderas del Norte. Fui a visitar a mi Padrino de Matrimonio que se encontraba internado en dicho Hospital. Mi desesperacion Fue: Yo deje a mi hijita mayor Loyda encargada con un familiar afuera del. Hospital. Por que los niños no pueden ingresar. Cuando comenzo a moverse las paredes, puertas y ventanas de vidrio. Se fueron rompiendo. Yo sali por una puerta de vidrio roto. Apenas pude salir para buscar a mi hijita. Todo estaba oscuro con mucha tierra. Al fin gracias a Dios. Mi pequenita estaba sana y salva. Fue. Momentos de gritos llantos dolor. Nunca se podra olvidar.
ResponderBorrarSaludos mi Eduardito bendiciones. Amiguito sigamos cuidandonos de esta Pandemia. Un abrazo fuerte. Bendiciones en tu hogar y familia
Excelente narrativa Eduardo,
ResponderBorrarNo haz hecho vivir este recuerdo con tanta magia de como aconteció la tragedia.
Recuerdo que tenía 10 años era domingo 3.23 pm nos dirigiamos como todo los domingos del Jr.28 de Julio urb. La Libertad a La piscina del vivero con mi amigo Juan Yaipen ,ivamos en un colectivo y casi al llegar a la canchita de Miramar el conductor por un momento perdió el control del vehículo y logró detenerlo, por las ventanas del auto ví a mucha gente que salían en brazos con su hijos pequeños dejando sus casas con dirección a la pista Enrique Meiggs(panamericana). Bajamos del colectivo y vimos cómo una casa de Adobe se caía como naipes y dentro de ella un anciano tratando de alcanzar la calle, no lo logró .
Cruzamos al frente a la canchita de Miramar el remezón era extrepitosamente fuerte en ese momento debajo de nosotros se abrió la tierra y salía un vapor blanco parecia el fin del mundo ,mucha gente arrodillada pidiendo clemencia a Dios, fueron los momentos de angustia mas largos,en ese momento pensé en mi familia en la casa de mis padres como se encontraban y nos dirigimos
De retorno caminando, ningún colectivo paraba todos pasaban raudos a sus domicilios,en el camino a la altura del Politécnico salia muchas personas heridas pidiendo auxilio no puedo describirla por ser imágenes muy fuertes, pistas reventada como keke . Agua saliendo del subsuelo por las cañerías rotas y así llegamos a casa donde nadie queria entrar a sus casas por que a cada momento aparecian las réplicas y se pensaba podía ser peor,esa noche dormimos en el auto de mi papá
Luego armamos una división frente a mi casa,al día siguiente llegó la ayuda me acuerdo mucho de los pollos congelados Chilenos.
LINDO RELATO EDUARDO,, ES LO MEJOR QUE HE LEIDO EN TODOS ESTOS AÑOS SOBRE ELTERREMOTO,, SE ME ESCARAPELO EL CUERPO CUANDO LEI ESTE PARRAFO:
ResponderBorrarAún sostenía este pensamiento en la mente, cuando de pronto la música del cine y la bulla de La Pampa fueron eclipsados por el ladrido temeroso de todos los perros del barrio. Acto seguido, un sonido desconocido invadió al mundo. Empezó con un rumor bronco, seco y poderoso, y derivó en el bramido apocalíptico de una bestia mitológica que rompía sus cadenas en la profundidad de la tierra. Entonces un cataclismo descomunal sacudió Chimbote y a la Región Ancash. Sentí la necesidad de mi madre, y corrí en su búsqueda.
Como no acordarse mi abuela, primos, tíos desaparecieron en el aluvión de Yungay.
ResponderBorrarAmigo, es volver al pasado, yo apenas cumplía los 2 años, no tengo casi recuerdos del momento ocurrido, pero si las consecuencia que dejó en mi salud, tuve un tratamiento de cinco años debido a desprendimiento de un riñón, me quedó aparte del miedo a los sismos, el terror a las agujas ya que era inyectada cuatro veces al día por el tratamiento, gracias a Dios ahora todo bien, cuídate mucho amigo bendiciones
ResponderBorrarRecién leo tu relato amigo y no puedo dejar de estremecer, la piel chinita es inevitable. Como olvidar esos minutos que para los que vivimos esa experiencia fueron intermibables. Recuerdo que dormíamos en calle en una especie de ranchito a media altura sin techo y toda la noche la tierra tembló. No se me olvida los gritos cada vez que había una réplica.
ResponderBorrarUna anécdota familiar, cuando vivía en Miramar en la casa de mis abuelos paternos (casa construida en 1960 no le pasó nada con el terremoto) por los 2010 en adelante, cada vez que el mar embravecia reventaban olas con tal fuerza que estremecía la casa -para ese entonces vieja- que cuando había temblor ya ni por enterados porque pensábamos que eran las olas del mar y para los que vivimos el terremoto esos movimientos no eran nada.
Yo tenía 9 años y lo recuerdo como si fuera ayer cuando tomados de la mano con mis 3 hermanos menores nos arrodillamos en la sala de mi casa y le decía hay que rezar a Diosito. Cuando alcanzamos la calle todo era polvo y griterío de la gente, las calles con tremendas zanjas y algunas casas derrumbadas.
Es temprano para llorar , pero lloro y los recuerdos se asoman con mucha fuerza y no se puede evitar la pena . 😳 😢
ResponderBorrarMuy hermoso y conmovido tu relato, estimado amigo Eduardo, recuerdos imborrables surgieron en mi mente, y al recordar me da tristeza y melancolía, yo también pensaba, a mis cortos 11 años en ese entonces, que era el fin del mundo, saludos cordiales, que Dios bendiga tu vida en abundancia, un fuerte abrazo de corazón 🙏🙏🙏
ResponderBorrarEs muy triste recordar la tragedia del 31/05/1970😒
ResponderBorrarFelicidades Eduardo, siempre recordándonos esos momentos del terremoto de 70 abrazos desde Barcelona amigo. cuidate
ResponderBorrarSigue escribiendo Eduardo
ResponderBorrarNos traes a la memoria grandes recuerdos.......
El terremoto nos marcó a la gente de nuestra generación, pero fortaleció los lazos familiares, además nos fortaleció como seres humanos, somos fuertes pero solidarios........
Bendiciones Eduardo.....sigue escribiendo
Hay amigo, recordar aquel terremoto del 70" me da muchísima tristeza recordar ese suceso imprevisto que nadie lo esperábamos ni lo imaginábamos semejante tragedia..me salve de perder la vida 😔 aquél día fatídico,lo tengo bien presente,difícil olvidar. Aún tenía 7años y lo recuerdo bien ..y ni que hablar lo más triste ver la cantidad de nuestros paisanos fallecidos.. recuerdo en la esquina de Buenos Aires con Pizarro cuadra 9 ,colocaban filas de fallecidos envueltos en sábanas..tenía miedo y tristeza .. pensé que volvía el terremoto porque no dejaba de temblar la tierra y las nubes oscuras,las lluvias Dios..fue terrible
ResponderBorrarSigue adelante querido Eduardo,así nos recuerda aquellos recuerdos imborrables
Un abrazo
TRISTE PERO BELLO RELATO EDUARDO,, LO LEI EN TU LIBRO QUE YA LO TENGO,, FELICITACIONES AMIGO,, SON 54 AÑOS EL TIEMPO PASA VOLANDO
ResponderBorrarEduardo millones de bendiciones, aunque sólo he ojeado tu relato pues para mí el tiempo apremia, pues conoces soy la cubana amiga de tu hermano Roger o Coco, como ustedes le dicen, ese terremoto no nos pasó por alto pues fuerzas médicas e instruidas en ese tipo de desastres fueron a prestar ayuda a ese país hermano, Cuba y Perú luchamos como familia por los afectados 🌹🌹🌹🥰🥰🥰
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