LUCIÉRNAGAS DE LA NOCHE
Foto Internet |
Las luciérnagas salpicaban la oscuridad de la noche con su escarcha brillante. A lo largo de mi camino chisporroteaban como luces de bengala suspendidas en las sombras. La ruta de trocha cortaba la densa vegetación y se internaba zigzagueante entre la maleza de Tres Cabezas. El olor a aguas estancadas de los pantanos saturaba mi olfato. Y en la penumbra nocturna, mis pasos juveniles avanzaban con destino a La Casa Rosada... establecimiento legal de mi natal puerto de Chimbote donde un grupo de féminas se dedican al oficio más antiguo del mundo.
Más de tres décadas han pasado desde aquellas caminatas. Fue en 1978 cuando por primera vez me aventuré a pie a través de los eneales de Tres Cabezas, tenía entonces 17 años de edad. Poco antes habían empezado mis visitas a La Casa Rosada, pero recorriendo el trayecto mediante el servicio regular de autos.
Por las noches, en la tercera cuadra de la avenida Gálvez se ubicaba la línea de colectivos que hacía el servicio exclusivo a este lugar. Era un paradero fantasmal, perdido entre las sombras de la noche, y desapercibido al común de la gente con excepción, claro está, de los que sabían a dónde querían ir.
Dos razones me desanimaron a seguir utilizando el transporte de autos.
A veces, en los carros, me encontraba con alguna sorpresa inesperada. Por ejemplo, mientras esperaba a que se completaran los pasajeros subía una sombra, se sentaba a mi lado, y resultaba siendo uno de mis profesores del colegio. Entonces yo balbuceaba, “Buenas noches, profe”. Y la respuesta solía ser: “Hola Quevedo, me imagino que ya tienes listas tus tareas escolares”.
La segunda razón fue económica: la tarifa de los autos era elevada. Con las justas yo ahorraba para la otra tarifa... y se me hacía difícil juntar dinero para las dos cosas. Hasta que un buen día, un amigo más ducho que yo, me dio la idea.
Me dijo: “La línea de autos es cinco veces más cara que la de los microbuses. Mejor tomas tu micro José Gálvez o Ramón Castilla, te bajas en el estadio Pensacola, y de ahí caminas al sitio, pero tienes que ir acompañado porque los totorales son oscuros y peligrosos”.
Y así lo hice. Usualmente me acompañaba mi amigo Jorge, con quien compartíamos escasas monedas y un sinfín de aventuras en el colegio San Pedro. Tomábamos nuestro micro en el centro de Chimbote, y bajábamos en el estadio. Cruzábamos al otro costado de la avenida Pardo, donde se ubicaba el gran muro blanco que cercaba al Centro de Educación Especial para Niños Excepcionales. Y desde esta esquina caminábamos unos tres kilómetros y medio a través de los totorales de Tres Cabezas.
En la oscuridad de la noche no se podía ver nada, excepto la maleza y el impresionante espectáculo de las luciérnagas. Sabíamos que el área contenía pantanos y pozas de agua donde de día se podía pescar lifes y monengues. Había árboles de sauce y pájaro bobo. Abundaban eneales y totorales que servían para la fabricación de esteras. Y habitaban patos silvestres y gallinetas.
Caminábamos con una mezcla de miedo y expectativa. Se decía que en los totorales podían agazaparse personas del mal vivir, pero la idea de estar pronto en la Casa Rosada alentaba nuestros pasos. De rato en rato nos acribillaba el fogonazo de las luces delanteras de autos que hacían el camino de regreso, y no faltaba algún pasajero satisfecho que nos gritara: “¡Hey misios, paguen su colectivo!”.
En el interior de la Casa Rosada laboraban otras luciérnagas. Menos brillantes pero igualmente activas durante la noche. Impúdicas se exhibían en el umbral de la puerta de unas cincuenta habitaciones, recortadas contra la media luz de bombillas eléctricas revestidas con papel celofán rojo. Hacían sus arreglos con la clientela a media voz, casi engullidos por la música de Lucho Barrios, Pedrito Otiniano y José Feliciano proveniente de un amplificador que funcionaba con un grupo electrógeno.
La primera vez que visité este lugar, mis tímidos pasos no tuvieron que deambular mucho. En el primer corredor encontré a una mujer joven, guapa, de ojos orientales, y cuya larga cabellera reposaba en el descanso de su bella figura. Le llamaban “La China Margot”. Desde entonces sólo visité a ella, hasta que un día no la encontré más. Se había ido, y por vez primera me sentí un poco perdido en el laberinto de La Casa Rosada.
“¿Buscas a alguien?”. Me preguntó una voz desconocida sacándome de mis tribulaciones. Se trataba de una mujer un tanto mayor, a quien, lo que la vida le había arrebatado en belleza, se lo había compensado con encanto. Me sedujo su sonrisa. Y tenía un nombre por el cual sentía debilidad desde que en 1972 escuché al dúo José y Manuel cantar la bella canción “Teresa”. Nos volvimos amigos. Un día a fines de 1981 le dije que ya no volvería más, y le di mi razón. Teresa, me dijo: “Cuídala, y sé un buen hombre”.
La Casa Rosada, Chimbote, Perú |
Treinta y un años más tarde volví en busca de la ruta de las luciérnagas. Ocurrió hace tres meses, durante mi última visita al Perú. Quise tomar una foto de La Casa Rosada para ilustrar el presente relato. Y me hice acompañar por un amigo de viejas andanzas: Bernardo Cabellos Sabino.
Contratamos un auto y nos dimos una vuelta por la zona de Tres Cabezas. La ruta de las luciérnagas ya no existe más. Hoy los autos circulan por una vía de tierra con cúmulos de desmonte a lo largo del camino. Me subí a uno de estos montículos con mi cámara fotográfica en la mano. Y desde la distancia, al pie del archifamoso cerro Tres Cabezas, divisé La Casa Rosada fundada en el ayer por don Germán Farro García y regentada por “La Tía Silvia”.
Me encontraba tomando las fotos cuando súbitamente fuimos rodeados por tres vehículos portando sujetos con caras de no buenos amigos. Era personal de seguridad del establecimiento. Hubo un momento de tensión, pero el verbo de seda de mi amigo Bernardo brindó una buena explicación, siendo ratificada por el chofer del auto que habíamos contratado. Los vigilantes se retiraron.
Estoy a punto de terminar este relato. Es casi medianoche en el pueblito semirural y boscoso donde actualmente vivo. Antes de cerrar la cortina doy una última mirada a través de la ventana. No alcanzo a ver al árbol de mis confesiones. Las sombras se han apoderado de New Hampshire. Lo único visible son las luciérnagas chisporroteando en la oscuridad de la noche.
Sonrío para mis adentros. Ésta ha sido una noche perfecta para escribir sobre las luciérnagas de mi juventud.
New Hampshire, USA
Noviembre, 2012
NOTA:
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Eduardo, una vez más Eduardo:
ResponderBorrarSorprendido Yo!!! Encontraste la forma de contarnos esta tu experiencia, amena y, de tal forma, que todos la podemos leer, como dices tú: sin ruborizarnos. Sé que muchos se sentirán identificados con tu relato.
Dices: Mis pasos juveniles avanzaban. Hoy tus pasos maduros siguen avanzando.
No tuve el gusto y placer de conocer Tres Cabezas, tu sabes, iba a la Iglesia de Cristo, y si el pastor se enteraba me excomulgaba jajaja, sobre todo Diosito. Aunque le hacía trampita con mi enamorada.
Un abrazo Ed y, que sigan los éxitos de tu Blog.
Marco.
Hola Marco, gracias por escribir, y gracias por mantenerte cerca de Confesiones a un Árbol. Recuerdo tus días en el evangelio. Alabado sea el Señor...
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Ed, dime ¿es cierto qu este relato lo has tenido escrito desde hace tres meses?
BorrarAsí es Marco, lo escribí apenas regresé de Perú, pero recién me he dado tiempo para revisarlo y corregirlo. Saludos!
BorrarBuena prosa, buena redacción y mejores recuerdos...
ResponderBorrarSaludos
Anabel
Muchas Gracias. Saludos!
BorrarEduardo
Eduardo, "Luciérnagas de la noche", es sin duda un excelente relato de una etapa de tu vida. La descripción exquisita y la sutileza de tus palabras nos transportan a esos momentos. Felicitaciones!
ResponderBorrarAlgo importante de tu relato es que abordas un tema que para algunas personas es Tabú, pero tú lo escribes con tanta decencia que cualquier persona lo puede leer sin sentir ningún rubor. Eso prestigia bastante a Confesiones a un Árbol.
Un abrazo,
Tu amigo Bernardo
Muchas gracias Bernardo!! Tu sabes que el respeto por mis lectores es fundamental. Hay temas que pueden ser más complicados que otros, pero tratamos de presentar nuestros relatos con buen gusto, honestidad y decencia.
BorrarMuchas gracias Bernardo otra vez por tus palabras.
Eduardo
Eduardo, tu estilo literario ayuda mucho a disfrutar el relato. El tema puede ser tabú, pero lo presentas en forma sutil y delicada. Puede ser leído por un rango amplio de lectores.
BorrarBernardo
Gracias Bernardo, es reconfortante leer tus palabras.
BorrarUn buen fin de semana para ti y los tuyos!
Eduardo
ESTIMADO ED:
ResponderBorrarLas luciérnagas de antaño solo moran en tu recuerdo, hoy, son otras las luces que iluminan tu brillante existir; es edificante que de cuando en cuando transites por tus remembranzas, entonces fluyen preciosas -y precisas- prosas como la presente.
Las "Teresas", exhiben buena forma de ser, atesoran ternura, otorgan bondad, en suma son excelentes personas, sobre todo si viajan al compás de la banda sonora, de aquella bella melodía que interpretaban José y Manuel.
Es un privilegio leerte.
Ro.
Hey Ro, muchas gracias por tus palabras. Me encanta saber que también has disfrutado de la bella canción de José y Manuel.
BorrarUn abrazo y cariños para la familia!
Ed
Hola Eduardo!
ResponderBorrarGracias a Marco he podido leer en primicia tu nuevo articulo que decirte....
Es maravilloso! Haces que cada recuerdo tuyo se convierta en un relato lleno de emociones para el lector.
Gracias por hacerme participe!
No te molestes si un día en mi facebook ves que te he robado una maravillosa frase, pues haces lo que pocos consiguen. Y es que mi imaginación vuele y me evada de mis problemas por cinco minutos.
Muchos besos y cuidate!!
Anian
Gracias por tus palabras Anian. Cuida a ese bebé que pronto traerás al mundo. Saludos para el papá.
BorrarAbrazos!!
Eduardo
MUY INTERESANTE Y CALIENTE ESTE RELATO, MI QUERIDO CHATO, PODRIA DECIRSE QUE SON EXPERIENCIAS VIVIDAS POR CASI TODOS LOS JOVENES DE NUESTRA EPOCA, TE FELICITO POR TUS RELATOS.
ResponderBorrarUN ABRAZO.
CHACA.
Hey Chaca, gracias por escribir. Espero que hayas tenido un maravilloso reencuentro con la familia y amistades durante tu reciente viaje a nuestro querido Chimbote.
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Excelente y linda historia de tu juventud sobre Luciérnagas de la noche...Marcadas como lo anunciastes: bajo el respeto y moral. Que bueno fue saber y leer esta bonita historia que formó parte de tu juventud...Adelante Eduardo.
ResponderBorrarMARY DE ALEMANIA
Hola Mary, gracias por escribir y enfatizar el sentido de corrección que siempre tratamos de mantener en Confesiones a un Árbol.
BorrarUn abrazo,
Eduardo
..a mas de uno, nos hiciste recordar nuestras primeras luchas cuerpo a cuerpo, con damicelas encantadoras, que nos remarcaban la grandeza de nuestra virilidad y nos enseñaron las primeras letras de las artes amatorias...tiempos aquellos..!
ResponderBorrarGracias por estas remembranzas y felicito la habilidad de tu pluma....nunca olvides a las luciernagas.
Gracias amigo por tus palabras. Me hubiera encantado conocer tu nombre. Si te animas, me lo escribes a mi correo: edquevedo@yahoo.com
BorrarP.D.: Es difícil olvidar a las luciérnagas.
Como no responder a la excelente motivación del recuerdo, contada por ti. Te aseguro mi hermano que nunca imagine que visitaste a las luciernagas, jajajaja; pero que gratos momentos inolvidables e imborrables vivimos y se impregnaba el perfume fuerte y nos sentiamos fuertes después de las incontables noches de aventura que pasamos.
ResponderBorrarAsí como te encontraste con tu profe, en esas noches de visita me encontre con ese hombre grande que le decian La Pava y que fue candidato al sindicato (no digo más...) me escondí, me metí a un cuarto para que no me viera...imagínate; así éramos pues. Que lindo te felicito Eduardo.
Mil formas de sentirse mejor.
Tu amigo desde siempre
Julio César Sifuentes Arias
Chimbote Perú
Jajaja...!! Me haces reir Julio César con lo que me cuentas. Y claro que recuerdo a La Pava, trabajamos duro por su campaña al sindicato en 1979.
BorrarUn abrazo grande hermano,
Eduardo
EDUARDO:
ResponderBorrarMuchas gracias, por compartir con nosotros tus amigos, tus vivencias de adolescente, con tus escasos 17 años aventurándote en la clandestinidad de la noche para trasladarte a un lugar sinuoso para el conocimiento de la ZETA jaja, a través de un camino de nombre hermoso "La Ruta de las Luciérnagas". Espectacular el alumbramiento de los insectos.
Muy buena la caminata, se ve que desde aquel entonces, te empezó a gustar a correr jaja.
En cuanto a ese HOMBRE, PROXENETA, el dueño de un gran negocio de "VAGINAS", (50 habitaciones) y si mal no recuerdo dueño de un grifo de gasolina, me repugna por usar los cuerpos de MUJERES, VIOLENTADAS, MALTRATADAS, FÍSICA Y PSIQUICAMENTE a toda edad, en su afán de lucrarse.
Muy buena anécdota, en esa Zona de Miraflores cerca a 3 Cabezas, a cinco cuadras antes del Centro de Educación Especial, también había muchas eneas, asequias, y pozos de agua, pero eran zonas muy tranquilas, mi barrio estaba muy cerca, y ante la deficiencia de agua, yo con dos hermanos concurríamos a lavar y a secar la ropa sobre el pasto, mucha gente hacía lo mismo, era hermoso el verdor, sauces, laureles, eneas, pajaritos, pecesitos de agua dulce.
Gracias nuevamente por trasladarnos a épocas pasadas.
Abrazos y Besos
Tu amiga Narcisa.
Querida Narcisa, muchas gracias por tus palabras, y por los datalles que nos cuentas, los mismos que enriquecen el sentido histórico del relato.
BorrarLa Zeta ¿Verdad? Jajaja...! y me encanta que te guste el nombre que hemos elegido para nuestro relato. Gracias otra vez querida amiga, tu amistad es algo super especial para mi.
Millones de abrazos!!
Eduardo
Una Bella y linda historia de tu vida personal, recuerdos que son imperecederos y nunca se olvidan, sin cansarme te diré que tus relatos tienen algo especial y muy comprensibles. Te FELICITO EDUARDO Y ADELANTE
ResponderBorrarSaludos
Alfredo Cueva Rojas
Hey Alfredo, muchas gracias por tus palabras hermano. Y ADELANTE correligionario!! Jajaja...!!
BorrarUn abrazo fuerte Alfredito,
Eduardo
Eduardo los recuerdos vencen rápidamente los laberintos de la memoria al repasar cada uno de las líneas de tu nueva historia. Mi experiencia en esos menesteres fue un poco tardía pero igual, está lleno de situaciones en la que se mezclan los sentimientos de verguenza con los del placer de ese entonces. Mi condición de maestro no me permiten dar detalles de estas experiencias ya que podrían mal interpretar si es que este artículo fuera leído por alguno de mi alumnos jajajaja.
ResponderBorrarEduardo gracias nuevamente por compartir tus historias que son las historias de los que nos preciamos de haber crecido en esta tierra. Saludos
ALBERTO BAZÁN
Hola Alberto, gracias por escribir. Estoy casado con una profesora y entiendo. Acá en la casa he tenido mi propia "Tug of War" para publicar mi relato. Ya tú me entiendes...
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Eduardo: Cómo no pude darme cuenta a tiempo, según el Titulo de este Artículo, que lo mas bello de la imaginación en la lectura (parangón) eran las luciérnagas antes que "lo rosado" que se podía hallar al interior de "La Casa Rosada" convirtiendo a los parroquianos en personajes "calientes" y desenfadados?....
ResponderBorrarEfectivamente la figura bonita, pintoresca, iluminativa e imaginaria de las luciérnagas, sus fuegos multichispeantes y colores dorados u "oro viejo" como se dice, es lo mas pintoresco, tibio, bonito y alegre de éste cuento, por que conforme se lo lee uno en su cerebro lo asemeja con mil luces que bailan entre la penumbra; al final deja sensaciones de que las Féminas de la Casa Rosada, no son como se las pinta: sino personas de carne y hueso, "buenas" pero sobretodo humanamente sensibles que solo comercilizan "ciertos asuntos" para poder subsistir.
Felicitaciones estuvo bello!
NellyQS
Hola Nena, gracias por escribir, y que bueno que cualquier duda sobre el artículo, haya sido despejada positivamente. Supe de tu viaje último con la familia, me alegra que lo hayan pasado bonito.
BorrarFelicidades,
Eduardo
Eduardo qué te puedo decir, maravilloso lo que escribistes, conforme iba leyendo a la vez te veía, como una pelicula interesante que no te quieres perder cada segundo, ni que te interrumpan. Discúlpame, realmente no me puedo expresar en palabras lo interesante que estaba tu relato.
ResponderBorrarFelicitaciones Eduardo, me gustó mucho.
Walter
Hey Walter, gracias por acompañarnos en este relato. Gracias por tus palabras. Saludos para tu familia en nuestro querido barrio San Isidro, y en Chimbote.
BorrarAbrazos hermano!
Eduardo
hola eduardo, gozando de tu hermoso relato que es de lo mejor que yo haya leido, es sensacional me queda corto lo que te diga hermano. Felicitaciones, me quedo sin palabras, tiene de todo, un toque romantico y tambien tiene un toque picaresco pero sutil.
ResponderBorrarEduardo, felcitaciones por esas vacaciones a Chimbote te recargaste de energías. Cuidate mucho.
Víctor Santana
Tampa Florida USA
Hey Víctor, muchas gracias por tus palabras y muchas gracias por mantenerte cerca de Confesiones a un Árbol.
BorrarSuerte por Florida!
Eduardo
No solamente es la Casa Rosada, sino un Olimpo especial donde moran las Diosas y Musas de los adolescentes. Un abrazo.
ResponderBorrarSaludos Segundo, éxitos en tu vida personal y profesional. Gracias por escribir!
BorrarEduardo
Eduardo en primer lugar nuevamente con las felicitaciones del caso, por el relato explicito y moderado para comprender "Luciernagas de la Noche" que todos los jovenes de entonces y de hoy dia hemos visitado en algún momento ese lugar indispensable de nuestras vidas. El grupo de amigos con quien solia "viajar" por esos eneales conociamos otras rutas que cruzabamos el pueblo joven San Juan ya que vivia en ese entonces en Miraflores Alto y lógico teniamos que cuidarnos mucho porque en el trayecto nos encontrabamos con grupos de muchachos no tan amigables.
ResponderBorrarRecordar es volver a vivir sobre todo en aquellas epocas. Un abrazo fuerte y que sigan los exitos en las Confesiones de un Árbol.
Un Abrazo
Hugo Pisfil Reque.
Hola Hugo, gracias por escribir. Recuerdo a tu familia viviendo en mi barrio, pero no recuerdo en qué año llegaron a San Isidro (procedentes del 21 de Abril, creo) Y me gustaría que me digas en qué año se mudaron de mi barrio. Tengo un inventario de los antiguos vecinos y me faltan algunos datos.
BorrarMuchas gracias.
Un abrazo,
Eduardo
Eduardo:
ResponderBorrarBuen comentario y valiente en informar las vivencia cuando uno es joven. Siempre hay un paralelo de tu comentario, me acuerdo que esta casa de citas quedaba frente a la urbanizacion El Trapecio. De ahí el nombre de Trapecio izquierdo, siendo joven visité con temor, pero escuchamos que venía la Leva, era con guardias y el carro llamado El Caimán, salimos con varios jovenes a la parte de arena y a correr se ha dicho y a escondernos por esas duna, y luego tuvimos que caminar hasta la calle de Espinar cerca del colegio Raymondi, donde vivia y asustado por ser muy de noche, porque mis padres eran bien severos.
Espero que sigas ese camino de vivencias libres, con la realidad y con la verdad, asi la sociedad puede tener comunicacion mas sinceras.
Cuidate y un abrazo.
Pedro Haro Diaz
Hola Pedrito, qué interesante que nos recuerdes las épocas de La Leva, lo cual mucha gente joven no conoce, y algunas generaciones la tienen por olvidada. En aquellos tiempos (hasta los años '60s) los jóvenes eran detenido en las calles, esquinas y campos de futbol, subidos al Caimán a la fuerza, y llevados al ejército. Sólo las familias con conexiones e influencia lograban la libertad de sus hijos.
BorrarGracias por escribir.
Eduardo
HOLA EDUARDO, TE FELICITO POR COMPARTIR TUS EXPERIENCIAS DE JUVENTUD EN LA ZONA ROSA A TRAVES DE ESTE NUEVO ARTICULO "LUCIERNAGAS DE LA NOCHE", ME GUSTA COMO DESCRIBES CON MUCHA SUTILEZA Y RESPETO A LAS DAMAS DE LA CASA ROSADA, Y COMO TRAES A NUESTRA MEMORIA ESOS LUGARES POR DONDE VALIENTEMENTE TRANSITABAS ACOMPAÑADO DE ALGUN AMIGO PARA LLEGAR AL LUGAR TAN DESEADO. UN LUGAR QUE ESCUCHE HABLAR A MIS HERMANOS MUY SECRETAMENTE Y QUE MOTIVABA CURIOSIDAD, NUNCA SUPE DE QUE SE TRATABA HASTA QUE LEI TU ARTICULO.
ResponderBorrarEDUARDO, TE DESEO MUCHOS EXITOS EN ESTE ARTICULO Y EN LOS SIGUIENTES DE LOS CUALES ESTARE PENDIENTE. SIGUE ADELANTE AMIGO, SIEMPRE CON PASO DE VENCEDOR.
UN ABRAZO,
ANA BEATRIZ
Hola Anita, muchas gracias por escribir y por mantenerte cerca de Confesiones a un Árbol. Nos une casi medio siglo de amistad ¡Santo Dios, cómo pasan los años! ¿Verdad?
BorrarUn abrazo especial para ti,
Eduardo
Eran los tiempos de la aventura.... quien no camino hasta ahi... ibamos en manchita... el camino,... lo teníamos en la cabeza, de tanto ir desde chicos a mataperrear y cazar pajaritos... el campo se extendía desde lo que hoy es San Francisco, el 2 de Mayo, Magdalena, bordeaba Miraflores y lo que nacía como San Juan... y alguno de los amigos, encontró a su viejo ahí.. y algún padre, después de la sorpresa, el resondron, y pagar la mejor tarifa para el hijo, nos dio el aventon hasta el barrio... cosas de la vida, que afloran, con este relato tan fresco y noble.
ResponderBorrarUn gran abrazo Chato... y esto ya apunta para éxito de librería.
Jorge
Hola Jorge... ¿Cuál Jorge? Sé que no es el Jorge de mi relato. La palabra "Chato", me da (creo) una pista clara sobre quién es el Jorge que me escribe. Saludos amigo, gracias por escribir.
BorrarTu viejo amigo Chato
Hola Eduardo, sigo admirado de tu pluma que destapa hermosos recuerdos, vivencias y aventuras comunes que pasamos en nuestras años mozos. Por cierto en este relato vaga mi mente como el personaje porque también también lo viví y debute como muchos muchachos de nuestros barrio del 21 , San Isidro, Buenos Aires.
ResponderBorrarUn gran abrazo, seguimos en comunicación y con la ilusión de la promo.
Johnny
Hola Jhonny, gracias por escribir. Seguimos poniéndole empeño al asunto de la promoción, será un recorrido lento. Nos deseamos suerte en este tema.
BorrarUn abrazo,
Eduardo
Estimado Eduardo, felicitaciones por tan explícito y brillante relato sobre una parte importante de Chimbote y también de una etapa importante de nuestra vida. Quién de nosotros, jóvenes de ayer y tíos de hoy, no se ha dado una vueltita por dicho lugar. La Casa Rosada, lugar donde nos encontrábamos con quienes menos lo esperábamos -entre ellos muchos de nuestros profes- y con quienes compartíamos de igual a igual las caricias de las bellas y atentas féminas que se apostaban en los 50 cuartos que conforman el local.
ResponderBorrarPor lo demás,la Casa Rosada me es familiar porque nací al frente de ella, en la esquina de Villavicencio y Olaya, su primer local. Después pasaría donde ahora se ubica el estadio Centenario, más conocido en aquellos años -antes de los 70'- como Trapecio Izquierdo. Otra cosa hermano, no sé si te olvidó mencionar -o no la conociste- a la "negra Hilda", la más simpática, atenta y complaciente de las que atendían en este histórico local.
Comparto contigo el encuentro con nuestros profesores, aunque a los que más recuerdo son al profe Salas "pindongo" y a Sagástegui "chatarrita". Otra cosa Eduardo, la tercera cuadra de Gálvez fue su paradero inicial porque después se ubicó en la tercera cuadra de Aviación, allí nomás a unos metros de Pardo, donde ahora se ubica Elektra. Y cómo no recordar el tradicional "Salón", que era una reunión en un bar grande ubicado dentro del local, que albergaba a los caballeros ávidos de una madrugada de baile y juerga, acompañados de tan atentas y simpáticas compañías. Esto era después de finalizada su tarea, medianoche, y terminaba al amanecer, cansados y con los bolsillos vacíos, pero contentos por haber pasado una horas de placer y que placer.
Nuevamente felicitaciones Eduardo y espero no hayas tenido problemas con tu esposa por este relato, que no es más que la vivencia de una etapa importante de nuestra vida: la adolescencia y juventud. Abrazos y bendiciones.
Papi Sánchez
Hola Papi, gracias por escribir. Jugándome una broma diría que desde tu nacimiento estuviste marcado para tener familiaridad con La Casa Rosada (...y los detalles de tu comentario así lo evidencian)
BorrarEn cuanto a una de las damas que mencionas, te diré que la conozco sólo por cultura general, pues yo nací en 1960 y fui demasiado joven como para tener el placer de conocerla personalmente.
En cuanto al servicio de colectivos, te diré que en la época en que este relato se ubica, el paradero quedaba en la tercera cuadra de la avenida Gálvez. Posteriormente fue reubicado a la avenida Aviación.
Gracias nuevamente por escribir, y que sigan los éxitos en tu vida personal y profesional.
Eduardo
Eduardo nunca mencionastes el nombre de la chica que te hizo renunciar a tus luciernagas.Recordar es volver a vivir.Gracias por compartir tus vivencias.Saludos.
ResponderBorrarEstimada Isbel, el acusioso lector encontrará el nombre en otro de mis relatos.
BorrarSaludos,
Eduardo
Deseo resaltar tus palabras estimado Eduardo:
ResponderBorrar"...Tu sabes que el respeto por mis lectores es fundamental. Hay temas que pueden ser más complicados que otros, pero tratamos de presentar nuestros relatos con buen gusto, honestidad y decencia."
Muy bien el escrito, al final una realidad de tantos, de volver a vivir nuestros inicios, y lo dejo allí.
Muchas gracias Fabian por escribir, y te deseo muchos éxitos, junto a tus colegas, al frente del Colegio de Ingenieros.
BorrarEduardo
QUE BUENA EDUARDO, GRATOS RECUERDOS DEL VIEJO TRES CABEZAS JAJAJAJA
ResponderBorrarCOMO NO RECORDAR EL SERVICIO DE COLECTIVOS QUE UNO TOMABA PARA IR A DICHO LUPANAR, EN LA AV. JOSE GALVEZ CREO QUE TODOS DEBUTAMOS ALGUNA VES EN DICHO LUGAR, COMO TU BIEN DICES EN TU RELATO HABÍA VECES QUE SE INGRESABA A PIE ACOMPAÑADO DE LA GALLADA DEL BARRIO POR ESE CAMINO LARGO Y TENEBROSO, YO TAMBIÉN LO HICE MUCHAS VECES ESPERÁBAMOS A QUE SE JUNTARAN DOS O TRES PARROQUIANOS EN LA AV. PARDO FRENTE AL ESTADIO PENSACOLA PARA PODER INGRESAR ACOMPAÑADOS Y PERDER EL MIEDO.
PERO TE DIRE QUE FUE MI TIO CHAQUETA QUIEN ME LLEVO A DICHO LUGAR PARA HACER MI PRIMER DEBUT, YA NOS ESTAREMOS COMUNICANDO MAS ADELANTE.
ROLAND
Hola Roland, bienvenido a Confesiones a un Árbol. Gratos recuerdos ¿Verdad? Salúdame a tu tío Hernando "Chaqueta". Un abrazo grande para ti!
BorrarEduardo
Hola Eduardo, estoy compartiendo tu relato en mi página personal junto a una apreciación mía de hace algunos años vista desde lejos, justo arriba del recreo para valientes
ResponderBorrarTE PASASTE EDDY,, EXCELENTE RELATO,,, MI FAVORITO¡¡¡ TU SIEMPRE TAN FORMAL Y SERIO PERO ESTE RELATO NOS MUESTRA TU LADO PICARO JEJE¡¡
ResponderBorrarHermoso e interesante confesión amigo Eduardito. Cada vez que leo un relato tuyo me tengo que reir por alguna de tus pícaras ocurrencias.Una experiencia tuya haces que en realidad uno conozca en realidad como era éste lugar con sus detalles muy diplomáticamente nos traes a la mente el famoso lugar llamado "Tres cabezas" y la Casa Rosada. Gracias por regalarnos un poquito de tí.
ResponderBorrarUn abrazote amigo.
GRACIAS POR LOS SALUDOS EDUARDO, UN RELATO INSPIRADO DE UNA REALIDAD DE AVENTURA JUVENIL EN LA CUAL SE INICIA POR CURIOSIDAD Y SE CONTINUA POR "EDUCACION", ME SORPRENDE TU RETORNO PARA PODER ILUSTRAR ESTE RELATO EN LA BUENA COMPAÑIA DE BeERNARDO CABELLOS NUESTRO GRAN AMIGO, SALUDOS A LA DISTANCIA PARA USTEDES Y BUEN FIN DE SEMANA.
ResponderBorrarInspirador relato como para iniciar un fin de semana Eduardo, jajajaja...Es una vez mas que repaso este relato como cada una de tus geniales producciones de tu maravillosa pluma.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo, buen fin de semana y muchos saludos y bendiciones a tu familia.
Estimado Eduardo, leer tus relatos es de gran agrado, tus anécdotas me hicieron recordar aquel bello tema "la rubia del cabaret" ... Que lindo fue, Que lindo fue. Saludos amigo!!!
ResponderBorrarLindo y entretenido tu relato, me encanta la forma jocosa que haces de la falta de dinero y que bien seguiste el consejo: sé un buen hombre y cuídala" y si que lo eres. Un abrazo y felicidades. Sigue deleitándonos con tus relatos.
ResponderBorrarBuen relato de tu juventud, aumentan mis conocimientos del diario vivir de Chimbote antiguo. Saludos un gran abrazo amigo y compañero. ¡Feliz fin de semana!
ResponderBorrarEduardo siempre me engancho con tus relatos, son buenos me encanta leerlos, un abrazo amigo
ResponderBorrarFuerte abrazo Eduardo, es gratificante siempre leer un texto de tu puño y letra cual ráfaga de vientos de recuerdos atrevidos que existen en el tiempo y la historia de un puerto querido como es Chimbote.
ResponderBorrarCon todo mi cariño amigo Eduardo siempre es un placer disfrutar de tus relatos y saludos. Bendiciones en tu familia.
ResponderBorrarBueno amigo que te puedo decir, aquellos tiempos experiencias recuerdos de nuestra juventud, te felicito por ese relato el cual lo haces de una forma amena y sincera de lo vivido en esa época y que a la actualidad a pesar del tiempo volviste y como veras la ruta de la luciérnaga ya no existe pero los recuerdos quedan.
ResponderBorrarEduardo un abrazo a la distancia bendiciones para tu familia.
Ahí fue tu primera experiencia y de muchos San Pedranos... muy buen relato amigo; se me viene a la memoria gratos recuerdos de mi juventud de esa casa de citas donde también acudí y encontré una hermosa mujer de iquitos que me atendió de maravillas y se me viene como recuerdo en mi vaga memoria. Saludos.
ResponderBorrarSiempre sigo tus relatos que son parte de la historia y evolución de nuestro Puerto Chimbote en sus diversos matices; puedo decir honestamente que la deliciosa manera de tu relato escrito me atrapa de encuentro; en mi posición de mujer si pude oir más de una vez los comentarios irónicos o de doble sentido que por alli algún amigo o conocido expresó de la tan mentada "tres cabezas" hoy luego de leerte me permite tener un panorama más claro de aquel lugar que seguro con recelo las mujeres mencionamos; pero que a mi parecer guadarán historias que en las sombras se asemejan al pecado pero quizás en la luz del dia son mundos que ningún mortal está en la capacidad de juzgar menos sentenciar.
ResponderBorrarGracias por el arte que compartes Eduardo; saludos desde Chimbote
LINDO RELATO, PERO NO SOLO LINDO,, ADEMAS TIENE ESA COSA QUE CARACTERIZA TANTO A EDUARDO,, EL RESPETO CON QUE TRATA LAS COSAS,, SIEMPRE FUE ASI DESDE JOVENCITO,, ME ENCANTA CONFESIONES
ResponderBorrarSaludos desde nuestro querido chimbote, mi siempre recordado amigo Eduardo . Muy hermosas historias que siempre relatas para refrescar nuestra mente de todas las vivencias antañas. Qué este nuevo año Dios te siga bendiciendo y recuerda tambien que soy tu seguidora en confesiones a un árbol.
ResponderBorrarTú sabes amigo, que me encanta leer tus anécdotas porque hay mucho para recordar..
Vienen a la mente alegrias , tristezas y melancolias . Tantas cosas que pasaron en chimbote y nuestro barrios que nos llenan de nostalgia, y que decir de musica y futbol todo es hermoso.
Una ves mas felicitaciones amigo.
Abrazos a la distancia.
Que bien por mantenernos con nuestra historia que sigan los éxitos
ResponderBorrarBuenaaaa maestro. Me dió pena la cronica, como tambien risas pues como buen jumento en primavera caminó entre montes y cañadas para llegar al "sitio" jijiji y poder interactuar con Margot pues desapareció misteriosamente como había llegado, y a la otra que el tiempo le habia arrebatado pero la potenció en encanto. Jiji que buena belleza de expresión, logica de concepto y buen arte de pensar.
ResponderBorrarBuen domingo maestro.
Extraordinario relato como siempre Eduardo, gracias por la entrega.
ResponderBorrarQue gran relato amigo Eduardo Quevedo Serrano !! Increíble. ❤️ Me hiciste regresar a esos momentos que las chicas escuchábamos ese título de : 3 cabezas, nos llenamos de inquietud y nos imaginabamos un sitio novedoso y lleno de conceptos prejuiciosos, 😲 con muchas mujeres semidesnudas llamando a los hombres 😂 cosas de jóvenes no ? Eres tan detallista, tienes la memoria llena de recuerdos que has ido adornando con todas esas expresiones que has ido adquiriendo en tu largo recorrido de lector 😍 gracias !! Sigue deleitándonos .
ResponderBorrarChimbote parte de nuetra vida. Una vez mas querido Eduardo felicitaciones por traer a la mente recuerdos de la adolescencia y juventud compartida con generaciones de amigos y compañeros de colegio. Buen relato.
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