Hacia enero del año 2009, en casa teníamos sólo un computador de segunda mano obsequiado por un amigo, y teníamos tan sólo servicio de internet a través de la línea telefónica.
¿Las razones? Por un lado la situación económica, pero la razón más importante fue nuestro deseo de vivir lo más alejado posible del consumismo capitalista.
Sin embargo, un día cualquiera de aquel mes, Terry, mi esposa, llegó de vuelta a casa con un paquete en las manos. No acostumbrados a ver paquetes de compras, mi hija Dorothy y yo la miramos con curiosidad.
Terry depositó lo adquirido sobre una mesa. Lo abrió. Y entonces vimos que se trataba de un MacBook Pro Laptop. Mientras ella lo instalaba, dijo estas palabras: “Nadie lo mueve de aquí”. Había en su tono algo que Dorothy y yo conocíamos demasiado bien, y que no significaba otra cosa que, “la orden se cumple sin dudas ni murmuraciones”.
El sitio asignado para el laptop era una pequeña mesa ubicada en el dining room, junto al piano, y contra una ventana que mira hacia una parte de las áreas verdes de la casa.
Ese mismo día Terry canceló el servicio de internet de la “época de la carreta”, y contrató high speed internet. La llegada del servicio rápido de internet cambió algunas cosas de la rutina familiar. Especialmente la mía.
Siempre he sido una persona madrugadora, pero a partir de entonces, desde las cuatro de la mañana, dedico un buen tiempo en el computador hasta que es hora de despertar a Terry y Dorothy para la diaria rutina del trabajo y la escuela.
Durante las madrugadas y parte de mis fines de semana, escribo para diferentes proyectos que tengo en mente. Son horas y horas sentado frente al computador, la mesa, y la ventana. Y como toda persona que escribe sabe muy bien, son también momentos interminables cuando la inspiración, o la palabra o el dato correcto no acuden a la mente. Entonces miro hacia afuera, a través de la ventana.
¿Y qué encuentro?
Un árbol.
Exactamente a cuatro metros de mi ventana se ubica un árbol. De tanto mirarlo hemos devenido en amigos. No es muy diferente de cualquier otra relación de la vida: de tanto compartir el tiempo con alguien al final se deviene en buenos compañeros. Horas de insomnio, horas de abundancia y de falta de inspiración. Horas de mirar al árbol, y de búsqueda de respuestas.
Este nuevo blog obedece a la necesidad de plasmar en blanco y negro un conjunto de recuerdos, reflexiones, e ideas que día a día atiborran mi cabeza. De una manera u otra, durante el día, “escribo” sobre estos temas en mi mente, pero pronto son desplazados de la memoria para dar paso a nuevos pensamientos. Y finalmente son borrados de mi mente sin quedar “archivos” de los mismos.
Hace pocos días terminé mi proyecto de escribir sobre la historia del José Gálvez FBC, hoy inicio “Confesiones a un Árbol”. Memorias, reflexiones, anécdotas y ocurrencias de la vida cotidiana serán sus temas centrales.
Nos deseamos suerte, al iniciar este nuevo proyecto.
Y será un placer contar con vuestra compañía.
New Hampshire, USA
Octubre, 2011
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Estimado Eduardo
ResponderBorrarLeo con mucha atención el inicio de tu nuevo trabajo Confesiones a un árbol, al leerlo me he sentido muy cerca a ti, quiero aprovechar la ocasión para decirte que te seguiré y si me permites una pincelada te la daré a manera de opinión de tus seguidores, admito que internamente cada uno somos escritores y porque no decir poetas?, sigue adelante y felicito tu dedicación y empeño, se lo comentaré a mi Luis que siempre en medio de sus ocupaciones me escucha.
Un abrazo con mucho cariño
Soraya
Recordado Eduardo, lei tu presentación y está linda...estamos a la expectativa para leer CONFESIONES A UN ARBOL y te felicito por el talento que tienes para el don de la escritura....suerte y para adelante!
ResponderBorrarTu hermana MARY QUEVEDO DE ALEMANIA.
Eduardo, dice una vieja frase "recordar es volver a vivir", y hoy esta frase recobra más actualidad en mi. Después del éxito de tu blog galvista, no tengo duda que CONFESIONES A UN ARBOL será también un tremendo éxito. Este es un blog personal e intimo por lo tanto para mi y para los que te conocemos va a tener un interés especial. TE DESEO MUCHA SUERTE.
ResponderBorrarUn abrazo de pelicano.
MARCO.
El nuevo blog me parece fabuloso.Es una experiencia nueva y tendra tanto o mas exito que el anterior.Muchas felicidades Eduardo y esperamos con ansias tus proximas publicaciones para deleitarnos con tus vivencias.
ResponderBorrarEstimado Eduardo:
ResponderBorrarRecordando a Machado “Caminante, son tus huellas el camino nada mas; caminante no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nuncase ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino, sino estelas en la mar”.
Gracias por compartir desde ya tus huellas en el Ciberespacio.
Todos los éxitos y la reflexión del caso a cada uno de nosotros.
Ciberamablemente
FABIAN
Estimado Eduardo, contento y emocionado, veo, que ya somos dos; yo también estoy desde las 4 de la mañana, escribiendo y haciendo arreglos musicales, y diferentes proyectos que tengo en mente, te felicito por este nuevo blog y como siempre digo “todo tiempo pasado fue mejor”,
ResponderBorrarAfectuosamente
DANIEL CORTEZ BELUPU
A través de la ventana veo el árbol, al que con ojos brujos interrogo, es tan leal y a la vez silencioso con tus secretos que con su tronco expresa ser tu amigo y confidente.
ResponderBorrarInsisto en mis requerimientos y solo dice: "conmigo conversa desde las cuatro de la madrugada, a veces ni me mira y lo comprendo: está escribiendo. Cuando me dirige la mirada veo en su rostro que es mi turno y lo escucho complaciente, ensimismado y lo entiendo".
Eduardo, se que el árbol es tu memoria, tus innumerables recuerdos, tus peculiares anécdotas, tu transcurrir por la vida, saludo este anuncio y estoy atento a tu próxima jornada, se que es de gran aliento. Enhorabuena.
Víctor
Hola Eduardo, felicitaciones, imagino que tienes mucho para escribir: insumos y talento; y como nos has dado permiso para compartir estaremos acompañándote a la distancia.
ResponderBorrarEstimado y recordado Eduardo:
ResponderBorrarQue importante es escribir, ya que pareciera que nos liberamos de tensiones y preocupaciones; pero mucho más importante es Compartir nuestra vida pasada (recuerdos) con nuestro prójimo de aquellos bellos momentos inborrables e inolvidables vividos; así como proyectos a futuro para engrandecer la familia y sociedad.
Sin temor a equivocareme, llega en buen momento "Confesiones a un árbol"
Un fraternal abrazo.
Julio César Sifuentes Arias
Eduardo haber si ya empezamos con tus memorias, recuerdos, vivencias, anecdotas etc. de una buena vez amigo porque no nos vayas a coger desprevenidos y no vamos a reaccionar jajajajajaja, una broma amigo. Espero q te vaya bien en tu nuevo blog, y aqui estaré aguardando tu primera y nueva entrega literaria.
ResponderBorrarSaludos de tu amigo Jaime.
Señor Eduardo, mis más sinceras felicitaciones por el inicio de su nuevo proyecto y toda la suerte del mundo y energía positiva para usted.
ResponderBorrarÉxitos!!
Pensé que NO llegaba "Confesiones a Un Arbol" y por las fechas de comentarios noto que estuve equivocada al creer que el enlace en FB era de promoción:"ya viene" "ya llega confesiones..." creo son secretos existentes entre el árbol y TÚ.
ResponderBorrarCon el título imagino la escena de un cura en el confesionario que escucha al que se confiesa, al final la penitencia en este caso sería escribir. Escribir es un don, es como una ansiedad hacerlo, es parte de una catarsis positiva que aflora del alma, mente, corazón, son recuerdos imborrables que quieren salir vertiginosamente para ser adornados por la pluma del escritor producto de su sensibilidad e imaginación pero embuido de dosis de realidad. Su significado se va descifrando en la medida que al leer nos ponemos en el lugar del escritor, haciendo de uno la historia para que sea emocionante la avidez de su final y asi compararnos, o reflexionar, enmendarnos, o parcializarnos o valorar al escritor etc. ó simplemente al final para solo SONREIR.
Nelly
Eduardito.
ResponderBorrarDeseando muchos éxitos a tu nuevo blog, en donde estaremos pendientes a tus recuerdos, ideas y anécdotas las mismas que llevaré mentalmente en paralelo con mis propias vivencias.
Recuerdo un gran árbol de higo de mi niñez en la casa de mi tia Juanita donde, junto a mi primo y sus amigos, subía y bajaba con los ricos higos a lavarlos y comerlos hasta saciarnos. Dos grandes árboles de higo (negro y blanco) habían en la casa-huerta de mi familia. Como olvidarme de esos dos bellos árboles de mi niñez.
Tu amigo José Luis
Confesiones a un Árbol que belleza, una confesion muy sentida y conmovedora de tu parte a un árbol, cuanta inspiracion querido Eduardo, es verdad que muchas veces no tenemos a quien contar nuestras vivencias del dia a dia, las dificultades y problemas continuos, como tambien las alegrias, nos sentimos completamente solos, que buen amigo encontrastas Edu. un árbol, que te escucha en silencio que bello, te felicito amigo mio esta lindo, un beso....
ResponderBorrarRosario
QUERIDO EDUARDO, HE LEIDO NUEVAMENTE "CONFESIONES A UN ÁRBOL" Y ME HA DADO UN POCO DE NOSTALGIA PORQUE RECORDÉ EL ARBOL DE HIGO QUE TENÍAMOS EN NUESTRA CASA EN CHIMBOTE, DE DONDE COMIAMOS MUY RICOS HIGOS BAJADOS POR NUESTRO PADRE "ECO" O TAMBIÉN POR PABLO...PERO A LA VEZ TAMBIÉN ME SENTÍ MUY ORGULLOSA DE TENER UN HERMANO CON TANTA CAPACIDAD INTELECTUAL COMO TÚ PARA CONTARNOS SUS CONFESIONES.
ResponderBorrarSUERTE EDUARDO.
MARY DE ALEMANIA
Tendre que dar las gracias a tu esposa, por tener la brillante decision , y sobretodo firme de conectar al mundo,,,,o sea nosotros, y asi disfrutar de estos pequeños relatos, que nos llevas no solo a aquellos momentos que han quedado tan nitidamente en tu memoria, sino tambien a las nuestras,,,y siempre con aquellas anecdotas, enseñanzas sencillas pero profundas a la vez, o a esas chispas que hacen aun mas entretenida la lectura. Gracias al arbolito del frente, que es parte de tu inspiracion y confesarte, y gracias a ti por hacer caso a tu mujer sin chistar,,jajjaa,,,,,y compartir este talento tuyo de contar ,,,,, FELICIDADES!!!!!
ResponderBorrarNena
Eduardo, por alli leía esto en tu relato : "...¿Y qué encuentro? .... Un árbol. Exactamente a cuatro metros de mi ventana se ubica un árbol. De tanto mirarlo hemos devenido amigos"
ResponderBorrar....Asi se llega a la empatía sentimental entre tu mente y el amigo árbol; ambos se miraban y se contaban silenciosamente secretos interiores. Fue como la luna aquella del otro relato, un poquito mas, también, para tu inspiración. Cada quien escojemos a nuestro amigo secreto. Lo lindo es la química existente que hace brotar notas tan bonitas como las que acá estas narrando y confesando. Suerte Bye!!
Nelly
Eduardo, ayer fue una gran proyecto “Confesiones a un Árbol”, hoy podemos delitarnos de la agudeza de tu pluma y en el relato de las remembranzas de lo vivido. Solo augurar la secuencia de tus exitos en este largo trajinar de la vida.
ResponderBorrarUn abrazo amigo.
Bernardo
Estimado Eduardo, gracias por compartir con nosotros tus lectores, tu tan apreciado Blog Confesiones a un Árbol, sin duda gracias a él nos enriquecemos cada día un poco mas, dejo constancia de mis mas sincera felicitación y admiración por tu talento. Chimbote se siente orgulloso de ti.
ResponderBorrarUn Abrazo,
Juan
Hola Eduardo, felicitaciones otra vez y gracias por deleitarnos con tan bellos relatos sigue adelante.
ResponderBorrarun abrazo,
Zoila
Eduardo:
ResponderBorrarChimbote y tú. Tu árbol, tu familia y tu laptop son el complemento perfecto para el éxito de Confesiones a un árbol. Felicitaciones!!!!
Tu amiga,
Ana Beatriz
Eduardo, nuestras vivencias, resulte claro o aún no, siempre estarán unidas a la voluntad del Señor, pues sin saberlo y sin desearlo, EL ingresa a nuestras vidas... Y lo trasladó (con su familia entera) a un huerto, donde previamente había instalado un hermoso jardín lleno de árboles y uno en especial que daba a la ventana, y lo colmó de innumerables bendiciones restada con una sola ordenanza: De aquél, de la ciencia del bien y del mal no debes comer. Y la continuación de la historia debes conocerla amigo mío.
ResponderBorrarNo entendí aquella vez, la esencia de dicha razón, pero quedó fijado en mí, cuando lo leí por primera vez, que de aquel árbol de la vida, luego fue levantada la cruz del calvario y de aquel otro se erigió la estatua de la soberbia y la vanagloria humana; pero, sin temor a equivocarme, de aquel árbol plantado juntito a tu ventana, brotan y seguirán brotando muchas semillas de amistad y recuerdos apretados de viejos amigos, probados en muchas jornadas, porque nuestro cariño si fue probado, y doy testimonio hoy día que Eduardo Quevedo Serrano, el hombre de ideas inquietas y apasionadas, explosivo, taciturno y, con mucho orgullo, mi paisano nacido a la orilla del mar pacifico en la caleta de los chimbadores, es un hombre a carta cabal, silencioso e imposible de quedarse callado, y expresivo y fastidiado por el aire que respiraba, dispuesto a sacrificar sus noches de alcoba, y por quien siento respeto leal y por quien levanto mis manos para palmotearlo en el hombro y decirle: !!Bravo Eduardo, otra vez bravo¡¡ y que nunca, pero nunca, desvíes la mirada de tu árbol, porque allí estaremos tus amigos, como frescas ramas de retoño para decirte “no te mueras amigo… y el hombre se levantó y fue con ellos”.
Tu entrañable amigo,
Luis Alegre Calderón.