sábado, septiembre 14, 2013

La Escuelita Nº 3151 del Barrio San Isidro


LA ESCUELITA Nº 3151 DEL BARRIO SAN ISIDRO
  (LA ESCUELITA DEL SEÑOR GONZÁLEZ)

1971:Grupo de profesores y padres de familia: Esther Quiñones 
Benites,  Maruja Morales de Ángeles,  Magda González Martell, 
Rómulo Salazar Silva, Eva Carbajal de García,  Felipe González 
Olivera,  Adela  Martell  de  González,   Natividad   Sánchez,   y  
Edita  Ramírez de Asmat (Foto: Cortesía de Ana Asmat Ramírez)


Cuando en 1958, en la ciudad de Chimbote, un puñado de invasores visionarios fundó el barrio Prolongación San Isidro, con buen tino reservaron la mejor ubicación para su local comunal. El lote se situaba en la cuadra catorce de la avenida Aviación, haciendo esquina con el jirón Huáscar.


Hasta 1960 este lugar fue el teatro de operaciones de los fundadores que organizaron el barrio. En 1961 el local se convirtió en la Escuela Fiscal de Varones Nº 3151 y por una década completa fue el palomar de los estudiantes que año a año, como en la letra de la vieja canción de Virgilio Dávila, cual bandada de palomas, regresábamos anhelantes de saber.


Sin embargo, tal parece que desde siempre estuvo escrito que aquel lugar debió ser local comunal, pues en 1971 la escuelita se fusionó con otro centro educativo para formar la Escuela Nº 89007 y se mudó a la urbanización 21 de Abril Zona “B” de Chimbote, permitiendo que el barrio volviera a contar con su antiguo local comunal.

La escuelita fue una construcción de esteras, con el paso de los años el salón grande de la parte frontal mejoró con paredes de ladrillo y techo de eternit, pero el resto siguió igual. Y cuando el terremoto de 1970 destruyó lo poco que pudo devastar, los padres de familia volvieron con sus palos y sus esteras y lo levantaron una vez más.

1959: Grupo de fundadores del Barrio San Isidro posan frente a su 
primer Local Comunal (En 1961 se convirtió en la Escuela Nº 3151)
Fue conocida también como “La Escuelita del Señor González”, por su familiaridad con el fundador y director del plantel, don Felipe González Olivera. Un venerable educador que consagró su vida al magisterio y que perteneció a esa noble generación de maestros nacida en los albores del siglo veinte para alumbrarnos con saber, humildad, elegancia y buenas maneras.

El Señor González nació el primero de mayo de 1917 en Yungay, Ancash. Estudió primaria y secundaria en su tierra natal y educación en la Universidad Nacional de Trujillo. Trabajaba como profesor en la sierra ancashina cuando conoció a su esposa, doña Luz Adela Martell Canchis. En 1954, la pareja y sus tres hijos: Mery, Felipe y Magda se trasladaron de Yungay a Chimbote, y se instalaron en una casa de la sexta cuadra del jirón Espinar.

En 1956 adquirieron una propiedad en la intersección de las avenidas Pardo y Aviación. Entonces él trabajaba en el distrito de Moro. Luego, en 1957 fue trasladado a la Escuela 329 de Chimbote. En 1961 fundó la Escuelita 3151 de mi barrio. Y a fines de la década del sesenta la familia se mudó a su hogar definitivo en el pueblo joven San Francisco de Asís.

1967: Aula de Transición (Primer Grado) 
Nací en 1960 y mis primeros recuerdos del señor González retroceden en el tiempo a cuando yo debo haber tenido unos cinco años de edad. Mi casa quedaba en la cuadra trece de la avenida Aviación y mi padre tenía una tienda de abarrotes. Temprano por las mañanas don Felipe González Olivera caminaba a lo largo de la avenida con dirección a la escuelita. Vestía siempre lo mismo: terno oscuro, camisa blanca y corbata de color. Al pasar frente a mi casa se detenía en nuestra tienda y pedía una botella de cerveza negra marca “Sansón”. Tomaba un vaso, y luego decía: “Me guardan el resto para mi regreso”.

En casa fuimos cuatro hermanos hombres y cuatro mujeres. Todos los varones estudiamos en la Escuelita del Señor González. Roger, mi hermano mayor, empezó la primaria en 1961. A partir de ese año, e inmediatos siguientes, estudiaron ahí muchachos de la época como Guillermo Asmat Banini, Arturo “Gato” Tarazona Villanueva, Enrique Dongo Quiñones, Edwin Campos Espinoza, Andrés Mamerto López, Elías “Cotorra” Peláez Hervias, Teófilo Víctor “Tofi” Alva Castro, Walter “Gringo” Ynguill Collado, “Canuto” Chávez, Ángel Covián Romero, Walter Quiróz Villanueva, “El Burro” Méndez, José Isidro “Piero” Quiróz Contreras, Rosario “Chayo” Milla, Santos González, Ángel González Rojas, José Asmat Rodríguez, José Torres, Genaro Damaso Ramírez, Manuel Montenegro Medina, Jorge “Carbonero” Bautista, Nelson Florencio "Panahuero" Chávez Ortega, Raúl Espinoza Lara, y Alfonso Chacón Yupanqui. Aquí estudiaron sólo hasta el cuarto grado, pues la escuela no tenía quinto ni sexto grado. Mi hermano terminó la primaria en la Escuela Minerva de don Arsenio Vásquez Romero.

1967: Aula de Primer Año (Segundo Grado)
La plana docente de aquellos tiempos estaba formada por Felipe González Olivera, María Céfora Chávez, Gonzalo “Chalo” Gutiérrez Torres, y Walter Razza. En 1966 mi hermano Fernando empezó la primaria y cuatro años más tarde terminó el quinto grado en un aula de reciente creación, pero el sexto grado lo estudió en el centro educativo Elías Aguirre Romero de la urbanización 21 de Abril Zona “A”.

En lo que a mí se refiere, inicié la primaria en 1967 y terminé el quinto grado en 1971, justamente el último año de existencia de la escuelita, y también año en que mi hermano menor Alberto empezó sus estudios. Yo estudié el sexto grado en la Escuela Nº 89007 y Alberto continuó en este mismo centro educativo.

La última plana docente que en 1971 enseñó en la escuelita de mi barrio, estuvo integrada por Felipe González Olivera, Rómulo Baltazar Salazar Silva, Eva Carbajal Mantilla de García, Segundo Fermín Orbegozo Luján, Imelda Castañeda de Carranza, Elcira Giraldo Guzmán, y Alicia Asunción Rodríguez de Alegre.

Mil novecientos setenta y uno fue también el año en que el señor González se jubiló por razones de salud. Fue a mediados del año escolar. Aún conservo en mi mente la imagen de aquel día cuando el plantel en pleno se reunió para darle la despedida. Él vestía terno oscuro, camisa blanca y corbata roja, y pronunció un discurso pausado y cargado de emoción. A su lado, su esposa vestía blusa blanca y de rato en rato lo animaba a sorber un trago de agua. Los niños de 1971 entonamos las canciones del programa con fervor, como entendiendo el significado del momento. La emoción creció aún más cuando cantamos “San Isidro Labrador”, aquel tema compuesto por el mismo señor González en homenaje al barrio. 

2013: Vista actual del Local Comunal del Barrio San 
Isidro (Esquina de la Av. Aviación con el Jr. Huáscar)
Luego del verano de 1972 fuimos al nuevo centro educativo, y un  día de abril los profesores nos organizaron para ir de vuelta a la escuelita y trasladar el mobiliario y material recuperable. Cargábamos por la calle las carpetas e incluso los eternits del techo, cuando apareció un grupo de moradores liderados por la vecina Carmela Cabrera de Rodríguez. Ella increpó a los profesores que para conseguir lo que el barrio tenía había costado lucha y esfuerzo, y acto seguido los corrió a latigazos. A mí alcanzó a decirme: “Estás ayudando a destruir lo que a tu padre, construirlo, hasta cárcel le costó”.

Don Felipe González Olivera falleció el 26 de enero de 1980. En las páginas de Chimbote casi no hay rastros de su existencia. Lo mismo podemos decir de mi escuela. Polvo y olvido cubren parte de nuestra historia, especialmente la de los barrios marginales que fue protagonizada por gente humilde y decente. Este relato busca recordar a este gran educador, a una escuela, y a los niños descalzos que en aquel lugar aprendieron las primeras letras y las primeras lecciones de civismo.

Nunca olvida la paloma... su querido palomar, dice la letra final de la vieja canción de Virgilio Dávila. Y tiene razón.

New Hampshire, USA
Septiembre, 2013

P.D.: En relación a esta misma escuela, el autor tiene publicado el siguiente relato: 1971: LA ESCUELITA Y EL PARTIDO DE DESEMPATE

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